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“La crisis ha democratizado la pobreza: es más extensa, intensa y crónica”

El presidente de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Carlos Bargos, director de Cáritas Bizkaia y en la actualidad también presidente de Cáritas Euskadi (un puesto que se ejerce por rotación entre los responsables de los tres territorios), no ve brotes verdes entre los colectivos con los que trabaja su organización. Frente a las críticas del ministro Cristóbal Montoro al informe de Cáritas España que reflejaba un aumento de la pobreza en el país, Bargos argumenta que “nuestros datos son fiables: trabajamos con personas, con nombres y apellidos, sabemos todo lo que están sufriendo”. Según Bargos, “la crisis ha democratizado la pobreza, la ha hecho más extensa, intensa y crónica”

Pregunta. El ministro Cristóbal Montoro descalificó el reciente informe de Cáritas España porque deslucía la foto de la supuesta recuperación económica. ¿Qué opinión le merece esta actitud?

Respuesta. Montoro nos tachó de demagógicos, pero nuestros datos son fiables, concretos. Trabajamos con personas, con rosto y nombres, que vemos en nuestra realidad. El Gobierno debe fortalecer el consumo y la confianza de las personas, pero sin dudar de nuestra línea de trabajo. ¿Donde están los brotes verdes? No se ven en los colectivos vulnerables con los que trabajamos. Sigue habiendo síntomas de cronificación que crean heridas permanentes e irreversibles en el tiempo. Eso es lo que vemos. Está crisis ha mordido, fundamentalmente, al ámbito familiar: el empleo, la vivienda y a las personas que pagana una hipoteca. Esos datos los tenemos con nombres y apellidos.

P. La crisis ha alcanzado a familias que no podían ni imaginarse en 2008 que les podía tocar

R. La crisis ha democratizado la pobreza. Ha tocado a un ámbito de la sociedad que hace unos pocos años estaba bastante estabilizada. En 2007, las familias trabajaban, tenían vacaciones, con hipotecas normalizadas….La crisis ha alcanzado a familias que no tenían ni sombra de duda sobre su futuro. Sí, se puede decir que la pobreza se ha democratizado. Es cada vez más extensa, se ha intensificado y se ha cronificado.

P. La Renta de Garantía de Ingresos acaba de cumplir 25 años. ¿Cuáles son los retos de futuro de esta prestación?

R. La RGI es un elemento muy importante de cohesión social. La desigualdad ha subido en España, pero en Euskadi no. Es decir, la comunidad cuenta con elementos que amortiguan los efectos de la crisis. La RGI protege a la sociedad. Es un gran lujo y un gesto que hay que reconocer a quienes hicieron posible esta ayuda hace un cuarto de siglo. Por eso, ahora no tiene que haber ninguna sombra de duda acerca de su mantenimiento. Favorece que no haya una sociedad de dos velocidades.

P. Pero la inserción social que se encuentra entre sus principios fundacionales no se ha terminado de conseguir.

R. Es cierto. Es la asignatura pendiente. Garantizada la protección, hay que formar a las personas para que salgan cuanto antes del circuito de las ayudas sociales. Pero el ámbito del empleo está muy paralizado. Nosotros hemos activado este mes de abril una campaña bajo el lema 'Otro empleo es posible', favoreciendo el ámbito de la economía social, de las empresas de inserción, que ahora mismo en Euskadi aportan el 8% del PIB y tienen trabajando a 75.000 personas. Es un ámbito donde las personas encuentran un empleo desde claves de futuro, con valores de cohesión y solidaridad.

P. Un área en el que Cáritas se ha especializado en dar empleo a los inempleables.

R. Sí. Acompañamos a las personas vulnerables en un camino muy largo. Vemos todas las áreas en las que les podemos ayudar. El empleo es la guinda de ese itinerario, el que favorece la inclusión. Favoreciendo un tipo de empleo distinto, pero de éxito, buscamos que las personas estén en el centro, que la economía se ponga al servicio de la sociedad. Sin especulación y sin ganancias desproporcionadas de algunas personas.

P. Los recortes públicos están obligando a organizaciones como Cáritas a llegar a sitios donde no alcanza la Administración, con el riesgo de terminar por ocupar ese espacio y dejar de ser un complemento.

R. Estamos pendientes de las nuevas situaciones de pobreza. El bienestar social es cosa de todos. A la administración le pedimos apuestas más valientes, pero nosotros y los ciudadanos en general no deben estar a la espera únicamente de lo que haga la administración. Cáritas tiene una vinculación muy limitada a los fondos públicos, poco más de un 30%. El resto de nuestra financiación procede de aportaciones de los socios, donantes, comunidades cristianas….En el País Vasco existe mucha prudencia en el ámbito público, pero no hemos detectado recortes extremos.

P. ¿Qué paisaje contempla después de la crisis?

R. Tenemos necesidad de reinventarnos. Es muy importante no repetir el modelo económico del que estamos saliendo. En época de bonanza, en 2007, Cáritas Bizkaia ya trabajaba con 7.000 personas en situación de exclusión. Y entoces todo iba bien. Y ahora estamos con 13.000. Tenemos que construir un modelo diferente, no podemos volver al modelo anterior donde había desigualdad y exclusión. El riesgo es querer recuperar un sistema injusto.

P. En el conjunto de Euskadi, ¿a cuántas personas atiende Cáritas en estos momentos?

R. Alrededor de 40.000 personas. Y garantizo que todas tienen nombre y apellidos, que conocemos a todas y cada una de ellas. Los datos de Cáritas son exhaustivos y con conocimiento de causa.

P. ¿Cáritas se ha convertido en una red paralela para la asistencia a los pobres?

R. No debiera ser así. El tercer sector debe ser complementario con la administración. Un trabajo conjunto entre ambas partes. Estamos por la labor de trabajar en red con el tercer sector porque la única manera de salir adelante tiene que ser trabajar en común. Tenemos 2.500 voluntarios, un tesoro parea esta sociedad. Tal vez la administración no tiene esa capacidad. Por eso hay que sumar todo. No puede haber disputa entre la administración y el tercer sector.

P. Muchas empresas tradicionales están irrumpiendo en el campo de los servicios sociales, arrinconando a las organizaciones del tercer sector.

R. La administración debe darse cuenta de que las apuestas que haga en lo público van a afectar a medio y largo plazo. El que la administración apueste por un estilo de empresas y no por otro es crítico. La ausencia de recursos puede provocar la tentación de apoyarse en empresas privadas con ánimo de lucro, que bajan los precios porque los sueldos que pagan son menores. La administración debe proteger un estilo de sociedad que favorezca empresas con voluntariado potente y permanencia en el territorio, que garanticen calidad, que no sea solo el valo9r económico de la oferta lo que resulte definitivo. El tercer sector no se puede ignorar con el argumento de que la falta de recursos públicos potencie la oferta privada de menor cuantía.

P. ¿Existe resignación social con la que está cayendo?

R. Los indicadores tan negativos de desempleo son como para revuelta social. Hay cinco grandes colchones de la crisis: las ayudas sociales; la red familiar, aunque ya da síntomas de cansancio; las organizaciones sociales; la economía sumergida que palía la situación y movimientos vecinales. Pero, ¿hasta cuándo aguantarán?

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