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El fotógrafo de los cíborgs: retratando el futuro mientras se imagina en el presente

Andrew Vladimirov es uno de los futuristas aficionados al 'brain hacking'

Cristina Sánchez

Andrew Vladimirov mira al infinito mientras posa. Sin embargo, esa reflexiva expresión pasa casi inadvertida en la fotografía. Su rostro queda oculto tras los cables conectados a un dispositivo que traza un mapa de sus ondas cerebrales. Sobre la mesa reposa el casco que utiliza para estimular su mente por campos magnéticos.

La tecnología que utiliza para controlar su estado de ánimo acaba protagonizando el futurista retrato de este neurocientífico apasionado del 'brain hacking', la estimulación del cerebro con descargas eléctricas que investiga por su cuenta y riesgo. 

Vladimirov también es uno de los participantes de los eventos que organiza London Futurists, un colectivo preocupado por estudiar el porvenir. Otro londinense, David Vintiner, descubrió la existencia de este singular grupo hace unos meses y pensó que inmortalizar el presente de los que parecen vivir en el mañana sería un proyecto interesante.

Científicos, políticos transhumanistas e incluso un cíborg se han puesto frente al objetivo de su cámara como parte de su proyecto 'Futurists'. “Generalmente busco proyectos que involucren a gente que está fuera de lo convencional, gente que está haciendo algo diferente o innovador”, cuenta Vintiner a HojaDeRouter.com.

Caroline Falconer, una psicóloga y neurocientífica que está desarrollando un 'software' de realidad virtual como terapia inmersiva para las personas con depresión, o Anders Sandberg, transhumanista e investigador del prestigioso Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, cumplen ese requisito. Son futuristas profesionales, así que Vintiner los ha retratado enfrascados en su trabajo, tratando de alcanzar unos retos que parecen sobrepasarles a juzgar por las imágenes.  

Este fotógrafo lleva tiempo retratando a ciudadanos del mundo con aficiones muy particulares. Hace tres años, fotografió las olimpiadas de la memoriaolimpiadas de la memoria, un evento que pone a prueba la capacidad cognitiva de sus participantes. En la pasada fiesta del Corpus de Christi, viajó a la localidad salmantina de Béjar para fotografiar a los hombres del musgo, un grupo de habitantes que se disfraza cada año de planta briofita, como según la leyenda hicieron sus antepasados para ahuyentar a los musulmanes.

Con 'Futurists', Vintiner ha ido un paso más allá: no ha fotografiado a mortales que simulaban ser otro ser vivo, sino también a un artista que ya no es exclusivamente humano. Neil Harbisson es la primera persona reconocida en el mundo como cíborg, ya que el gobierno británico le aceptó como tal. Los futuristas londinenses defienden la combinación de humanos y tecnología, pero solo Harbisson defiende la idea en sentido literal.

Este artista 'escucha' los colores con una antena que lleva implantada en su cerebro, ya que padece una disfunción congénita que le impide distinguir más tonalidades que el blanco y el negro. La red wifi del aparato le permite también recibir llamadas o escuchar música. “El retrato que capté de Neil es en realidad muy simple, pero su antena es una imagen tan sorprendente que no necesitaba mucho más para hacerla visualmente impactante”, detalla Vintiner.

Harbisson le explicó que la gente reacciona de dos formas distintas al verle: los hay que se sorprenden y acaban riéndose, mientras que a otros les intriga su dispositivo y quieren saber más sobre su funcionamiento. Vintiner está entre los segundos: “Es realmente difícil para mí imaginar cómo puede ser daltónico y recibir información en forma de vibraciones”.  

Según asegura, a los futuristas les encantó que un fotógrafo quisiera retratar las ideas y pensamientos a los que dedican su vida. Por eso no se limitó a retratar a las personas, sino también a esa tecnología que les ayuda a tener capacidades sobrehumanas.

Los dispositivos que Falconer se coloca por el cuerpo para que el 'software' la transforme en un avatar virtual o el “Casco de Dios” que Vladimirov utiliza para experimentar con su mente parecen tener entidad por sí mismos.  

Este fotógrafo retrató al 'neurohacker' en su propio hogar, el lugar donde experimenta con su cerebro. El 'hazlo tú mismo' ha llegado al control tecnológico de la mente, un hecho que debía quedar plasmado en las fotografías. “Es necesario ver que Andrew Vladimirov está realmente en su casa experimentando con su cerebro en lugar de estar en un laboratorio de ciencias o en un ambiente controlado”, detalla Vintiner. “Ayuda a explicar la confianza que tiene en lo que está haciendo”.

Las imágenes que ha captado con su cámara transmiten al espectador la frialdad de la tecnología sin alma. La luz de los fluorescentes y los blancos fondos provocan que los futuristas parezcan habitar un planeta diferente. “Quería dar a las imágenes el estilo de libro de texto científico” señala. De esta forma, parece aún más impactante que la emprendedora Tiana Sinclair sea capaz de controlar el vuelo de un pequeño dron con su mente, gracias al lector de ondas cerebrales que lleva puesto cual diadema.

Los futuristas ya tienen incluso su propia formación política, el Partido Transhumanista, que defiende la importancia de invertir en ciencia y tecnología para revertir el envejecimiento y aumentar nuestra esperanza de vida. Vintiner ha querido reflejar las aspiraciones de este partido captando una instantánea del físico Dirk BruereDirk Bruere, aficionado también al 'neurohacking' y secretario de esta formación en Reino Unido.

El retrato parece una metáfora de las intenciones del transhumanista. Al final del túnel, ataviado con una simbólica bata blanca, está Bruere, junto a la salida de emergencia. Con un gesto desafiante, nos reta a tomar su ruta alternativa para retrasar el ocaso de la vida. Mejor dejar para mañana lo que pueda ocurrir hoy.  

Aunque Vintiner admite que, por el momento, el 'brain hacking' debe estar en manos de los expertos, conocer a los futuristas que le rodean le ha hecho reflexionar sobre el porvenir de la humanidad. “Para mí, la tecnología no será la única respuesta a nuestros problemas de futuro, pero sin duda jugará un papel cada vez más importante”, concluye este retratista.

Dentro de unos años, podrá recuperar estas imágenes que captó en el 2015 para comprobar si los futuristas llevaban o no razón y nuestros lazos con las máquinas se han estrechado tanto que vivimos mucho mejor gracias a que están fusionadas con nuestra mente.

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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad de David VintinerDavid Vintiner

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