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The Guardian en español

El papa Francisco visita a los cristianos coptos de Egipto, la “presa favorita” de ISIS

Registro de un grupo de personas que observan los destrozos que provocó el ataque terrorista perpetrado con una bomba en la Iglesia de San Pedro, dentro del complejo de la catedral de San Marcos, en El Cairo (Egipto). En el atentado murieron 25 personas y 49 más resultaron heridas.

Ruth Michaelson / Harriet Sherwood

Rami Yasser Labib estaba en casa cuando escuchó disparos en la calle. Su amigo Wael Yousef, dueño de la tienda de alimentación de abajo, había sido atacado por terroristas del ISIS. “Lo mataron de tres balazos frente a su mujer y su hijo en la calle”, relata Labib.

Yousef fue la primera víctima de una serie de atentados cometidos este año por ISIS contra los cristianos coptos en la ciudad costera de Arish, al norte del Sinaí. Los ataques han provocado la huida de cientos de personas en búsqueda de seguridad. Tras 16 años en su casa, Labib abandonó su hogar por el miedo. “Me fui con la ropa que llevaba puesta y nada más”, recuerda.

En febrero, tan solo unas semanas después del ataque, ISIS publicó un vídeo afirmando que los cristianos en Egipto son su “presa favorita”. La organización terrorista prometió también iniciar una guerra sectaria similar a las de Irak y Siria, que han dejado un gran número de cristianos desplazados.

La emisión del vídeo coincidió con un aumento en el número de muertos en la ciudad de Arish: el cirujano veterinario Baghat Zakhar, el obrero Abel Shawky, el profesor y dueño de una zapatería Gamal Gurgis, el fontanero Kamal Yousef y Saied y Medhat Hakim, padre e hijo. Todos asesinados.

El vídeo también reivindicó el ataque a una iglesia copta en El Cairo en diciembre en el que murieron 29 personas. Entonces llegaron dos atentados similares el 9 de abril, Domingo de Ramos, en los que terroristas suicidas atacaron templos coptos en Alejandría y Tanta, matando a 45 personas e hiriendo a más de 100. El Jueves Santo, un adolescente de 16 años, Gamal Gabriel, fue degollado en el pueblo de Qai. “Es una guerra contra los cristianos”, declaró su padre a World Watch Monitor.

Este viernes, el líder de la Iglesia católica, el Papa Francisco, entrará en la guerra. El Papa inicia un visita de dos días a un Egipto lleno de complicaciones políticas y de seguridad. Su objetivo es mostrar solidaridad con la minoría cristiana del país y enviar un mensaje de paz y unidad en un momento crítico en las relaciones sectarias en el país.

Francisco y el papa de la iglesia ortodoxa, Teodoro II, visitarán la iglesia de San Pedro y San Pablo, que sufrió un atentado con bomba en diciembre, para rezar “por todas las víctimas de estos últimos años y meses, por los cristianos muertos”, ha señalado el portavoz del Vaticano, Greg Burke. Alrededor del 10% de los 95 millones de egipcios son cristianos. La inmensa mayoría son coptos ortodoxos; los católicos no llegan al 0,5% de la población total.

La semana pasada, un equipo del Vaticano llegó a El Cairo para preparar la seguridad del Papa. Francisco ha preferido no utilizar un vehículo blindado para trasladarse de un encuentro a otro. “El Papá utilizará un coche cerrado para moverse, pero no uno blindado”, ha aclarado Burke.

“La visita del Papa es muy importante para elevar la moral de los egipcios coptos en estos momentos tan difíciles”, indica Fawzy Faheem, cuyo hermano Naseem se convirtió en héroe póstumo después de que un vídeo revelase cómo impidió a un terrorista suicida entrar en la Catedral de San Marcos en Alejandría el 9 de abril. Cuando el atacante detonó la bomba a las puertas del templo, el papa Teodoro estaba dentro. El líder copto fue puesto a salvo, pero Naseem Faheem y otros 16 murieron.

“Para combatir el extremismo y el terrorismo se necesita un proyecto a largo plazo del Estado egipcio. El terrorismo es una idea y necesita una lucha intelectual estratégica junto a crecientes medidas de seguridad. Es algo difícil de conseguir con la visita del Papa. Aun así, los coptos necesitamos urgentemente este apoyo moral”, señala Fawzy Faheem.

Reunión entre Francisco y Sisi

El presidente Abdel Fatah al Sisi se ha presentado a sí mismo como un defensor de la comunidad cristiana en Egipto. Después de los atentados del Domingo de Ramos, el presidente declaró el estado de emergencia y afirmó que la guerra contra los extremistas será “larga y dolorosa”.

Muchos coptos afirman que a pesar de la alta presencia militar, a menudo la seguridad a nivel local no es buena, las investigaciones son superficiales y los procesos judiciales, escasos. El Gobierno egipcio no les está protegiendo, afirman.

La reunión de Francisco con Sisi durante su visita de 48 horas en El Cairo le dará la oportunidad de preguntar al presidente egipcio sobre la seguridad de los cristianos en pueblos y ciudades a las afueras de la capital.

“Por supuesto que deseo que la visita del Papa influya, pero no es realista pensar esto”, afirma Mina Nabil, un estudiante que no puede volver a Arish para continuar con sus estudios universitarios por la amenaza de violencia.

Algunos creen que Sisi tiene más cosas que ganar de la reunión con el pontífice. “Como cualquier otro dictador, el general Sisi espera un poco de legitimación papal. Por supuesto que el general es el jefe de Estado legal, pero un papa puede dar la legitimación moral que no puede dar una visita de cualquier otro jefe de Estado”, escribió el mes pasado el cura católico y analista Alexander Lucie-Smith.

La pequeña oposición democrática en Egipto puede que esté decepcionada con la visita, señala. “La gente que habitualmente denuncia los lazos del Vaticano con dictadores tendrá más material sobre el que trabajar”, añade.

En los últimos cuatro años, Egipto ha pasado del puesto 25º al 21º en la clasificación de la ONG Open Doors de países donde los cristianos están más perseguidos.

“La situación de los cristianos en Egipto es muy preocupante y, aun así, escuchamos de nuestros socios en Egipto que los cristianos están decididos a mantenerse fuertes y a no caer aterrorizados por estos extremistas violentos. A pesar de la brutalidad, las iglesias estuvieron llenas el domingo de Pascua, aunque el estado de ánimo era más serio de lo habitual”, explica Lisa Pearce, directora de Open Doors.

Labib y su familia ahora viven en Ismailía junto con otros muchos cristianos coptos del Sinaí y no saben si podrán volver algún día a sus casas en Arish.

“Los edificios en los que estamos viviendo ahora fueron diseñados para los jóvenes de Ismailía. No pueden esperar a que nos vayamos para poder hacerse con los apartamentos”, cuenta Labib. “Mi apartamento da a un gran lago de aguas residuales pero, dado que no es mío y se me ha dado como compensación, no me puedo quejar”, añade.

Labib espera que la visita del papa aumente las donaciones para ayudar a las familias desplazadas, pero se muestra escéptico ante las posibilidades de cambios fundamentales. “La visita del papa no tendrá ninguna influencia a nivel local, se trata de un mensaje político internacional de que Egipto está seguro. Los problemas que tenemos son demasiado locales y esto no cambiará nada”, concluye.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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