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Twitter, a juicio en Francia por no revelar los datos de sus usuarios

Twitter, a juicio

Pablo G. Bejerano

El caso empezó en octubre de 2012, con el lanzamiento del hashtag titulado #unbonjuif (un buen judío), que sirvió para que algunos usuarios publicaran mensajes con chistes e insultos basados en los clásicos prejuicios asociados al pueblo semita. Se pudieron incluso leer tuits con referencias al Holocausto.

El asunto obtuvo difusión y algunas organizaciones antirracistas pidieron a Twitter la supresión de estos tuits por considerarlos ofensivos. La compañía accedió a ello. No es la primera vez que el site de microblogging censura mensajes. Ya ocurrió en Alemania, donde aplicó su mecanismo para restringir el acceso al contenido por países, bloqueando un perfil de ideología neonazi en el territorio alemán.

Pero el caso no acabó con la retirada de los tuits. Algunos de los grupos anteriores, entre los que se encuentra la Unión de estudiantes judíos de Francia (UEJF), solicitaron a Twitter que cediera los datos de los autores de los mensajes, para así poder demandarlos ante la justicia. En este punto la compañía se plantó y optó por no revelar las identidades.

A ello le siguió una demanda de la UEJF. En enero los tribunales franceses dictaminaron que la compañía debía proporcionar las identidades que le fueron solicitadas. Twitter ha optado por dejar pasar el tiempo sin dar ningún dato. Cumplido el plazo de dos semanas, la multa por cada día de retraso es de 1.000 euros.

No parece que esto vaya a servir de estimulante a Twitter, por lo que la UEJF ha interpuesto una nueva demanda en la que reclaman 38,5 millones de euros al portal, por no cumplir con sus obligaciones legales. “Protegiendo el anonimato de los autores de estos tuits se convierten en cómplices y ofrecen vía libre a los racistas y a los antisemitas”, ha declarado Jonathan Hayoun, presidente de la UEJF.

La responsabilidad de un tuit

La polémica abierta en Francia se enmarca en el clásico debate sobre la libertad de expresión y sus límites. Un usuario recientemente comentaba con sarcasmo en el hashtag: “¡Genial! Ahora hay que pedir a los dueños de los bares que denuncien a los clientes que hacen declaraciones racistas en la barra”. Evidentemente un mensaje en Twitter tiene una mayor capacidad de difusión que una conversación en un bar, pero esta comparación da pie a otra disyuntiva.

Las redes sociales se pueden considerar como un reflejo de la interacción entre las personas en otro entorno o como medios de difusión. Y tampoco se puede aplicar una misma definición para todos los casos. Por no hablar del carácter irónico y burlesco que en Twitter tienen muchas veces los comentarios vertidos sobre ciertos temas.

La reticencia de Twitter a proporcionar datos

El site de microblogging siempre ha mantenido una postura firme en cuanto a las peticiones para revelar la identidad de algunos de sus usuarios. Twitter ha salvaguardado la privacidad de estos datos, llegando incluso a mostrarse reticente ante las órdenes judiciales que le obligaban a proporcionarlos.

Uno de los casos más sonados fue la negativa de la compañía a proporcionar los datos de un manifestante del movimiento Occupy Wall Street, acusado de bloquear el puente de Brooklyn. Twitter se negó a ofrecer la información de este usuario incluso después de ser requerida por los tribunales, hasta que los jueces amenazaron con una multa mayor.

En otra ocasión Twitter fue forzado a revelar información de un usuario que publicó amenazas en la red social. Tras examinar la cuenta del usuario, la compañía alegó que no veía indicios de peligrosidad en ella y que por sus políticas no estaba obligado a revelar la identidad. Fue necesaria una orden judicial.

Sobre una cuenta parodia también se vio obligada la compañía, por mandato judicial, a revelar la identidad del usuario. Antes de hacerlo comunicó la decisión por email al propietario del perfil. “Twitter está obligado a responder al proceso legal y lo hará el 1 de agosto de 2012”, se podía leer. También se advertía al usuario que podía buscar ayuda en organizaciones como la Electronica Frontier Foundation o la American Civil Liberties Union.

Imagen: Joe Gratz

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