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Unidos para modernizar el actual tren extremeño “del siglo XIX”, pero enfrentados por el AVE

Vía ferrocarril Extremadura

Jesús Conde

Están de acuerdo en que el tren extremeño necesita modernizarse. Muchos de sus viales han aguantado el paso del tiempo y siguen surcando el territorio desde antaño, desde hace más de un siglo, cuando aquellas viejas locomotoras llenaron de vida estaciones y andenes.

Semanas atrás se firmó un Pacto Social y Político por el Ferrocarril en Extremadura que devolvió de nuevo la ‘esperanza’ de un servicio de transporte por ferrocarril de calidad, eficaz y al servicio de la población.

En este punto surge de inmediato la idea de si el tren convencional y el AVE son modelos compatibles. Aquí las posturas discrepan radicalmente, y será el elemento central de un debate público, abierto a la participación, previsto para el 14 de mayo en Badajoz, y en el que participarán actores protagonistas. Lo organiza Ecologistas en Acción Extremadura, y hablarán la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril y la Asamblea Extremeña contra el AVE, junto con la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Convencional y de la Vía de la Plata y el sindicato CCOO.

A favor del AVE

Uno de los defensores del AVE es Ángel Caballero Muñoz, de la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril. Ha sido director general de Transportes de Extremadura y cree plenamente en la superveniencia de ambos modelos para el desarrollo de la región. Un modelo necesariamente compatible según dice.

Caballero piensa que el AVE no es un gasto innecesario, sino una inversión que puede abrir las puertas a nuevos agentes económicos. “¿Quién va a venir a invertir, si no podemos sacar de aquí nuestra materia prima, qué nuevos inversores van a venir si nuestro territorio parece en muchas ocasiones incomunicado?”.

Piensa que la la alta velocidad dinamizará el servicio de transporte y la combinación de ambos modelos puede fijar la población. Algo que recuerda ya ocurre desde hace décadas en comunidades como Andalucía. Para el representante de esta asociación en una comunidad de interior, sin unas infraestructuras adecuadas, “pasaremos de ser un millón de habitantes, a medio millón”. “Necesitamos el AVE para el desarrollo de mis hijos, para los tuyos, por lo que representa y por lo que puede traer, por aprovechar las oportunidades, y porque contemos con una vía de comunicación rápida entre Madrid y Lisboa, con nosotros como nexo”.

Lamenta por ejemplo que en la zona del viaducto del Almonte en estos momentos están trabajando en las obras del AVE “cuatro gatos”, mientras que las inversiones no se ejecutan y se van para otros lugares. “Lo malo no es que el gobierno del color que sea no nos atienda, lo malo es que nosotros estemos aplaudiendo las decisiones que nos perjudican”, señala en alusión del cambio del proyecto de AVE por un tren rápido diésel. “Nos engañan porque somos muy sumisos, y porque un vagón que va 20 ó 30 kilómetros más rápido de lo que hacía el Talgo no es la solución”.

¿Qué opina CCOO Extremadura?

El sindicato CCOO ya ha criticado en numerosas ocasiones que Extremadura tiene el peor ferrocarril de España, tanto en red convencional interna, “que desde el año 2008 hasta hoy no se ha invertido un solo euro en mejoras, arreglos o cualquier circunstancia similar en esa vía convencional, como en cualquier conexión interregional”. A ello suma la desaparición en 2012 de la conexión de viajeros por Extremadura con Portugal.

Reclama aunar fuerzas frente al ‘abandono’ del Gobierno de España de la mano de mejoras e inversiones en infraestructuras que se deben “abordar de manera ”urgentísima“ en las vías convencionales. Este pacto también debe incluir el impulso ”inmediato“ a la plataforma del AVE o las estaciones elevadoras eléctricas necesarias para la electrificación ferroviaria.

Posición intermedia

La Plataforma en Defensa del Ferrocarril Convencional y de la Vía de la Plata reclama que la prioridad debe ser mejorar los viales convencionales antes que el AVE, y no al revés de lo que se hace ahora según critica.

Su portavoz, Juan Eugenio Mena, traslada una postura intermedia y elude entrar en el debate de AVE sí o no. Para ellos la prioridad debe ser el tren convencional, que con la crisis ha experimentado el abandono generalizado, mientras que todas las inversiones han pivotado en torno al AVE. Advierte que la línea tradicional ya está montada y lo que necesita son arreglos para lograr una mayor velocidad en su funcionamiento.

Mientras toda la inversión va para el AVE, critica, “se están cargando la red convencional y trasvasando viajeros y mercancías a las carreteras”. “No queremos entrar en la lucha del AVE, pero sí lo hacemos cuando es el primer conflicto para el desarrollo del tren convencional y estos momentos lo está siendo”.

En temas económicos traslada que el arreglo de las líneas convencionales no superarían más del 5 por ciento de la inversión que necesita el AVE, teniendo en cuenta según sus estimaciones, que cada kilómetro de alta velocidad tiene un coste de unos 13 millones de euros.

Asamblea Extremeña contra el AVE

Una postura diferente es la de la Asamblea Extremeña contra el AVE, que considera que la alta velocidad es una amenaza medioambiental, pero también con consecuencias sociales y económicas. Destaca que en el plano económico no se justifica una inversión millonaria de tanta envergadura en atención a la demanda que finalmente puede tener, y el perfil de usuarios que puede permitirse comprar un billete de AVE. 

Apunta el colectivo a más cuestiones, como que existe una “mitología” alrededor de que las grandes infraestructuras cohesionan el territorio y son buenas para la economía. Cree así este colectivo que esos mismos recursos podrían destinarse a la inversión en el ferrocarril convencional que mejora la accesibilidad en todos los puntos de la geografía extremeña en funcionamiento en la actualidad.

Ecológicamente piensa que es insostenible, y a los impactos ecológicos sobre el territorio se une a su parecer una fragmentación de los hábitat naturales o un aumento de los desequilibrios entre zonas rurales y urbanas. Es lo que la asamblea denomina un “efecto túnel”, en cuanto a que el AVE solo conecta grandes ciudades “y deja en la sombra a todo el territorio entre medias”.

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