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La derecha tóxica

Greenpeace

Montero Glez

La derecha más catetorra y tóxica acaba de llegar al Ayuntamiento de Madrid y se ha hecho notar de seguido. La primera medida que ha tomado -con carácter urgente- ha sido la de tumbar el proyecto que hacía del centro de Madrid un lugar más respirable.

Con ello, ha dejado claro su declaración de principios. Las bajas emisiones de contaminación conseguidas desde el mes de noviembre se han vuelto a disparar. Ante esto, el pueblo de Madrid ha salido a la calle a exigir que se respete el acuerdo con el medio ambiente. Pero el nuevo alcalde, un tal Almeida, pone cara de que se la trae floja y no hace caso. Por este detalle físico, las gentes de Madrid han bautizado al nuevo alcalde con un sobrenombre en el que se relaciona el miembro viril con su cara. Sí.

Hasta aquí nada nuevo bajo el sol velazqueño que en estos días alumbra Madrid. Con todo, hay una cuestión que flota en el ambiente y cuya respuesta viene a revelar que necesitamos el yugo de la autoridad para hacer las cosas bien, o para dejar de hacerlas mal. La cuestión es la siguiente: ¿No podemos seguir cumpliendo con el medio ambiente evitando el catetismo de llegar en coche hasta el centro a comprar tabaco? ¿Necesitamos autoridad para favorecer al peatón, a la ciclista o a nuestros pulmones?

Parece ser que sí, que necesitamos la constante presencia de la autoridad y, por ello, nos mostramos como borregos castrados o bueyes subyugados, pidiendo que nuestros gobernantes vuelvan a tomar medidas contra la contaminación. De hecho, mientras escribo esta pieza, llega la noticia de que un juzgado ha conseguido paralizar la entrada en vigor de la suspensión de Madrid Central, ya sabemos, acordada por el alcalde que las gentes han bautizado con un sobrenombre tan grosero como significativo.

Pero a lo que voy, que la falta de conciencia crítica trae estas cosas que hacen salir en masa a las gentes de Madrid para manifestarse contra un alcalde de la derecha catetorra, cuando la solución se encuentra más cerca. Sólo con evitar coger el coche para ir al centro, el asunto se remediaría. Así de sencillo.

En todo caso, si algún conductor se comporta en plan Almeida y pone cara de eso, me refiero a que pone cara de que se la trae floja, que las gentes del centro de Madrid se tomen la libertad de apedrear al osado vehículo. Defender el medio ambiente es acto legítimo. Pero no haría falta llegar a tanto. Pienso que, con un poquito, aunque sólo fuera con un poquito de conciencia crítica, se podría seguir respetando una de las contadas cosas que hizo bien Manuela Carmena, la de conseguir que el centro de Madrid sea un lugar más respirable.

Para terminar, ahí va una cita que viene al pelo. Es de Charles Malato, anarquista y hombre de acción: “La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes”.

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