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Pablo Iglesias marca el nuevo discurso de Podemos ante la resistencia de Íñigo Errejón

Pablo Iglesias, con Íñigo Errejón.

Aitor Riveiro

  • Los principales dirigentes del partido debaten en Twitter sobre cómo ampliar su base electoral tras el shock del 26J y ante la inminencia de unos terceros comicios

Las elecciones del 26 de junio sumieron a Podemos en un largo proceso de reflexión y deliberación interno. Las expectativas incumplidas, la ausencia del sorpasso al PSOE que nadie se atrevía a desmentir, y el millón de votos que se evaporó entre las primeras y las segundas elecciones generales sumieron al partido en una discusión pública que se zanjó y se trasladó a los órganos. Entre los elementos del debate, el discurso del partido y, sobre todo, de su principal figura, Pablo Iglesias.

El secretario general ha aprovechado su paso por la campaña de las elecciones gallega para marcar la senda por la que quiere que discurra ese discurso. La decisión no cuenta con el respaldo de su número dos, Íñigo Errejón, como se pudo constatar en su breve pero intensa discusión en Twitter, que se extendió a otros dirigentes y rostros conocidos del partido.

Las diferencias entre Iglesias y Errejón sobre el discurso no son nuevas. Ya se hicieron patentes durante el debate de investidura de Pedro Sánchez, a principios de abril. Entonces, Iglesias sacó a relucir el pasado del PSOE en relación al terrorismo de Estado de los GAL. Aquel uso reiterado de la “cal viva” no sentó bien en la Secretaría Política de Podemos y sus aledaños por el miedo a que espantara a potenciales votantes provenientes del PSOE.

Por entonces en el partido ya habían detectado una sangría en los votos recibidos el 20D. Todavía no se vislumbraba ningún acuerdo con IU. Pero el paso de las semanas, la consecución de Unidos Podemos y las múltiples encuestas que los situaban en segunda posición sirvieron para calmar los ánimos. El directorio de campaña, con debate, optó por un discurso moderado y de mano tendida al PSOE. Pablo Iglesias y el resto de portavoces, con contadas excepciones, lo pusieron en marcha. Pero el barco no remontó el río y el 26 de junio el PSOE respiró aliviado.

Los mítines de A Coruña y Vigo de este martes eran los primeros de Iglesias tras la campaña de junio. Su discurso de la mañana, de 12 minutos, servía para marcar el nuevo “tono” que el secretario general quiere para su partido: “Parece que la política se ha convertido en un problema de tono. No importa lo que digas, no importa lo que hagas. Importa el tono en el que te expreses. Porque todo el mundo lo sabe, subirse al yate de un mafioso si lo dices con buen tono no es lo mismo. No es lo mismo que desahucien una familia con buen tono que con mal tono; no es lo mismo que dejen a los enfermos de hepatitis C sin medicamento con buen tono o con mal tono. Parece que el problema es asustar a los creadores de opinión. No hay que dar miedo. El día que dejemos de dar miedo a los sinvergüenzas, a los corruptos, a los responsables de la desigualdad, el día que dejemos de dar miedo a los que se enriquecen a costa del sufrimiento de la gente, ese día seremos uno más y ese día no tendremos ningún sentido como fuerza política”.

La respuesta de Errejón fue casi inmediata. “A los poderosos ya les damos miedo, ese no es el reto. Lo es seducir a la parte de nuestro pueblo que sufre pero aún no confía en nosotros”, aseguró en Twitter sin citar a nadie. La respuesta de Iglesias llegaba un par de horas después: “Sí compañero @ierrejon pero en Junio dejamos de seducir a 1 millón de personas. Hablando claro y siendo diferentes seducimos más”.

En apenas 280 caracteres, ambos han planteado uno de los principales debates que se está dando en el seno de Podemos. Qué rumbo tomar y cómo comunicarlo. Una discusión pública de la que los dos líderes también se han congratulado y que en Podemos llevan siempre a gala.

Iglesias afinaba más su mensaje por la tarde, en Vigo. “Hay quien se pregunta de dónde vienen los votos. Muchos votos que llegan al cambio político vienen de gente que se abstenía o votaban a partidos tradicionales. Podemos construir un torpe silogismo según el cuál hay que parecerse a los partidos tradicionales para que te vote la gente”, aseguraba el secretario general.

Iglesias señalaba ante su audiencia y antes de dar paso al candidato de En Marea, Luís Villares, que Podemos llegó hasta donde ha llegado “hablando claro”, sonando “duro” y “politizando el dolor”. En definitiva, y haciéndose eco de una polémica interna dirimida también en Twitter unos días antes, que el partido “suene más a Bruce Springsteen que a Coldplay”.

Iglesias zanjaba su intervención en Vigo con un aviso: “El 15M dijo algo muy sencillo: no seáis como ellos nunca. Y os aseguro que mientras yo siga aquí no vamos a ser como ellos nunca”.

El gesto de Iglesias no viene marcado por ningún motivo concreto, aseguran desde su entorno a eldiario.es. Ni el cruce de tuits posterior, que se prolongó hasta la noche entre cargos secundarios del partido y canales de Telegram: “Esto ya llevamos tiempo debatiéndolo y hoy sale, pero sin más misterio”, señalan las mismas fuentes.

El punto de inflexión sí coincide, al menos cronológicamente, con los procesos asamblearios abiertos en Madrid, Andalucía y Extremadura, además de en otra docena de ciudades de más de 100.000 habitantes. Los resultados que salgan de estas primarias tendrán una repercusión directa en cómo afrontará Podemos su gran reto interno para 2017: la Asamblea Ciudadana estatal.

El último elemento cronológico, aunque desde Podemos aseguran que no tiene relación, es la posibilidad real de que España afronte unas terceras elecciones en un año el próximo mes de diciembre.

Los grupos parlamentarios ya planean modificar la ley para adelantar los comicios al 18 y evitar que caigan el día de Navidad. Y aunque los contactos entre los partidos se han retomado y recuperarán velocidad una vez que se abran las urnas en Galicia y País Vasco, la sensación es que el bloqueo puede mantenerse. En esto el consenso en Podemos es total. Al menos en público. Pedro Sánchez no tendrá sus votos si intenta meterles en el pacto a Ciudadanos.

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