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Ciencia y arte para reconstruir el dinosaurio más grande de Europa

Escultura a tamaño real del "gigante europeo" que puede verse en la sede de Dinópolis en Teruel. Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel Dinópolis

Elisa Alegre Saura

Los dinosaurios existen en Teruel. Aparecen bajo las piedras, camuflados en ellas para el ojo inexperto y dejando hallazgos extraordinarios: hasta diez nuevas especies a nivel mundial se han descrito en la provincia. Gracias al estudio de los paleontólogos, y las manos de los artistas que se van curtiendo en cada trabajo, se convierten en esqueletos e incluso en cuerpos que ver y tocar. El último de ellos es una espectacular reconstrucción a tamaño natural del 'Turiasaurus riodevensis', “el gigante europeo” hallado en Riodeva (Teruel) en 2003.

En el parque de Dinópolis Teruel se puede pasear bajo sus patas, aunque para mirarle cara a cara habría que subir a una grúa a 30 metros de altura. En el parque se le ve con cara, ojos y piel; en Japón, estos mismos días, se espera que vean su esqueleto medio millón de personas. Hasta allí ha viajado una réplica construida por un equipo de la Fundación Dinópolis, y que es el máximo atractivo de la muestra titulada “Mega-dinosaurios 2015, el misterio de los dinosaurios gigantes”.

El trabajo empieza excavando en una tierra que se ha mostrado prolija en fósiles únicos. El mayor dinosaurio de toda Europa fue hallado en 2003 y ha tenido que pasar más de una década para que lo veamos a tamaño real. “Es un trabajo de años, desde que lo encuentras en el campo, lo estudias en el laboratorio y lo describes hasta que llega a los paleoartistas”, explica el paleontólogo Alberto Cobos.

En la mayoría de ocasiones tienen que hacer estimaciones sobre cómo era a partir de un puñado de huesos, muy fragmentados, basándose en lo que saben de otros dinosaurios conocidos de su grupo. En el caso del gigante turolense, tuvieron la suerte de encontrar varios dientes, lo que les permitió definir con más claridad una de las partes más difíciles de describir, el cráneo. “Se encuentran muy pocos cráneos. De saurópodos (herbívoros cuadrúpedos de gran tamaño) habrá poco más de una decena de géneros de dinosaurios” añade este experto. Encuentran también información en las huellas, sobre cómo eran sus patas e incluso hay impresiones en los fósiles que dan pistas sobre la textura de la piel.

Ese estudio es el primer paso y el fundamental para que los 'paleoartistas' creen las réplicas de los fósiles o las esculturas que nos dan idea de cómo eran los que habitaron este planeta antes que nosotros. “Son el reflejo del estudio del paleontólogo y una herramienta para divulgar”, recalca Cobos, como lo son las películas que, a pesar de ir en ocasiones por caminos distintos a la ciencia, promueven entre el gran público el interés por la paleontología. Los científicos dan las instrucciones precisas sobre cómo tienen que ser las reconstrucciones en sus formas y proporciones, pero conseguir que un dinosaurio de 30 metros de longitud y entre 30 y 40 toneladas como el 'Turiasaurus' cobre vida, es un trabajo que tiene tanto de ciencia como de arte. Codo con codo, en la Fundación Dinópolis trabajan científicos y artistas que vienen de la rama de Bellas Artes. Escultores que se han ido especializando en esta disciplina a través de las escuelas taller como la que la propia Fundación organiza y que aprenden en cada trabajo.

“El trabajo digital nos ayuda a visualizar cómo podrían llegar a quedar las cosas, pero siempre hay un trabajo manual”, aclara Daniel Ayala, restaurador de la Fundación. El ejemplo está en la primera reconstrucción del “Turiasaurus”, estrella del centro de interpretación de la pequeña localidad de Riodeva (Teruel) donde fue hallado. De las manos de Ayala han salido también otras reconstrucciones destacadas de dinosaurios.

A partir de un 'dinosaurio digital' hecho por ordenador se encargó a una empresa que lo mecanizara, tallándolo con robots, pero hubo que hacer un posterior trabajo manual para eliminar marcas que dejan las máquinas o afinar el recubrimiento con resina.

El que se expone en Japón representa, como el de Riodeva, la parte delantera del animal, pero esta vez ha sido realizado íntegramente por un equipo de la Fundación. Las técnicas se depuran en cada trabajo y por ejemplo en este, relata Ayala, proyectaron las láminas de las piezas en la pared a la escala real y con un papel dibujaban las siluetas para trasladarlas al bloque de corcho y recortar el volumen general. “Aprendes sobre la marcha, no hay nada escrito, buscando soluciones a cada problema”, sentencia este apasionado de su trabajo.

Un dinosaurio turolense en Japón

El ejemplar que ha viajado hasta el país nipón está realizado de corcho y las piezas tienen una estructura de barras de hierro. La experiencia de este trabajo, realizado por encargo expresamente para esta exposición, ha permitido a la Fundación abordar la reconstrucción completa del 'Turiasaurius' y ahora cuentan con un esqueleto completo, a tamaño real, “desmontable para ser expuesto en cualquier sitio en el que quepa”.

El trabajo de reconstrucción de un esqueleto es más difícil para los artistas que el de un corpóreo, en el que se muestra el animal tal y como se vería, a tamaño real y con su piel. Uno de estos ejemplares ha sido la principal novedad del parque temático de Dinópolis en Teruel esta temporada, donde los visitantes pueden pasear bajo las patas de este gigante, tocarle y fotografiarse con él.

Aquí son los paleontólogos también los que dan la medida de las proporciones, textura de la piel y forma de su cuerpo, aunque los escultores tienen algo más de libertad porque, por ejemplo, el color de la piel es una estimación.

La dificultad en estas esculturas radica en elegir cuidadosamente los materiales -resinas, poliester o poliuretano entre otros -teniendo en cuenta el tamaño del ejemplar y si va a estar expuesto en interior o exterior, entre otras cosas, relata Cobos.

En el futuro, el gigante europeo que se expone en Teruel tendrá como vecinos réplicas y reconstrucciones de otros ejemplares únicos hallados en la provincia, auguran desde la Fundación, que llegarán hasta nuestros días gracias a la unión de ciencia y arte.

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