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'Animal Collective', cien pasos para entender el cómic europeo de vanguardia

'Stripburger nº 66', una de las publicaciones presentes en 'Animal Collective'.

Francesc Miró

El primer paso tras entrar en Animal Collective nos lleva hasta Eslovenia. Allí, el colectivo de Stripburger publica bianualmente la única revista de cómics del país. Con más de 25 años al pie del cañón y 700 autores publicados, se han granjeado la fama que merecen. Su objetivo: expandir los límites de su país, cuya cultura alrededor del cómic es todavía pobre. Ellos siguen siguen intentándolo.

Si damos otro paso estamos en Italia. En un antiguo fuerte militar romano que hoy es un centro social ocupado y autogestionado llamado Forte Prenestino. Allí se celebra el festival de cómic Crack!, un evento de participación libre que rehuye la planificación previa y apuesta por la autonomía creativa de sus participantes. No existen comisarios, no se solicitan permisos y no cuenta con ayuda económica externa, financiándose a través de las aportaciones voluntarias de sus visitantes.

Para sus impulsores –organizados bajo el nombre de La Bagarre –, Crack! es un espacio vivo capaz de expresar la contemporaneidad mucho mejor que cualquier bienal artística “oficial”. Desde luego una de las más originales y atrevidas de toda Europa.

Si caminamos tres pasos más de repente estamos en Valencia, una de las ciudades que mayor número de festivales e iniciativas culturales alrededor del cómic organiza. De allí llegan gente como Inefable Tebeos, Ediciones valientesPolen Comics o el festival de autoedición gráfica más internacional de nuestro país: Tenderete.

Solo tenemos que pasear diez metros y habremos visto cuales son los proyectos más innovadores y auténticos del cómic europeo. De Finlandia a Austria pasando por Noruega, Letonia o Bélgica sin olvidar Barcelona o Madrid.

Todo es parte de una exposición  que pretende ofrecer una amplia visión de los movimientos artísticos y las tendencias colectivas que trabajan la viñeta en la actualidad. Es Animal Collective y se podrá ver en la cuarta planta de Centro Centro madrileño (Plaza de Cibeles, 1) hasta el 29 de enero de 2017.

España: entre el fanzine y el cooperativismo

“En España hay un interés por la vanguardia en el cómic cada vez mayor y el panorama está a la altura de países con más tradición como Francia o Bélgica”, nos explica Alberto García Marcos, editor adjunto en la editorial Fulgencio Pimentel y comisario de la exposición. “Sorprende, por ejemplo, descubrir que una de las zonas de mayor actividad en este campo es una ciudad como Valencia, que en realidad siempre lo ha sido sin darnos cuenta”, explica.

Así es como la vanguardia en el cómic ha ido dando muestras de su evolución en nuestro país: sin darnos cuenta. Poco a poco han proliferado en muchas ciudades, colectivos y asociaciones de artistas que unen esfuerzos para publicar sus obras. Algo que pretende mostrar Animal Collective. “Nos interesaba hacer un análisis de los festivales de autoedición más pequeños para visibilizar el trabajo de muchos autores en fanzines y otro tipo de publicaciones”, cuenta Alberto García, “queríamos retratar todo ese ámbito de la edición gráfica que no entra dentro del mercado habitual”, explica. 

Así encontramos en nuestro país proyectos como el barcelonés Me da la riso, una reunión de autores estructurada alrededor de la compra de una máquina de risografía –método de impresión a medio camino entre la serigrafía y la fotocopia–, la existencia de un espacio–, un taller (la librería Fatbottom) y la idea de crear una cooperativa de autores. La cooperativa se quedó por el camino pero persistió la intención de ofrecer impresiones a buen precio a toda la cantera de autores que orbitan alrededor de Fatbottom, auténtica meca del cómic de autor y de vanguardia en Barcelona. Y ahí siguen hoy.

En la capital catalana siguen floreciendo iniciativas. Es el caso de Zángano Cómix cuyos miembros se conocieron estudiando en la escuela de diseño. Decidieron publicar su propio fanzine de cómics, solicitando colaboraciones a sus compañeros de estudios. Aquel fanzine se llamó La cultura del duodeno y a partir del tercer número comenzó a destacar en el panorama nacional por su planteamiento atrevido pero clásico.

O el de la editorial independiente Apa Apa, que en su afán de dar a conocer nuevos talentos nacionales, hace las funciones de un colectivo al uso que comenzó traduciendo y publicando obras extranjeras, aunque tras un tiempo se ha decantado por la producción propia. Hoy son una de las más indiscutibles editoriales de referencia en lo tocante al cómic de autor de todo el país.

No obstante, los festivales de autoedición son y siguen siendo el mayor expositor para su trabajo. Al ya mencionado Tenderete, celebrado en Valencia, se suman el No tengo mamá, festival de artes visuales de Vigo y el Gutter Fest catalán. Todos tienen su hueco en las paredes de Animal Collective, que nos da una perspectiva acertada y diversa de qué es lo que se mueve actualmente en este mundillo.

Europa: asociacionismo en viñeta

“Tampoco queríamos que la exposición se quedase en lo nacional. Queríamos hacer una panorámica europea centrándonos en las iniciativas colectivas”, cuenta Alberto García. “Es algo que ha surgido con mucha fuerza en los últimos años, porque en poco más de una década se han multiplicado las iniciativas de gente que se junta para exponer sus trabajos al margen de los circuitos de promoción oficiales”, defiende el comisario de Animal Collective.

“Se estructura por colectivos porque no tenía sentido jerarquizar su trabajo. No estamos mostrando una evolución, ni el desarrollo del cómic europeo. Queremos mostrar una instantánea que dé una idea de qué es lo que se está haciendo ahora mismo en nuestros países vecinos”, defiende el editor de Fulgencio Pimentel.

En este sentido destacan fanzines, asociaciones y festivales que se celebran en sitios como Hamburgo, Riga, Belgrado o Bruselas. La revista Spring, por ejemplo, nació en el Departamento de Ilustración de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Hamburgo. Un grupo de diez mujeres decidieron crear su propia publicación de cómics, en buena medida con la intención de demostrar la capacidad creativa femenina en un panorama dominado por los hombres.

Iniciativas como esta se agregan al pequeño pero consistente grupo de editoriales que apuestan por ilustradores y dibujantes con talento pero poca visibilidad. Es el caso de KUŠ! o Fremok. La primera es la única editorial de cómics de Letonia y su antología periódica se ha convertido en uno de los títulos imprescindibles para conocer nuevas propuestas y artistas de toda Europa. La segunda es una organización sin ánimo de lucro que se considera más una plataforma artística que una editorial al uso. Combina lo gráfico y lo literario y da cobijo a numerosos experimentos creativos que abarcan desde la figuración narrativa hasta el arte contemporáneo, pasando por la pintura o la danza.

“Algo que sorprende del cómic actual europeo es que no se limita a una sola disciplina artística, abarca múltiples plataformas y artes distintas”, cuenta Alberto García. “Se ha superado la concepción que situaba la viñeta más entre la baja cultura que entre la alta cultura. Estas distinciones se han ido perdiendo y se ha transformado en algo mucho más grande”, explica el comisario de una exposición que también cuenta con esculturas.

š!del mismo nombre se ha convertido en uno de los títulos imprescindibles para conocer nuevas propuestas y artistas. La segunda Algo que define al cómic de hoy es que mezcla muchas disciplinas y artes. Digamos que antes el cómic era cultura pop basada en el escapismo. Pero hoy en día la cosa se ha diversificado mucho: hay gente de combina el cómic con la música, como el Tenderete de Valencia o el Liceo Mutante, o Crack, que son italianos...

Hemos recorrido la mitad del viejo continente a base de viñetas y no hemos caminado ni cien pasos. Animal Collective no es una retrospectiva sobre el cómic y carece de la intención didáctica del museo de manual. Su exposición no pretende nada más que lo mismo que todos estos festivales y editoriales: dar a conocer el talento que nos rodea.

Por eso, alguien que quiera entender porqué se cuecen ciertas modas o movimientos artísticos no va a encontrar en la cuarta planta de Centro Centro grandes cartelas explicativas. Lo que cuelga de sus paredes es, a todas luces, la prueba viviente de que la vanguardia comiquera existe y sigue muy viva. Y su pervivencia no es más que la suma de voluntades de muchos enamorados de este arte. Cooperativas de autores, autoedición, microedición, festivales y asociaciones culturales, da igual la forma. Lo que importa es el cómic.

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