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Sara, la espera y la justicia: una denuncia a su ex marido por violencia psicológica y otras 22 por retener a sus hijos

Sara, de espaldas, es consolada por integrantes de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres.

Carmen Reina

A comienzos del verano, Sara, una joven de Posadas (Córdoba), se separó de su marido después de denunciarlo por violencia psicológica. Recién separados pero aún sin un régimen de visitas establecido sobre los tres hijos de la pareja, el padre de los niños se los llevó para pasar un día con ellos y estuvo entonces 15 días sin dejar que la madre los viera ni hablara con ellos. Sara lo denunció en el juzgado hasta cinco veces, pero no fue hasta que lo hizo público cuando la justicia actuó y un juez dio la custodia provisional de los niños a la madre y estableció un acuerdo cautelar de visitas del padre a sus hijos. Desde entonces y hasta ahora, el hombre viene incumpliendo sistemáticamente ese acuerdo, reteniendo a los niños cada vez que los tiene con él, y por ello ha sido denunciado por Sara hasta en 22 ocasiones más.

Desde entonces, Sara no para de revivir lo que un día, hace años al poco de casarse y aún sin hijos, su exmarido le escribió en un documento que tituló “contrato de permanencia”. En él daba las directrices de convivencia a la que se tenía que atener la joven y él se autodenominaba “macho alfa”. Decía entonces que, si se separaban y tenían niños, estos “se quedarían con el macho alfa” y que si Sara le denunciaba “no pasaría nada”. Y nada está pasando, efectivamente.

Esa es la desesperación de esta chica, que cada día que a sus hijos de 3, 2 y 1 años les toca ir con su padre, no sabe cuándo los volverá a ver. Él se los lleva y, en vez de devolverlos con su madre al final de la jornada como estableció el juez, se los queda por la noche y los días siguientes, e incluso los lleva a los colegios privados en los que los ha escolarizado, distintos de los centros públicos en los que los niños tienen plaza de acuerdo al domicilio de la madre. Sobre ello, Sara también ha interpuesto una denuncia en la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, ante la que aún tampoco ha recibido respuesta. 

“Utiliza a mis hijos para hacerme daño”

Jamás he impedido que vea a sus hijos, aun sabiendo que los utiliza para hacerme daño y que cada vez que se los lleva no los va a devolver”, denuncia desesperada Sara sobre la “tortura” que dice estar viviendo en estos meses. El último episodio ha sido esta semana: al hombre le correspondía pasar el pasado jueves con sus hijos y, desde entonces y hasta este lunes, ni los ha devuelto ni ha dejado que la madre hable con ellos.

Las 22 denuncias, a las que ha tenido acceso este medio, se han interpuesto cada vez que el hombre se ha quedado con los niños cuando los martes, jueves y fines de semana alternos no los ha devuelto con su madre como establecía el acuerdo dictado por el juez: 20 han sido por incumplimiento del régimen de visitas y otras dos por impedirle el acceso a la vivienda familiar para recoger sus pertenencias y las de sus hijos.

Denunciar, es el arma que le queda a Sara mientras se resuelve, por un lado, el juicio que establezca la custodia y el régimen de visitas definitivos, y por otro lado, el juicio por su denuncia de violencia psicológica. Pero denunciar, de momento, no le ha valido de nada ni a ella ni a sus hijos.

“Todas las instituciones, policía, cargos públicos dicen que hay que denunciar cuando hay un caso de violencia. Una vez que te armas de valor y das el primer paso de denunciarlo, ¿quién da el segundo paso? Ningún juzgado se hace cargo de la situación de indefensión de mis hijos”, reclama Sara.

Desesperada, ella y su familia, cuentan con la ayuda de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres que, desde que conoció el caso, está a su lado y ha pedido públicamente a instituciones y Justicia una solución para el caso de Sara. “Este hombre incumple el acuerdo de un juez y aquí no pasa nada”, critican desde la plataforma, que en reiteradas ocasiones ha expresado el apoyo del colectivo a la joven y ha pedido que las administraciones velen por el bien de los menores.

Sara denuncia cómo su exmarido incumple también la orden del juez de no mantener comunicación directa con ella al haberlo denunciado por violencia psicológica pero, sin embargo, recibe “llamadas de madrugada, whatsapp a mí y mi familia, mensajes…cuando tiene prohibido hacerlo”.

En su grito desesperado a la Justicia y a las administraciones, Sara solo quiere que su exmarido “deje de utilizar a mis hijos, que deje de castigarme” y que, sobre todo, “se atienda el interés de tres niños, de tres menores” por parte de la justicia.

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