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Juan Antonio Vigar: “No hay competencia con el Festival de Huelva”

Juan Antonio Vigar, en su despacho | N.C.

Néstor Cenizo

El jueves por la tarde los operarios dan los últimos retoques: cuelgan carteles, sacan brillo a los grifos de cerveza y tienden la alfombra roja frente al Teatro Cervantes, porque el Festival de Cine de Málaga se descubre este fin de semana. En los pasillos del teatro se puede oír cómo se cuadra una última llegada y se hacen consultas al vuelo en el ascensor.  Es cine, y el día anterior al estreno hay nervios, pero dice Juan Antonio Vigar que las piezas del puzle acaban encajando. “Igual de vertiginoso, aunque más callado, es el proceso anterior a salir al público”, comenta Vigar, director del festival desde 2012, que aparenta más tranquilidad de lo que se percibe de puertas afuera.

Dice el director que el festival empieza el día después de terminar la edición previa. Durante un año, ha visto 287 largometrajes, 573 cortos, 505 documentales y 220 películas para la sección “Afirmando los derechos de la mujer”, que resultan en esto: nueve días de cine con 23 títulos en la sección oficial (seis de ellos fuera de concurso), Zonazine, Sección de Documentales, actividades paralelas, congresos, un Gastroweekend y encuentros para el sector. También la alfombra roja y los grifos de cerveza a la puerta del Cervantes forman parte del festival, que este año presenta una novedad radical: ya no es el Festival de cine español; es el festival de cine “en español”.

Esa novedad sugiere un cambio de concepto, ¿en qué momento está el festival?

Los años no pasan en balde. Nacimos en 1998 con la voluntad de ayudar a la promoción y difusión del cine español, y durante 19 años nos hemos dedicado a eso, con rigor y seriedad, y eso nos ha granjeado el respeto del cine español. ¿Qué pasa? Nos hemos encontrado con muchas películas en coproducción porque es el medio más razonable en tiempos de dificultades económicas para sacar adelante proyectos. Si a eso le unimos que la idea de lo español está cambiando a lo transnacional, que se conecta a través del idioma generando un espacio de confluencia cultural extraordinario… Todo esto nos hizo pensar que debíamos seguir apoyando al cine español desde una personalidad y singularidad más enriquecida. Ramón Colón decía hace un par de días que si queremos competir con EEUU tenemos que unirnos todas las cinematografías iberoamericanas para que el mercado crezca. Si todas las instituciones han llegado a esas conclusiones no podemos permanecer ajenos a esa realidad.

¿Esto genera competencia con el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva?

No. Y lo digo tajantemente porque lo opino yo y el director del festival de Huelva. Es un proceso que llevamos planteando con las instituciones desde hace tres años. Después de dialogarlo hemos concluido que era necesario. Con uno de los que primero hablé fue con el director del festival de Huelva y coincide conmigo en que Málaga tiene objetivamente unas fechas que no son buenas porque son meses malos para los estrenos comerciales, pero eso nos hace complementarios con los demás los festivales. Hablamos de 23 países produciendo cine, generando producto audiovisual que necesita escaparates distintos. Desde ese concepto de complementariedad estamos trabajando Málaga y Huelva y nuestro objetivo es ir a más, desarrollar proyectos conjuntos que unan esta idea de cine iberoamericano o cine en español. Lejos de lo que se pueda pensar, la realidad actual no es de competencia, sino de colaboración. Y hay una estupenda relación personal y profesional.

Por la presencia de sus producciones, de sus actores y por su patrocinio, se tiene al festival de Málaga como el festival de Atresmedia. ¿Cómo lleva la etiqueta?

Atresmedia apostó por el festival cuando estaba naciendo, llevan 18 años, fueron los primeros que tuvieron la visión de que era un proyecto con futuro y apostaron decididamente. Y que lo hayan mantenido 18 años me parece admirable. Nos aporta además de películas, comunicación, promoción, eventos… Dicho lo cual, si uno analiza la programación, confluyen todas las televisiones. Este año Atresmedia tiene cuatro películas, otros ha estado con dos. El hecho de que participe en el festival no está condicionando la programación.

¿El peso relativo de las películas producidas por Atresmedia es similar a su peso relativo en la industria?

Diría que incluso menos. Proporcionalmente Atresmedia está produciendo muchísimo cine, creo que el año pasado estaba en torno a 14 o 15 películas. Las televisiones son fundamentales para la producción de cine de España y que proyectos ambiciosos se puedan llevar adelante.

El rol de las televisiones ha crecido por ley. ¿Hay un riesgo de que con su poderío económico  acaben condicionando la industria?

Yo tengo la percepción de que los productores agradecen mucho la presencia de las televisiones. Estamos viviendo un momento en el que la democratización de lo audiovisual ha abaratado los costos de producción, hay métodos más vocacionales que permiten que cualquier proyecto se pueda hacer. Pero en casi todos los productores hay el deseo contar el proyecto a las televisiones y que se pueda emplear más recursos es beneficioso para el resultado final.

A veces se achaca al festival una supuesta dificultad para captar obras de directores consagrados. Por ejemplo, ¿por qué nunca ha venido Pedro Almodóvar?

Bueno, menos Amenábar y Almodóvar han estado todos. Almodóvar tiene unas estrategias de promoción absolutamente personales, no necesita de festivales, puede ir a Cannes y poco más y yo lo entiendo y no tengo nada que decir. Hay otras maneras de que pueda visitar el festival.

¿Qué papel ha tenido el festival en la consolidación de la marca cultural de Málaga?

Tiene un peso específico importante. Hace 20 años no era la Málaga de ahora. La reactivación cultural se produce a partir de la aparición de determinados hitos: Museo Picasso, o sin compararnos, el Festival. A final de los 90 empieza a surgir la necesidad de reformularse culturalmente con nuevas infraestructuras y eventos. El Festival ha colaborado mucho a que la marca de Málaga en el apartado de cine vaya ganando un posicionamiento.

También está colaborando al desarrollo socioeconómico. En el año 2014 hicimos un estudio, que encargamos a Analistas Económicos de Andalucía, que demostró a través de un proceso minucioso de encuestas que, sumando impacto directo, inducido y estudio de medios, por cada euro que el ayuntamiento invertía el festival devolvía 21,4. Una rentabilidad altísima que ha crecido desde entonces. Eso colabora a que se desarrolle el concepto de que la cultura es rentable y en crear las bases del turismo cultural. Creo que el festival ha colaborado mucho al posicionamiento de Málaga como ciudad de alto valor cultural.

¿Está satisfecho con la relación de la ciudad con el festival?

Sí, viajo a muchos festivales y puedo presumir de poco, pero sí de que este es el festival que tiene una integración más evidente con el entorno. Luchamos para que sea así. Tenemos una parte con un determinado tipo de público que se concita para dar su aplauso en la alfombra roja: es un elemento que algunos le parece menos riguroso pero para mí es muy importante porque atrae el patrocinio y el capital privado para seguir creciendo sin depender de las aportaciones públicas. Pero el cine está hecho para ser visto en la sala y los malagueños entran masivamente a ver cine en las salas y esa es la base para fidelizarlos al cine en español. Creo que la simbiosis es plena.

En los últimos años ha crecido el interés por los documentales, una apuesta del festival. ¿Hay un boom del documental?

Yo creo que pasa por un muy buen momento. No sé si boom, porque las secciones documentales suelen quedarse en una triste zona de sombra. Nosotros apostamos decididamente por el documental desde el primer año y siempre la hemos considerado una sección estratégica. Este año hacemos un congreso en el que se analizará la relación entre el documental español y el latinoamericano. La valoración que se hace desde fuera es que es programación muy seria, comprometida, diversa y rica en temáticas, posicionamientos y compromisos.

Usted, que ya ha visto lo que ahora se va a mostrar, ¿puede recomendar algo?

Puedo, pero como director no debo. Vamos a tener películas que han pasado por el Festival de Berlín: Verano 1993 se ha traído un premio a mejor ópera prima, Pieles ha pasado con gran éxito una película muy sorprendente, valiosa y transgresora, El Bar ha cosechado un enorme éxito también en Berlín. Hay películas latinoamericanas muy importantes que ponen en valor conflictos difíciles, como La mujer del animal, o la situación dramática de convivir con un familiar con demencia senil, como La memoria de mi padre, o thrillers muy bien desarrollados como Nieve Negra o La liebre y la doncella o Plan de fuga. Te puedo hablar de todas, porque todas son películas muy singulares.

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