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La estiba y la familia

El segundo día de paros en la estiba vuelve a paralizar la actividad del Puerto de Santander

Juan Romero Morales, lingüista y profesor en la UEx

“El problema es y siempre han sido los beneficios, y puesto que no hay razón para bajar los precios (competitividad), los beneficios van a incrementarse en la parte que antes se repartían los estibadores. El mismo comportamiento de los trabajadores pero por cuatro perras no habría hecho a nadie levantar la voz”

Como en casi todos los asuntos políticos, gana quien impone su discurso: no es lo mismo hablar del gobierno que del régimen, ni hablar de tortura que de arte. El caso de la estiba es interesante porque ha situado la familia en el centro mismo del discurso, y lo más curioso de todo es que lo hace como algo negativo y quienes lo hacen son precisamente los autodenominados defensores de la familia. Veamos.

1. La estiba es una actividad que funciona sin problemas. Es un negocio para los operadores de los puertos y los trabajadores ganan un buen dinero. Las mercancías se descargan a tiempo y no ha habido conflictos laborales reseñables. No hay tampoco problemas de competitividad, como demuestra el hecho de que no hay un trasvase de mercancías a otros puertos próximos como Tánger. Sin embargo, los estibadores una mañana se convirtieron en los Nuevos Privilegiados. De la empresa que opera los puertos, curiosamente nadie dijo nada. Debe ser que los ejecutivos de JP Morgan pasan apuros para llegar a fin de mes.

2. Junto a la consabida retahíla de privilegios, ha habido uno que los medios han destacado por encima de todos, una especie de guinda de la inmoralidad: funcionan como un clan familiar; si no eres parte de la familia, olvídate de trabajar en la estiba. Es curioso que se les critique por ello. No recuerdo haber leído o escuchado este tipo de descalificaciones cuando Botín, Emilio, puso a su hija, Ana Patricia, al frente del Banco Santander. De hecho, ha sido y es lo más común entre las grandes fortunas, esas sagas de industriales y banqueros, esas familias de toda la vida. En esos casos no se cuestiona si se trata de la persona mejor cualificada o si hay alguien con más méritos. ¿Se puede decir que económicamente es una mala decisión? No sé si hay estudios sobre el tema, pero en principio no lo creo. La empresa familiar es un modelo que aparentemente es muy estable, lo que parece razonable dada la naturaleza del vínculo entre sus miembros. Por tanto, ¿cuál es exactamente el problema de que funcionen como un clan familiar?

3. Ya, pero en el caso de Botín es su dinero y hace lo que quiere, en el caso de los trabajadores de la estiba, por el contrario… ¿de quién es su trabajo? Por algún motivo damos por sentado que el trabajo pertenece a la empresa que opera el puerto, en lugar de a los propios trabajadores. Sin embargo, la gestión del puerto y el trabajo de estiba son dos actividades independientes y, por tanto, del mismo modo que nadie se mete en cómo gestiona el puerto JP Morgan, ¿tenemos derecho a meternos en cómo gestionan los estibadores su trabajo? En realidad sí, pero tanto en la gestión como en el trabajo, ya que los puertos dependen en última instancia del Estado; sin embargo, nunca se habla de los privilegios de JP Morgan o de si JP Morgan junior va a suceder a su padre. Tampoco se habla de si se deberían imponer cláusulas sociales para la gestión de los puertos.

4. No creo que sea verdad ni la décima parte de lo que se cuenta, pero, por otro lado, no puedo dejar de pensar: ¿Es malo que existan vínculos familiares entre los trabajadores? Antes he comentado que no creo que económicamente sea negativo, pero ¿socialmente? Tradicionalmente los hijos han trabajado en lo mismo que los padres, se han creado vínculos comunitarios muy importantes en base a esas relaciones y, por encima de todo, han sido la base de la institución más importante de nuestra sociedad: la familia. En muchos sentidos, las nuevas actividades laborales y nuestra forma de vida han ido erosionando los lazos familiares. Es evidente que no podemos sumirnos en un estado de nostalgia y pretender volver a otras épocas; pero, por otro lado, no parece que sea una mala idea contribuir en la medida lo posible a mantener ese vínculo, que se ha demostrado tan poderoso y positivo. Ese vínculo que, por ejemplo, ha permitido a tantas personas capear los peores momentos de la crisis reciente. Aunque fuera verdad, que lo dudo, ¿estaría tan mal lo que hacen los estibadores?

5. Ahora bien, además de las familias, también está La Famiglia, y esa no es tan buena. Hace siete años JP Morgan compró la empresa que operaba los puertos españoles, ahora quiere hacer caja a lo grande. Y JP Morgan tiene recursos y amigos en la Comisión Europea y en el Gobierno de España para lograrlo a costa de los privilegiados estibadores. ¿Realmente alguien piensa que el problema eran los estibadores? Ya lo hemos dicho, los puertos no tienen un problema de competitividad. El problema es y siempre han sido los beneficios, y puesto que no hay razón para bajar los precios (competitividad), los beneficios van a incrementarse en la parte que antes se repartían los estibadores. El mismo comportamiento de los trabajadores pero por cuatro perras no habría hecho a nadie levantar la voz. Así que supongo que debemos decidir qué institución queremos: ¿la familia o La Famiglia?

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