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La Xunta subvenciona con 1,3 millones una residencia religiosa que incumple cuatro normativas

Las Esclavas de la Virgen Dolorosa tienen como misión "acoger a jóvenes adultas discapacitadas en calidad de internas"

David Lombao

En marzo de 2012 el Consello da Xunta autorizaba a la Consellería de Bienestar para firmar un convenio con la congregación Esclavas de la Virgen Dolorosa. Mediante ese documento el departamento que dirige Beatriz Mato le iba a entregar una partida de 1,04 millones de euros para financiar la residencia Nuestra Señora de Fátima y Cristo Rey, que esta organización religiosa sitúa en “Creciente”, en referencia al Ayuntamiento pontevedrés de Crecente.

Con aquel dinero Bienestar iba a sostener económicamente las 68 plazas del centro, que acoge personas con discapacidad intelectual. Este jueves el Consejo aprobó una nueva aportación económica para el mismo centro religioso, más modesta que la anterior, pero obviando, como hace un año, que las Esclavas incumplen hasta cuatro normativas oficiales.

Esta vez el convenio de la Consellería con la orden religiosa implicará un desembolso de 250.000 euros. Según la Xunta “con esta actuación se permite la atención de 60 personas dependientes a través de servicios especializados” en el ámbito de la “discapacidad intelectual”. “Esta inversión se inscribe en la apuesta de la Xunta de Galicia por la atención a la discapacidad”, añade el Gobierno, que apuesta por “darle continuidad a la colaboración que se lleva manteniendo con este centro desde hace muchos años”. Hace también un buen número de años, concretamente 18, las Esclavas comenzaron a incumplir normas relativas al funcionamiento de los servicios sociales y a la accesibilidad para personas con discapacidad sin que esto, parece, supusiera un impedimento para recibir ayudas oficiales.

Estos incumplimientos los reconoce la propia orden religiosa en los documentos que, datados en diciembre de 2012, preparó para llevar adelante actuaciones de “rehabilitación y ampliación” en su centro, obras que, a priori, están llamadas a subsanar las deficiencias. “En la actualidad, el centro presenta carencias graves relativas a la seguridad de utilización, accesibilidad e incendios”, admite la memoria descriptiva del proyecto. “Es por esto que la propiedad valora la adaptación a la normativa vigente, tanto sectorial como estatal, sin renunciar a la capacidad en lo que a número de residentes se refiere”.

Las Esclavas reconocen que “la edificación presenta carencias en diferentes apartados de la normativa vigente, tales como el decreto 35/2000 sobre la ley de accesibilidad y supresión de barreras en la comunidad autónoma de Galicia”, el “Código Técnico de la Edificación, en todos sus documentos básicos”, el decreto 243/1995 que regula el régimen de autorización y acreditación de centros de servicios sociales y una orden del año 2007 que desarrolla la dicha norma de 1995.

Siempre según los documentos de la propia orden, “tras un análisis previo” la “rehabilitación del centro existente” fue “descartada inmediatamente por el escaso aprovechamiento resultante, puesto que las plazas ofertadas descenderían, haciendo la explotación del centro inviable”. Por este motivo, argumentan, deciden la “creación de nuevas edificaciones conectadas a las existentes”. “Tras un estudio de costes para la transformación del centro” decidieron “establecer dos fases constructivas”, una que se realizará de inmediato y otra “a desarrollar en los próximos años según las necesidades y evolución del centro, pero recogida en la redacción de esta memoria para la justificación del cumplimiento de las diferentes exigencias de las diversas normativas técnicas”.

¿Quiénes son las Esclavas de la Virgen Dolorosa?

Según informan a través de su web, las Esclavas de la Virgen Dolorosa tienen como misión “acoger a jóvenes adultas discapacitadas en calidad de internas”. En las “casas” desarrollan “acogida, ayuda y atención a cada niña según sus propias necesidades, que para salvarlas no se escatima medio alguno que haga paliar su problemática, y poder ofrecerles una vida digna, respetuosa y feliz, dentro de sus marcadas limitaciones, como personas humanas y especialmente amadas por Dios”.

Con estas labores, explican, desarrollan la “misión específica y preferencial” de la congregación, que “está en el servicio de atención y rehabilitación de las madres solteras” y en el “cuidado de sus hijos”, ofreciéndoles “la capacitación para una vida de trabajo honrado”. También, especifican, se centran en la “dedicación a las jóvenes incapacitadas intelectualmente el fin de preservarlas de posibles peligros y salvaguardar su dignidad humana y cristiana en el ambiente de hogar de nuestras casas”.

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