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Gregorio Morán: “La capacidad del poder para censurar no había sido nunca tan obvia como ahora”

Siscu Baiges

El periodista y escritor Gregorio Morán lamentó, en un acto celebrado este martes, en la librería Taifa, en Barcelona, que “la capacidad del poder para censurar no había sido nunca tan obvia como ahora”. El acto fue iniciativa del también escritor Javier Pérez Andújar y estaba concebido como la presentación de un no-libro, en referencia a El cura y los mandarines, la última obra de Morán que se ha negado a publicar la editorial Crítica, del grupo Planeta. Finalmente, el libro, que ha supuesto diez años de trabajo al autor y repasa la transición española desde 1962 hasta 1996, será publicado antes de Navidad por la editorial AKAL.

Gregorio Morán explicó la razón de la negativa de Planeta a publicar el libro. Quería que suprimiera once páginas en las que hablaba de la Real Academia Española de la Lengua, la RAE, y donde era especialmente crítico con Víctor García de la Concha, que fue su director entre los años 1998 y 2010. Planeta absorbió la editorial Espasa y asumió la edición de los 450.000 ejemplares anuales del diccionario de la RAE. “No hay libro de Morán que se le cruce en el camino”, dijo el escritor, que se mostró especialmente dolido por alguno de los argumentos de los responsables de la editorial que querían convencerle de que eliminara las once páginas sobre De la Concha. “En un libro de 700 páginas, no te vendrá de once, ahora”, le dijeron.

Planeta y el autor firmaron el contrato para El cura y los mandarines en noviembre de 2013. Estaba previsto que se publicara el 8 de octubre, pero dos semanas antes, cuando ya estaba todo listo, portada a cuatricromía incluída, se detuvo el proceso por “las once malditas páginas”, en palabras del propio editor José Manuel Lara.

Morán ha puesto dos condiciones a AKAL para publicar el libro en esta editorial: que no se lo leyeran antes de firmar el contrato y que salga pronto al mercado. Lo han aceptado. Además, añadirá unas páginas introductorias para explicar “el incidente”, según dijo él, que ha hecho imposible que Planeta lo publique.

La censura ha acompañado el escritor asturiano a lo largo de su trayectoria. Su nombre no sale en ningún medio vinculado al diario ABC desde 1981 desde que criticó a la familia Ybarra, que era su propietaria. En cambio, se considera afortunado porque en los 26 años de relación con La Vanguardia sólo ha sufrido la censura de dos de los artículos que publica los sábados: Las sabatinas. Considera que en cualquier otro diario habría sufrido más restricciones. En uno de los dos artículos “levantados” hablaba de la colección de vehículos de alta gama que estaba atesorando el hijo mayor del entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Era noviembre de 1999 y no le dieron ninguna explicación. Años más tarde, el responsable de eliminar el artículo le quiso dar unas razones poco convincentes. La convicción de Moran es que “lo levantaron porque sino Pujol nos hunde el negocio”.

Gregorio Morán considera que los poderes económicos y los políticos, que ve a menudo identificados, tienen hoy más fuerza que nunca para controlar lo que se publica. Aunque sean novelas. Y dejó caer que el último premio Planeta recayó en el mejicano Jorge Zepeda porque la actual reina Leticia Ortiz trabajó como periodista durante un tiempo en el diario que él dirigía.

“Si juegas contra la censura, estás acabado”, dijo un Morán que cree que “los mecanismos de censura son brutales”, que en los suplementos culturales de los diarios los controles son totales y que no ha echado en falta especialmente el apoyo de los colegas ante la censura que ha sufrido en Planeta, porque “la insolidaridad actual en el mundo literario alcanza proporciones espectaculares”. Lo ejemplificó en su última intervención: “En 26 años en La Vanguardia he vivido peleas, conflictos, discusiones a raíz de mis artículos, pero nunca me había pasado como recientemente: el Comité Profesional del diario ha pedido que se censuren mis artículos”.

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