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Un informe revela signos de asfixia en el joven que murió durante una inmovilización en el centro de menores de Oria (Almería)

Captura del vídeo de una contención sobre un joven, grabado hace unos años en Tierras de Oria, por cuya difusión están camino de juicio extrabajadores del mismo

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El juzgado de Purchena (Almería) que investiga la muerte de un joven durante una inmovilización en el centro de menores Tierras de Oria ya tiene en su poder el informe preliminar de la autopsia, que revela “signos asfixiaicos generales” y  “no descarta la compresión abdominal o la sofocación con almohada/colchón” en su fallecimiento, según adelanta este jueves El País.

Aunque define como “súbita” la muerte, y a la espera de los analisis toxicológicos, las circunstancias que rodearon la muerte del joven dentro del centro, cuya titularidad ostenta la Junta de Andalucía pero que dirige la Asociación para la Gestión de la Integración Social (GINSO), parecen esclarecerse gracias a la existencia de un vídeo al que alude el informe, grabado con una cámara sin sonido existente en la habitación donde murió el chico y donde se observan “seis guardias jurados para contener” al joven.

“Se le ve en prono [boca abajo], con la cabeza apoyada en almohada y colchón y se le ejerce presión con una rodilla en la escápula izquierda y con una mano en la espalda, aparte de sujetarle la cabeza (da la impresión que está aprisionada contra la almohada y el colchón)”, describe el informe. Según añade El País, a los 15 minutos, al ver que seguía inmóvil, llamaron al médico. “Después de pensárselo un poco, [el médico] se acerca y llama al chico, que no responde, le toma los pulsos y comienza RCP (reanimación cardiopulmonar)”, añade.

El joven ahora fallecido, según el informe citado por el periódico, “está diagnosticado de TDHA (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), consumo de sustancias y trastorno de Adaptación ansioso-depresivo”, siendo “policonsumidor de tóxicos desde los 10 años de edad” y presentando “cuadros de agresividad y necesidad de protocolo de prevención de suicidio”. El informe descarta que haya podido consumir recientemente.

Aunque la versión oficial hablaba de una parada cardiorespiratoria, en el informe se habla de un corazón “aparentemente normal con dilatación de ambos ventrículos, tricúspide [una válvula cardiaca] muy fina y sonrosada”. Según han informado a eldiario.es Andalucía fuentes cercanas al caso, muchas familias han llamado estos días al centro para preguntar por sus hijos a raíz de lo que ha pasado.

Un caso similar, archivado

La Fiscalía de Menores de Almería, que reconoció la veracidad de unas imágenes que podrían resultar similares a las que expone el informe, archivó aquel caso en septiembre de 2015 al no apreciar infracción por parte del centro ni de ningún trabajador en la aplicación de las medidas inmovilizantes sobre los menores. Será la justicia la que determine si la aplicación de la inmovilización tuvo que ver con el fallecimiento de este joven marroquí.

“En Tierras de Oria se les sujetaba a una cama, boca abajo, con los tobillos y muñecas (y a veces el torso) atados a los lados de la cama con correas (...) Los menores no podían utilizar el baño mientras estaban sujetos (a pesar de pedirlo) y en algunos casos se veían obligados a orinarse encima. El Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) considera que, tal como se describe en el informe, el uso de medios de sujeción podría considerarse trato degradante o inhumano y recomienda que las autoridades pongan fin a esta práctica”, advirtió el CPT del Consejo de Europa en 2017 en un informe comprobado por eldiario.es Andalucía.

Como ya informó este periódico el pasado mes de noviembre, la práctica de la inmovilización de pies y manos en las camas fue corroborada por dos de los extrabajadores acusados por la difusión de aquellas imágenes y una educadora social que trabajó durante doce años en el centro. “El vídeo lo grabé para denunciar lo que allí pasaba. No hay que llegar a esos extremos. Si es un centro para reeducar, con violencia no se reeduca. Hay otros métodos. Yo sé lo que pasaba y lo que supongo seguirá pasando. El problema es que allí se les da todo a los chavales y llega un momento en que no se les puede dar más. Simplemente queríamos denunciar un hecho que pensamos delictivo y ahora los delincuentes somos nosotros. En el centro, si no eres su bufón, te largan”.

Otro de los acusados, jefe de equipo de seguridad en el centro, donde trabajó trece años, indicó a este periódico que “los vídeos hablan por sí solos. Quisimos denunciar cosas que vimos presuntamente ilegales. He tenido que realizar informes que no respondían a la realidad, diciendo que las inmovilizaciones duraban un par de horas cuando realmente duraban cinco o seis. Imagínese escuchando gritos de dolor durante cinco o seis horas. Pero lo que decían los mandos era lo que se hacía”, relataba este antiguo trabajador de Tierras de Oria.

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