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Reconstruyen la oreja de Van Gogh con el ADN de un descendiente

Reconstruyen la oreja de Van Gogh a partir de las células de un descendiente

Marta Peirano

No es una oreja cualquiera. Para empezar, no se presenta de la manera habitual, pegada a la cabeza de alguien. Además, se trata nada menos que de la oreja de Van Gogh o, para ser más exactos, una posible réplica. Ha construida con tejido modificado de cartílago, combinado con las células vivas extraídas del bisnieto de su hermano Theo y de un sello que el pintor chupeteó en 1883, dejando una pequeña sección de ADN mitocondrial (“ADN histórico”, lo llaman) que el Centro Universitario Romand de Médecine Légale en Lausanne ha secuenciado, clonado in vitro y añadido a la receta.

La forma -aseguran- es idéntica y ha sido recreada con una impresora 3D. La oreja -emparedada en un bioreactor de cristal y regada con una solución nutritiva- es uno de los greatest hits de la exposición que ha abierto el Centro para el Arte y los Medios (ZKM) de Karlsruhe, en el suroeste de Alemania. La madre de la criatura es Diemut Strebe, una artista alemana que vive en Boston y que trabaja con especialistas del campo de la biología y la ingeniería genética. “El bioreactor es como el cuerpo humano -explicó Strebe en una entrevista- el acrílico es como piel, el fluido nutritivo es como plasma. Y el aire que entra se filtra a través de una cámara de procesamiento oxígeno”.

“La Paradoja de Teseo es la base literaria de este proyecto”, ha explicado la artista. Dicha paradoja, también conocida como El barco de Teseo, especula sobre la identidad metafísica de la materia, preguntándose: si a un objeto se le reemplazan una por una todas sus partes, ¿sigue siendo el mismo objeto? En el caso de la oreja de Van Gogh, la cuestión aparece ingeniosamente invertida: si el código genético a nivel molecular es el mismo, y la composición celular es la misma y los tejidos y órganos a nivel anatómico son idénticos a los del original: ¿podemos decir que se trata de la oreja de Van Gogh? La instalación del ZKM es la primera de una serie, en la que Strebe producirá varias réplicas del órgano auditivo. Todas serán idénticas en apariencia, pero tendrán en su orígen distintos materiales.

La oreja original

Como todo el mundo sabe, Vincent Van Gogh se cortó la oreja izquierda en febrero de 1888, después de mantener una fuerte discusión con el artista francés Paul Gauguin en su famosa “casa amarilla” de Arlés, donde pintó sus Girasoles. Gauguin le dijo a la policía que Van Gogh se había cortado la oreja izquierda con una navaja de afeitar y luego había ido con ella a un burdel, donde la dejó al cargo de una una prostituta que prometió cuidarla bien.

Siendo que la tecnología y cirscuntancias impidieron que la joven cumpliera su dudosa promesa, Strebe ha pasado tres años reconstruyendo un nuevo “original”. La artista asegura que Lieuwe Van Gogh, bisnieto del hermano favorito del pintor, estaba encantado con el proyecto desde el principio. Lieuwe comparte una dieciseisava parte de su ADN con con el genio holandés.

En la exposición, el visitante es invitado a hablarle al órgano auditivo. Un programa informático procesa el sonido convirtiéndolo en impulsos nerviosos que a su vez se transforman en sonidos y que se reproducen a través de un altavoz a modo de respuesta. La primera persona en hablarle, durante la inauguración de la muestra el pasado 30 de mayo, fue Noam Chomsky, que voló especialmente para el intercambio. La oreja no le contestó nada porque, paradójicamente, es sorda. La instalación seguirá en la institución germana hasta el próximo día 6 de julio, cuando volará a Nueva York.

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