Sevilla retoma ocho años después la retirada de calles franquistas

Imagen de archivo del exministro franquista Utrera Molina, que hace poco advertía en ABC del riesgo de una nueva guerra civil en España ante lo que denominaba "un nuevo frente popular"

Javier Ramajo

Casi ocho años han pasado desde que el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla acordara declarar 46 calles de la ciudad afectadas por la Ley de Memoria Histórica, aprobándose que 40 debían cambiar de nombre y otras seis modificar su nominación. En aquel mandato, con la coalición PSOE-IU, se tramitaron una serie de expedientes pero se quedó sin completar aquel listado. El Consistorio ha retomado recientemente los trabajos y, este mismo jueves, la junta del Distrito San Pablo-Santa Justa ha aprobado dos cambios de calles. El objetivo municipal es culminar los cambios en aquellos casos cuya tramitación no había concluido.

Según lo aprobado este jueves en esta junta municipal, la Avenida Utrera Molina pasará a denominarse Avenida Padre José María Javierre, director del diario El Correo de Andalucía durante los últimos años de la dictadura franquista, fallecido en 2009. La calle Tomás Murube pasará a denominarse Manuel Ramón Alarcón, magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, fallecido el 26 de mayo de 2015. El exministro franquista José Utrera Molina, que en menos de un mes cumplirá 90 años, advertía hace unas semanas en ABC del riesgo de una nueva guerra civil ante lo que denominaba “un nuevo frente popular”, en referencia a los partidos de izquierda. El también suegro de Alberto Ruiz-Gallardón, fue reclamado por la Justicia argentina por su papel en el franquismo

“Utrera Molina, aunque según parece quería mucho a Sevilla, tenía por docenas a los sevillanos en la Gavidia y en la Prisión Sevilla 1. Fue Gobernador Civil de Sevilla y Secretario General del Movimiento. En su época se produjo, de manera extensiva y amplia, la tortura en la Ciudad, de lo que da fe personalmente el Portavoz en uso de la palabra”, recordó el portavoz de IU Antonio Rodrigo Torrijos en el pleno del 18 de julio de 2008, cuando se aprobó por unanimidad cambiar el nombre de 46 calles, entre ellas la de Utrera Molina.

Durante 2009, un total de 19 de estas calles cambiaron definitivamente de nombre, según se hizo constar en el Boletín Oficial de la Provincia de 14 de mayo de 2009. Las fuentes municipales consutadas por eldiario.es Andalucía señalan que “progresivamente” serán cinco o seis calles, cuyo cambio estaba pendiente desde aquel pleno del verano de 2008, las que modificarán su denominación, sin poder precisar si resta alguna más de aquel listado. Los cuatro años de gobierno local del PP pasaron sin que se terminase de ejecutar aquel acuerdo plenario, pese a que fue aprobado por unanimidad de todos los grupos. “Lo que le mueve al Grupo Popular en su posicionamiento político en este punto es el dar cumplimiento a la Ley”, dijo en 2008 el portavoz popular, si bien cuando gobernaron entre 2011 y 2015 no culminaron este proceso.

El Pleno del Ayuntamiento de Sevilla, previamente, había aprobado el 18 de abril de 2008 el impulso de la Ley de Memoria Histórica. En prinicipio se quisieron acometer cambios en 64 calles del nomenclátor hispalense con referencias a la etapa franquista. La normativa estatal, que también ha retomado en los últimos tiempos el Ayuntamiento de Madrid, no sin polémica, dice en su segundo punto “ahondar en la aplicación del articulado recogido en la Ley 52/2007 de 26 de diciembre en especial a lo relativo a la retirada en todo nuestro termino municipal de cualquier tipo de monumento que ensalce el régimen franquista o a sus figuras representativas, o que incluya símbolos de la pasada dictadura”.

Los cambios en los nombres en las calles de Sevilla, además del controvertido de Pilar Bardem, luego renombrada como avenida Nuestra Señora de las Mercedes a comienzos de 2012 bajo el mandato de Juan Ignacio Zoido, también tiene otras peculiaridades, como aquella en la que un juez ordenó en 2011 devolver a una calle el nombre de José María Osborne porque tal denominación no “evoca, recuerda o enaltece la sublevación, la Guerra Civil o la represión franquista” y, según la sentencia, los sevillanos asocian este apellido a “bodegas, vinos o toros”.

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