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“La respuesta del público es una droga que engancha muchísimo”

"La gente siempre encuentra con quién identificarse", asegura Jaime Zatarain sobre el musical.

Rubén Alonso

El actor santanderino Jaime Zatarain llegará al Palacio de Festivales como protagonista del musical 'Priscilla, reina del desierto' encarnando el personaje de 'Tick'. Se trata de un drag queen al que “le rodean una serie de circunstancias que no es capaz de afrontar” por pensar que su hijo “le va a juzgar por cómo es”. “Es un viaje precioso en el que cuenta que el prejuicio lo tiene cada uno y no el que tienes enfrente, que en este caso es un niño de seis años”, apunta el artista. Además, subraya que siente “una ilusión tremenda” por actuar en su ciudad natal. Tras haber participado en algunos de los musicales más populares de los últimos años tanto en la Gran Vía madrileña como en el Broadway neoyorkino, asegura que las diferencias en trabajo y formación entre España y Estados Unidos “son principalmente a un nivel de industria más que de talento”.

¿En qué momento decide trasladarse a Madrid para estudiar interpretación?

Termino Bachiller y COU en Santander. Quería ser bailarín, pero cuando empecé a crecer me provocó mucha acritud ser actor. Con lo típico que te dicen de que estudiar para ser actor no tiene mucho futuro me tuve que ir a Madrid a estudiar al mismo tiempo una carrera “en condiciones”, supuestamente hablando, no para mí. Me matriculé en Periodismo y también en Interpretación en la Escuela de Cristina Rota.

Lo hice un poco como truco porque yo pensaba que la carrera de Periodismo no me iba a interesar mucho y así me podría dedicar de lleno a la interpretación. No fue así, me fue bastante bien en Periodismo, pero llegó un momento, en tercer año, que me centré mucho en la interpretación y decidí tirar por ahí, por mi vocación, por lo que realmente me llamaba de verdad. Así empezó todo.

¿Qué supuso para usted formarse y trabajar en Estados Unidos?

Decidí que quería formarme en la cuna de los musicales, en Nueva York. Además, era una ilusión que tenía desde pequeño. Fue una gran experiencia profesional pero sobre todo personal. De repente te encuentras contigo mismo y empiezas a ver cómo te fluye la inspiración, la intuición y la vocación, algo por lo que debería pasar todo el que quiera ser artista porque es un regalo.  

A pesar de ello, es una ciudad dura. Está llena de gente que va a cumplir su sueño y tienes un montón de competencia. También hay mucho trabajo, no es igual que aquí, allí hay audiciones todos los días. Para los extranjeros es complicado por la barrera del idioma. Aunque lo hables muy bien siempre vas a tener acento y quitártelo para competir con los americanos es difícil. Aun así, hay muchísimo trabajo en teatro y en musicales.

¿Qué diferencias hay entre la formación y el trabajo con respecto a España?

Las diferencias son principalmente a un nivel de industria más que de talento, aunque aquí el mundo de los musicales está adquiriendo mucha relevancia y cada vez se hacen mejor. A nivel de artistas no hay nada que envidiar. Allí hay una industria ya desde el colegio en la que se desarrollan un montón de cosas que aquí vamos un poco por detrás.

Cuando aquí estudias Bachiller, allí tienen un programa especializado para los que quieren dedicarse a teatro musical y las artes en general. Eso te direcciona mucho más en el futuro que quieres. Hay buenas escuelas, pero a mí me falta una con un programa de teatro musical completo como el que yo hice en Estados Unidos. Se están empezando a desarrollar, pero falta que se consoliden.

Ha trabajado en teatro, televisión y musicales. ¿Con cuál de las tres se queda?

Soy de formación de actor sin etiqueta y lo que más he hecho son musicales. La respuesta del público en el teatro es una droga que engancha muchísimo y los detalles del momento que no tienes capacidad ni oportunidad de repetir es una adrenalina que pone mucho, al menos a mí. Yo siempre digo que me gustaría llegar al punto de mi carrera en el que poder hacer las tres por igual.

¿Cómo es la vida dentro de un musical?

Es una gozada de trabajo, pero tiene el lado duro que la gente de la calle no lo ve. Exige muchísimo descanso, entrenamiento, preparación, cuidado con la voz… Además, no puedes trasnochar, sobre todo si estás haciendo un protagonista, porque requiere un tipo de vida que está muy enfocada a hacer función por la tarde-noche.

Entre actuaciones, ensayos y entrenamientos, ¿tiene tiempo para desconectar y conciliar su vida familiar?

Sí, siempre hay tiempo. Cuando llevas muchos años en esto, como es mi caso, ya conoces muy bien el tipo de vida que tienes que llevar y te organizas para todo. Por supuesto, sé a lo que me dedico y es un privilegio de trabajo. Los hay que son más duros y con más horas, yo tengo tiempo libre para hacer mis cosas, para ver a mis amigos y a mi familia, y para descansar y desconectar.

En este caso, en el musical 'Priscilla', encarna la figura de un protagonista. ¿Cómo describiría a su personaje?

Mi personaje es Tick de chico y Mitzi de drag queen. Tiene un conflicto precioso: tuvo un hijo con su exmujer y todas las circunstancias que le rodean, es decir, que es drag queen y que no tiene muy clara su condición sexual, le llevan a no afrontarlas por creer que su hijo le va a juzgar por cómo es. Es un viaje precioso en el que al final cuenta que el prejuicio lo tiene cada uno y no el de enfrente, que en este caso es un niño de seis años.

¿Se trata de la obra más especial en la que ha participado en su carrera?

Voy a ser fiel a lo que estoy haciendo ahora [ríe] porque es un musical muy agradecido. Los tres protagonistas somos de perfiles y generaciones distintas, por lo que la gente siempre encuentra con quién identificarse. 'Priscilla' es la fiesta de las fiestas, que siempre decimos. La gente va a allí, se olvida de sus problemas y muchos nos dicen que lo usan de terapia con problemas muy gordos de salud, que les da un chute de energía y de vida. Eso no hay trabajo que te lo pague.

¿Qué le supone actuar en Santander, en su ciudad natal?

Una ilusión tremenda porque en todos los años que llevo de teatro y de musicales no he tenido la oportunidad de ir. Al final he estado muy poco tiempo de gira, porque he empalmado un proyecto con otro en Madrid. Ir con 'Priscilla' también me pone muy nervioso porque están todos mis amigos de cuando era pequeño, del colegio, del instituto, mi pandilla de adolescente, mi familia… todos. Es una ilusión tremenda, me muero por ir a Santander.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

Espero que 2017 me traiga mucho cine y mucha televisión, espero que sea un buen año, creo que empezarlo yendo a Santander y por primera vez en mi vida al Palacio de Festivales es un comienzo muy prometedor.

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