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El incendio de Doñana afecta a una de las poblaciones que salvaron al lince de la extinción

Un lince ibérico.

Raúl Rejón

El incendio forestal declarado en Moguer (Huelva) el fin de semana ha quemado muchas hectáreas de alto valor ambiental de Doñana. Tanto es así que en la zona afectada se cuentan varios núcleos de una de las poblaciones silvestres de lince ibérico donde la especie sobrevivió al borde de la extinción antes de ponerse en marcha el proyecto de recuperación del felino. Un plan que en su fase más reciente recibe 34 millones de euros de financiación pública para el periodo 2011-2017.

Aunque las llamas no traspasen la frontera administrativa del parque nacional, el fuego ha carbonizado una amplia extensión del parque natural circundante que abarca “áreas de indudables valores ecológicos, científicos, culturales y paisajísticos”, según las describe el Plan de Ordenación de Recursos Naturales del parque (PORN). 

Una de las imágenes del incendio en Doñana ha sido la evacuación del centro de recuperación El Acebuche y sus valiosos linces. Sin embargo, en los pinares por donde han pasado las llamas medraban otros ejemplares: “Aún es pronto para evaluar el daño, pero en toda esa zona había hasta seis núcleos de reproducción”, explica Ramón Pérez de Ayala responsable de la organización WWF para el proyecto Iberlince. Eso significa, al menos, seis hembras, más los cachorros del año y los machos que se solapan en su territorio.

La población autóctona de esta zona oeste de parque natural ha sido objeto “de mucha vigilancia” por parte del proyecto Iberlince, explica este ingeniero técnico forestal. Es bastante vulnerable. “Había mucha mortandad de trampas, veneno, atropellos…”, recuerda Pérez de Ayala.

Los grupos necesitaron incluso que se trasladara allí un individuo desde Andújar porque se habían detectado problemas de consanguineidad. “Presentaban patologías en los riñones o hígado por la endogamia”, relata. Ese es su delicado equilibrio.

El esfuerzo público para que el lince no se extinguiera primero, se recuperara en Andalucía después y, de ahí, pudiera reintroducirse en su hábitat histórico ha sido enorme. La fase actual del proyecto suma esos 34 millones de euros para seis años. La anterior (entre 2006 y 2011) captó 25,9 millones. La previa otros 9,2 millones de presupuestos. Algo más de un tercio proviene de fondos europeos.

La destrucción del incendio no se limita a que pueda haber alcanzado a algún ejemplar concreto. Las últimas conclusiones sobre estrategias de reintroducción de Iberlince consideraban “imprescindible” para alcanzar el crecimiento de las poblaciones “autóctonas o reintroducidas” la “conexión natural o asistida de las distintas subpoblaciones”. Es decir, que existan corredores para que se intercambien individuos.

El responsable de WWF resume que “el fuego ha sido uno de mis grandes miedos desde que trabajo con el lince. Un incendio como este hace solo 10 años podría haber arrasado con la población de Doñana”.

En dirección a la marisma

El fuego que ha llegado a Doñana se originó, según informó la Junta de Andalucía, en el término municipal de Moguer y el viento lo fue empujando en tres frentes hacía el sureste. En dirección a la marisma que básicamente conforma el parque nacional. En su camino se interponían los densos pinares del sector oeste del parque natural: El Abalario.

El monte que ha estado ardiendo, rodeando el parador de Mazagón, está calificado oficialmente en su mayoría como zona B1 –altos valores ecológicos– y está punteada por múltiples áreas catalogadas como zonas de reserva A, muchas asociadas a lagunas o humedales, según se observa en la cartografía oficial: “Espacios con características naturales sobresalientes de gran importancia para el sostenimiento de las poblaciones de flora y fauna”, según el PORN que les asigna una función de “conservación, investigación, regeneración ecológica y educación ambiental”. Ambos tipos de terreno no caen en el mapa del Parque Nacional de Doñana, pero este es su rango ambiental.  

“Se trata de un desastre como es un incendio forestal de miles de hectáreas en Doñana”, lo define el responsable de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife) Carlos Dávila.

Dávila asegura que no hay que ocultar la gravedad del daño “y poner en valor que se ha actuado con rapidez”, pero explica que en todo ese sector oeste que arde “hay un montón de comunidades vegetales declaradas de importancia”. SEO-Birdlife recuerda que la parte occidental del espacio natural de Doñana incluye hitos naturales como El Abalario, el médano del Asperillo o la Cuesta Maneli.

Además de los pinares, “también hay zonas dunares, camarinas y sabinares”, recuenta su coordinador en Doñana. Y la gran cantidad de “especies de aves forestales que viven allí: desde pájaros a rapaces como el águila calzada o el milano”.

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