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Almería busca ‘vías’ para subirse al tren

Lema de la concentración

Iñigo Mas

Almería —

Varias décadas de indignación y silencio por la indiferencia de las diferentes administraciones hacia las inversiones ferroviarias en la provincia de Almería están logrando la consolidación de un único grito que al lema de ‘Sube al tren’ va canalizando la frustración de esta parte del sureste español por la falta de inversión en líneas férreas.

Se puede volver la vista atrás y comprobar que el mismo constructor de la Torre Eiffel en París fue quien levantó a finales del siglo XIX un majestuoso puente para el paso de los trenes en una pequeña localidad del interior almeriense llamada Santa Fe de Mondújar, puente que aún hoy se mantiene en pie. El puente de Eiffel fue construido en 1893, junto con la línea del ferrocarril Almería–Linares, para poner en conexión Almería con el resto de España. Diseñado en los estudios del famoso ingeniero, se utilizaron los últimos avances del hierro forjado, junto con materiales como la piedra de cantería, reflejadas en sus diez pilastras. Tiene una altura de 35 metros y una longitud de 400 aproximadamente. En 1998 tuvo lugar su última reforma, adaptándolo al paso de vehículos de todo tonelaje, ensanchando la vía, retirando las barandas de hierro y colocando bloques de pretil de hormigón.

Sin embargo, en la primera década del siglo XXI Almería tiene que convocar manifestaciones para que los diferentes gobiernos no sigan recortando en materia ferroviaria. Medio millar de personas según la Policía Local y casi un millar según los convocantes, de todas las siglas políticas, se concentraban ante la vieja estación de Renfe, la misma que se construía hacia 1893 para facilitar el transporte de mineral de hierro llegado desde las minas granadinas y hoy se encuentra en situación de abandono, exigiéndose su protección y que sea declarada como Bien de Interés Cultural.

Durante este largo centenar de años, Almería ha sufrido el duro proceso de ver cómo se sellaban literalmente los túneles ya construidos en la obra para su conexión con el AVE procedente de Murcia, paralizada durante mil días. O se ha suprimido el ‘romántico’ expreso nocturno García Lorca con Barcelona, que duraba doce horas de viaje, o servicios ferroviarios con Madrid. Con la llegada de la crisis económica el presidente de la Diputación Provincial y del Partido Popular, Gabriel Amat, reconocía que el Gobierno había tenido que elegir entre acabar el último tramo de las obras de la autovía con Málaga para definitivamente unir por carretera la costa almeriense con el levante español y el resto de Andalucía, abandonando momentáneamente la inversión ferroviaria en espera de mejores tiempos. A día de hoy PSOE y PP se acusan mutuamente exigiéndose inversiones inmediatas para el AVE. Pero la sociedad almeriense no olvida que un ministro de Aznar llamado Rodrigo Rato prometió en la Diputación Provincial que para 2005 el tren Euromed llegaría a Almería. Un modelo del que no se tienen noticias.

Muchas opciones, ninguna decisión

La discusión en los últimos años se centraba en el soterramiento de las vías, si el ferrocarril tendría que llegar hasta el puerto, enlazando un viejo proyecto llamado Puerto-Ciudad, para que la vida del puerto y la capital estuvieran más estrechamente ligados; si el ‘corredor mediterráneo’ excluía o no a Almería; si los trenes debían tener capacidad para exportación hortofrutícola, si habrá una vía o dos, o si con un intercambiador (que permite que las vías actuales se adapten a la normativa europea) era suficiente. Hasta el alcalde de Almería defendía que la creación de autobuses-lanzadera hasta Granada podía paliar momentáneamente el déficit.

En la concentración se vieron pancartas pidiendo a los políticos que viajen en tren, se denunció que Almería es una provincia olvidada para los gobiernos de España y se leyó un comunicado conjunto en el que se ponía de manifiesto que el Producto Interior Bruto PIB de Almería crecería casi un siete por ciento si la inversión ferroviaria fuera digna. En su última visita, el delegado del gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, aseguraba que la ministra de Fomento Ana Pastor estaba muy comprometida con la inversión ferroviaria en Almería, algo que realmente quieren creer y ver quienes asistieron a la cita reivindicativa, que solicitó, de momento, la declaración de BIC de la estación de la capital, el Talgo Almeria-Barcelona, la mejora de los horarios con Madrid y el aumento de la velocidad entre Almería y Guadix. Hasta asociaciones pro ferrocarril de Granada asistieron a la reivindicativa cita almeriense 'Buscando Vías de Solución'.

Era difícil unir aquí a cientos de personas, de todas las siglas políticas, bajo una demanda común, pero el hastío almeriense ha logrado la creación de una Mesa del Ferrocarril que engloba a unos cuarenta colectivos, de una plataforma Contra el Abandono de las Líneas Ferroviaras de Almería 'Califal' con miles de seguidores en las redes sociales y de diversas asociaciones en pro del mismo objetivo. Un manifiesto rubricado por los principales nombres representativos de los sectores más importantes de la sociedad avala el movimiento. El tejido social está de acuerdo en la denuncia del abandono gubernamental durante años en las inversiones ferroviarias, pero en la concentración faltaron muchos empresarios, aunque las patronales Asempal y Cámara de Comercio apoyaban el manifiesto y daban libertad a sus asociados para apoyar la reivindicación. Instituciones hubo pocas. El delegado provincial de Fomento de la Junta, la autoridad portuaria, el alcalde de la capital y su equipo de gobierno junto a la oposición al completo, concejales, diputados provinciales, a título personal.

“En fin, CALIFAL pasó el Rubicón. Sólo nos podemos sentir orgullosos por la imaginación, frescura y nulo sectarismo de haber dicho que el tren es de todos. CALIFAL le dio la extensión y profundidad necesaria para que la reivindicación sea atendible socialmente. El resto dependerá de nuestra persistencia”, se expresaban los convocantes pensando si la última concentración era realmente un 'selfie' de la sociedad almeriense.

Ahora la pregunta es quién le pone el cascabel al gato de las inversiones ferroviarias tras las próximas elecciones generales. Sea cual sea el resultado y la composición del parlamento los representantes almerienses no tendrán excusa tras escuchar la voz de la calle para trasladar las reivindicaciones de sus votantes. Se espera el apoyo de las diversas instituciones claramente para que esta provincia empiece a mejorar de su endémico y secular 'complejo de esquina' que tanto le ha atenazado pese a ser la potencia agrícola internacional que año tras año sanea la balanza comercial andaluza gracias a la venta de productos hortofrutícolas fruto de su denostado 'mar de plástico'. La prueba de fuego sobre la unión provincial en torno a la demanda ferroviaria estará en la próxima manifestación a celebrar el 27 de noviembre por las calles de la capital.

 

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