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“Madrid justifica las privatizaciones por una mala gestión pública de la que es responsable”

La 'marea blanca' enfrente de la sede del Gobierno regional de la Comunidad de Madrid

Raúl Rejón

El jueves, el consejero de Sanidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty debe dar cuenta en sede parlamentaria del año de aplicación de su Plan de Sostenibilidad de la Sanidad. En la práctica, un proyecto de entrada masiva de contratistas en la gestión sanitaria: seis hospitales, 14 centros de salud y casi cualquier actividad no médica pasarían a manos de empresas privadas. El plan provocó un movimiento de oposición política, profesional y social cristalizado en la marea blanca. Doce meses después, la portavoz de la asociación de especialistas AFEM Fátima Brañas y el diputado socialista José Manuel Freire reflexionan para eldiario.es sobre un año de movilizaciones.

¿Cómo os enterásteis del plan privatizador?

FÁTIMA BRAÑAS: La verdad es que me enteré por el telediario. Estaba saliendo de la guardia, cansada después de 24 horas trabajando y lo primero que pensé fue: “¡No puede ser!”

J.M.FREIRE: Fue un tsunami sanitario, un bombazo. La noticia llegó por todos los medios: twitter, móvil, mail, sms… Tenía disparates increíbles.

F.B: Es que no se podía creer que fueran a poner patas arriba la sanidad madrileña sin la decencia de hablar antes con los profesionales. Ese fue el primer pensamiento.

J.M.F: Resultaba increíble que fueran a destrozar la sanidad. Pero pasamos inmediatamente a pensar en cómo impedirlo.

¿Y cuándo es disteis cuenta de que era una necesaria una oposición en todos los frentes?

J.M.F: De inmediato. Sólo podía ser parado abriendo todos los frentes posibles: político institucional en la Asamblea y ayuntamientos, el profesional, sindical, social y ciudadano, cultural, mediático, y el judicial a todos los niveles.

F.B: AFEM nació cinco meses antes que el Plan Lasquetty. Los médicos de Madrid ya estábamos preocupados por la politización y el exceso de burocracia que sufre la sanidad, porque es utilizada como arma política por unos y otros pero ninguno se preocupa realmente de hacer gestión sanitaria poniendo al paciente en el centro del sistema con la ayuda de los profesionales.

J.M.F: Fue una idea de AFEM hacer el crowdfunding (contribuir un día de 'no huelga') para dar la batalla jurídica. Y fue genial. A la postre ha sido decisiva.

F.B: Nosotros ya queríamos mejorar la sanidad pública, que puede y debe ser gestionada mejor, pero no al margen de los profesionales. Y en esas estábamos cuando apareció Lasquetty con su plan.

J.M.F: Las muchas iniciativas de oposición han cristalizado en la marea blanca que sigue viva un año después y que ha despertado admiración dentro y fuera de España.

¿Qué peligros o intereses detectáis en este empeño tras analizar las medidas del Gobierno del PP en Madrid?

J.M.F: En el Gobierno del PP son neoliberales de capitalismo de amiguetes y de saqueo de lo público. Explotada la burbuja inmobiliaria y financiera, la sanidad y las pensiones son dos nichos potenciales de grandes negocios...

F.B: Yo veo que lo más peligroso de la privatización es que generaría desigualdades entre los ciudadanos y una sensación de inseguridad al entrar el elemento empresarial en la gestión de la sanidad. ¿Es lo mejor para mi salud o es lo que interesa a la empresa? Esa pregunta planearía sobre el pensamiento de todos como pacientes y sobre los profesionales el peso de tomar decisiones clínicas bajo las directrices empresariales de la empresa en esa gama de grises que hay entre hacer y no hacer.

J.M.F: El poder en el PP lo detenta la camarilla Aguirre [Esperanza, expresidenta de la región]- González, implicada en la trama de Gürtel. El Consejero y su equipo son meros peones de esta estrategia, haciendo dejación de sus responsabilidades, abandonado todo reformismo. El Gobierno de Madrid justifica las privatizaciones por una mala gestión pública de la que es responsable y culpable.

F.B: El paciente deja de ser el centro para compartir sitio con los beneficios económicos de la empresa. De ahí se deriva el deterioro de la docencia, de la investigación... Este plan se planteó como un plan de ahorro que ese, cuando menos, virtual. Si no hay datos que avalen estas decisiones de tanta trascendencia puede haber razones poco claras.

¿Dais por demostrado que la privatización no era la piedra filosofal para hacer sostenible el sistema sanitario?

F.B: Sí. Sobradamente.

J.M.F: Siempre ha sido muy obvio. Que nadie lo dude: privatizar hubiera sido más caro. Pero lo más importante es que mataría el alma de la sanidad pública, sustituyendo la ética de servicio público y la solidaridad por la lógica del beneficio empresarial.

Cuándo habláis con la Consejería de Sanidad de Madrid, ¿qué os dicen? ¿Siguen justificando su plan?

F.B: La realidad es que nosotros –como AFEM- no hemos tenido ningún contacto con la consejería desde que se zanjaron las reuniones con el Comité Profesional en diciembre de 2012. A nosotros no nos dicen nada, pero sí de nosotros: mentiras, desprestigio, insultos...

J.M.F: Yo al principio de la Legislatura hablaba a veces con el consejero en los pasillos de la Asamblea. Ahora solo nos hablamos desde la tribuna. Allí el consejero sigue el manual FAES: frases de casete que repite, retórica faltosa y vacua, menos respetuosa aún con los hechos y la verdad que con los adversarios políticos, que ya es decir. No dan justificación ni explicación alguna para nada. No se la dan a los profesionales y tampoco a los diputados. Ni de palabra ni por escrito. Se niegan a dar información, retrasan su envío, recortan los datos...

¿Es ya una cuestión de honor para Javier Fernández-Lasquetty?

J.M.F: De honor no lo sé, pero seguro que sí de supervivencia política y de estabilidad laboral... Fracasada la privatización lo lógico es que lo destituyan.

F.B: Debería contestarlo Lasquetty. ¿Qué le mueve? ¿Por qué sigue?

Y los profesionales... ¿cómo están un año después?

F.B: Por una parte estamos orgullosos de habernos unido por encima de intereses particulares para defender un bien común que es de todos.

J.M.F: Lo que yo detecto es moral de victoria respecto a la privatización. Pero en general hay una gran desmoralización por estar en manos de un equipo tan incompetente, que maltrata a los profesionales, que no los escucha, y que ha instaurado un régimen cortesano partidista en la gestión de la sanidad.

F.B: Es que por otro lado, el ambiente es de desilusión, de hartura. Estamos cansados de ver con claridad dónde están los puntos de ineficiencia de nuestro sistema que pueden ser mejorados y cómo nuestros políticos deciden al margen de los profesionales con un único criterio: el electoral.

J.M.F: A mí me sorprendería que el PP de Madrid se plantee llegar a las elecciones de mayo de 2015 con semejante pasivo político en el gobierno.

F.B: Desilusiona ver cómo se intenta desmantelar la sanidad pública a la vez que se engordan los conciertos con las privadas por parte de los responsables de gestionarla. Pero no nos vamos a rendir.

¿La privatización de los hospitales está muerta entonces?

F.B: No está muerta porque la Consejería de Sanidad ha concentrado toda su energía en mantenerla viva durante este año, obstinadamente, sin argumentos, faltando al respeto a los ciudadanos y profesionales y mientras desmantelaba la sanidad pública.

J.M.F: Yo creo que sí. Judicialmente no es de esperar que el Tribunal Superior levante la suspensión cautelar y la sentencia definitiva tardará meses, si no años.

F.B: Nosotros confiamos en la Justicia. ¡Y esperamos poder cerrar página ya!

J.M.F: Habrá un antes y un después tras la marea blanca. Mucha gente que no era muy consciente de ello sabe lo que está en juego ahora

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