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A más crisis, menos pobreza (relativa)

José Saturnino Martínez García

La crisis se endurece, con más paro y más destrucción del PIB, pero la pobreza relativa desciende, aunque sea poco (del 21,8 al 21,1% entre 2011 y 2012, últimos datos disponibles) ¿Cómo es posible? Podríamos decir que realmente está estancada, pues unas pocas décimas no son significativas en términos estadísticos; entonces la pregunta sería ¿por qué no aumenta? Pues por ser pobreza relativa: al definirse para el conjunto de la población, si todo el país se empobrece, el porcentaje de pobres puede permanecer más o menos constante.

Para explicar este fenómeno debemos tener en cuenta que estar en riesgo de pobreza, según las fuentes oficiales de Eurostat, se define como disponer de menos del 60 por ciento del ingreso mediano equivalente (es decir, teniendo en cuenta, por ejemplo, que hay familias con dos miembros y otras con cinco). Es una definición muy economicista, y por ello se han desarrollado otros índices, cuyo comentario dejaré para mejor ocasión. Después de todo, la mayor parte de las referencias a la pobreza en los países desarrollados que veo en medios de comunicación, éste es el índice que manejan, u otro muy parecido [en los países del tercer mundo se define de forma distinta, como no disponer de 1,25$ de gasto diario por persona, ajustada esa cantidad por el poder de compra del dólar en cada país, por lo que es absurdo comparar tasas de pobreza de unos y otros países].

El índice de pobreza relativa es poco informativo, por lo que es necesario ilustrarlo con más información para entender de qué estamos hablando cuando hablamos de pobres. Para ello en la Tabla 1 se muestra la línea de pobreza, para un hogar de una persona y para otro con dos adultos y dos menores de 14 años.

Podemos ver cómo, mientras la economía crecía, crecía este umbral, y cuando empieza la crisis disminuye. Para simplificar la exposición, fíjese en lo que ha pasado en un hogar compuesto por dos adultos y dos menores, en euros constantes, para tener controlado el hecho de que no se podía comprar lo mismo con un euro hace unos años y ahora. En 2009 la frontera de pobreza para este tipo de hogar estaba en 17.009€, mientras que en 2012 pasó a 14.657€. Como vemos, con la crisis no varía mucho el porcentaje de pobres, pero los pobres post-crisis son mucho más pobres que los pobres pre-crisis.

Es lo que tiene emplear un índice relativo, que se mueve constantemente. La pobreza relativa es útil para saber si el desarrollo económico de un país está dejando a mucha gente atrás, por lo que cabe entenderla como una medida de desigualdad. Pero no es útil para tener una idea cabal de cómo varían las condiciones de vida de los más pobres. Cuando la economía crecía podía pensarse que lo importante era la distancia de los que menos tenían con respecto a la media, pero ahora que la media se “encoje”, vemos que no nos informa de cómo están variando las condiciones materiales de vida de las familias que están peor.

Durante la época de crecimiento muchos fueron quienes dieron por bueno este indicador, entre otras cosas porque servía para señalar que el crecimiento no lograba reducir la desigualdad económica. Pero como vemos, es un indicador que no describe bien el drama que están viviendo muchos hogares españoles. Por ello se está empezando a emplear la pobreza “anclada”, es decir, se fija la frontera de la pobreza en un año dado, y se estudia el porcentaje de familias que no pasan dicho umbral.

En la Tabla 2, elaborada por investigadores del IVIE, se observa el rápido descenso de la pobreza anclada entre 2006 y 2008 (del 21,9 al 16,0%). Y luego tanto su rápido crecimiento como el aumento de las disparidades entre autonomías. Aun así, en 2011 (20,3%) no se alcanzó en el nivel de pobreza de 2006.

En el reciente congreso de la Federación Española de Sociología, celebrado a mediados de julio en Madrid, otros investigadores, Julio Carabaña y Olga Salido, señalaron también que la pobreza severa anclada disminuyó en España lentamente desde comienzos de los 90 hasta el inicio de la crisis (del 4 al 2%), para volver a los niveles de entonces.

Resumiendo, en las últimas décadas las instituciones políticas, y con ellas muchos agentes sociales, han optado por un indicador que confunde pobreza y desigualdad social. Debido al desarrollo de la crisis, este indicador está mostrando su debilidad para describir la reciente evolución de la sociedad española. Que casi no varíe la pobreza relativa oculta el hecho de que las condiciones materiales de los más pobres se están deteriorando a un ritmo alarmante.

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