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Tres mil años de historia pueden sucumbir bajo Las Salinas de Roquetas de Mar

Entorno de Las Salinas (Foto: Unidos por Turaniana).

Iñigo Mas

Almería —

El proyecto del equipo de gobierno del alcalde Gabriel Amat (PP) de urbanización en Roquetas de Mar de la zona de las Salinas de San Rafael y la Ribera de la Algaida, con la construcción en varias fases de unas 7.700 viviendas, hoteles y la habilitación de unos 650.000 metros cuadrados de zonas verdes, cuenta con una fuerte oposición que ha reunido casi treinta mil firmas en contra entregadas al ayuntamiento, recogidas por grupos ecologistas, partidos políticos y diversas asociaciones. Unos de los principales argumentos en contra es la existencia en el subsuelo de un milenario tesoro arqueológico, el Yacimiento de Turaniana, que incluiría piezas de hasta tres mil años de antigüedad al haberse establecido en la zona a lo largo de los siglos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos o árabes, con más de 12 hectáreas al lado de la playa, con un pequeño puerto romano, ocupado desde el final de la Edad del Cobre hasta el siglo XIV.

Desde 1991 este olvidado paraje, expoliado durante años por quienes se llevan a sus casas los restos hallados, cuenta con protección bajo la denominación de Bien de Interés Cultural BIC, pero la urbanización de las viejas salinas, explotadas comercialmente hasta mediados del siglo XX, supondría según los ecologistas e historiadores acabar con un valioso legado. Así lo explica el arqueólogo Lorenzo Cara Barrionuevo, autor de un libro sobre Turaniana, durante la anual protesta ataviados al modo de la época romana sobre las salinas:

Según la teniente de alcalde de la ciudad y diputada al Congreso por el PP, Eloisa Cabrera, “el Ayuntamiento, y en concreto el Área de Parques y Jardines, solicitó en el año 2011 a la Delegación de Cultura que facilitara al consistorio información sobre el estudio por georradar que realizó la Universidad de Granada en el año 2009, y del que no se sabe nada por ahora. El Ayuntamiento desea la puesta en valor de este yacimiento para lo que se pone a disposición de la Consejería de Cultura.”

Desde hace varios años los opositores al proyecto de Amat organizan una imaginativa forma de  protesta manifestándose por Las Salinas vestidos de antiguos romanos recordando que allí hace muchos cientos de años ya se trataba la sal y existía una importante población con cultura clásica. Además alegan que hay aves, fauna y flora en peligro de extinción así como una gran barrera de posidonia, algas que evitan la contaminación marina en las orillas gracias a su aporte de oxígeno.

En el ecosistema costero, la posidonia desempeña un papel fundamental ya que libera al ambiente hasta 20 litros de oxígeno por día y por m de pradera; produce y exporta biomasa tanto en los ecosistemas vecinos como en profundidad; proporciona refugio y es zona de reproducción para muchas especies marinas; consolida los fondos de las costas y evita la erosión costera, actuando como barrera, atenuando la fuerza de las corrientes y las olas. En todo el Mediterráneo las praderas de posidonia están en regresiónun fenómeno que ha ido aumentando en los últimos años con el incremento de la presión humana sobre el litoral. La pérdida de un metro lineal de pradera puede conducir a la desaparición de varios metros de playa, debido a los fenómenos erosivos. Además, la regresión de las praderas comporta una pérdida de biodiversidad y un deterioro de la calidad del agua.

El origen de las salinas se considera que se remonta a los fenicios en el primer milenio antes de Cristo, quienes pudieron construirlas sobre marismas. Fenicios y griegos fundaron una comunidad de pescadores y comerciantes. Existió una fábrica de salazones romana y durante el poder musulmán se utilizó la sal para consumo directo, salazones y alimentación en invierno del ganado trashumante. En tiempos de los reyes de Castilla su producción era de unas 30.000 fanegas de sal. Tras la guerra civil española las salinas dieron empleo a gran parte de la población de Roquetas con muy buenas condiciones laborales, siendo una actividad económica fundamental con una producción anual de unas 40.000 toneladas de sal al año. Poco a poco dejaron de ser rentables y cesó su explotación en la década de 1980.

Los partidos de la oposición municipal apuestan por la creación de un proyecto  que pusiera en valor los inmensos terrenos dando lugar a un turismo nacional e internacional que hiciera de Roquetas de Mar un paraje en el que disfrutar no solo de sol y playa sino también de los restos milenarios, aves, flora y fauna diversa y aguas limpias, rechazando la política de miles de viviendas más del equipo de gobierno.

Actualmente la Junta de Andalucía mantiene protegido un corredor verde transitado por miles de ciclistas, senderistas y deportistas que discurre por unos dos kilómetros de forma paralela a la orilla del mar, y que ya contó con críticas de los arqueólogos porque su construcción enterró aún más hallazgos milenarios que anteriormente se podían ver casi a ras de tierra. Allí el departamento de Costas, dependiente del gobierno central, dispone de unos terrenos de casi 647.000 metros cuadrados, conocida como la 'aleta de tiburón' por su peculiar forma. El ayuntamiento pretende crear alrededor de él una franja de unos 200 metros de ancho a lo largo de todo el perímetro para paliar el posible impacto medioambiental en ella al levantar las edificaciones previstas, algunas de las cuales pueden alcanzar 28 pisos de altura.

El proyecto de Las Salinas lleva protagonizando al menos una década de fuertes protestas. Su desarrollo va ligado económicamente al del municipio. Las expropiaciones de terrenos a vecinos y agricultores con invernaderos en zonas en las que se debían construir los nuevos accesos a la autovía del Mediterráneo, se iban a compensar con el valor de los nuevos pisos y terrenos en Las Salinas, pero la llegada de la burbuja inmobiliaria y la crisis echó por los suelos los precios y el proyecto, paralizándose todo, provocando masivas manifestaciones contra la política de Gabriel Amat. Hubo agricultores que perdieron varias cosechas al no poder cultivar y otros cortaron las obras de la autovía varios años exigiendo el pago de compensaciones justas para vender sus tierras. Actualmente las obras de la autovía se han reanudado y las expropiaciones se van liquidando tras los acuerdos alcanzados entre propietarios, ayuntamiento y gobierno autonómico.

Quienes se oponen  a la macro urbanización defienden que “tras la desaparición de las salinas hace 30 años debió parecer descabellado que estos terrenos siguieran sin urbanizar, pero lo cierto es que nos hubiera gustado conservar algunas pequeñas charcas salineras, tanto en homenaje a todos los que trabajaron en ellas como para conservar un ejemplo de nuestro patrimonio histórico cultural”. Si hubiera voluntad política entre gobierno y oposición aún habría tiempo para consensuar entre todos los intereses y grupos políticos municipales un proyecto integrador para el futuro de Las Salinas.

Ecologistas en Acción alerta del peligro que supondría para la flora y fauna endémica así como para muchas aves de paso la urbanización, siendo la Ribera de la Algaida uno de los pocos humedales costeros que quedan en Europa, de un gran valor ecológico y pendiente de ser incluido en el Inventario de Humedales de Andalucía. El yacimiento arqueológico de Turaniana está declarado como Bien de Interés Cultural y con un grado de protección A (protección integral) y se expone a un grave peligro al no haberse realizado las medidas y estudios pertinentes, según los ecologistas, que destacan el gran costo que supondría para las arcas del ayuntamiento la realización del proyecto, de más de 200 millones de euros. También se ofrece como argumento en contra realizar más viviendas en la zona existiendo más de 14.000 vacías en Roquetas, más de un 60% de ellas con menos de diez años de antigüedad.

El Ayuntamiento insiste en la legalidad del proyecto, contra el que se presentaron unas 400 alegaciones. Según el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, “lo que estamos haciendo es lo que está aprobado en el Plan General de Ordenación Urbana de 2009, con el visto bueno de la Junta de Andalucía”. Los trámites burocráticos del PGOU y las expropiaciones siguen adelante con los polémicos planes de urbanización, al mismo tiempo que las protestas en su contra.

El documento de ordenación pormenorizada del plan revela que “el 51% de las alegaciones giran en torno a los altos costes de los gastos de urbanización en consecuencia la falta de viabilidad económica del proyecto de reparcelación en la situación actual de atonía del mercado inmobiliario, mientras que un 27% no está conforme con la adjudicación en el uso otorgado o que no se ha respetado el criterio de proximidad; un 15% reclama superficie mayoritariamente en los

Sistemas Generales, así un 5% reclaman construcciones, plantaciones, edificaciones, frente a un 2% que alegan la falta de participación ciudadana y nulidad de las notificaciones. A todas ellas se les ha dado cumplida respuesta en lo que es de la competencia del equipo redactor, concretamente se ha ajustado el coste de las obras, se ha intentado cumplir rigurosamente con los criterios de

adjudicación, se han remedido las superficies de las fincas aportadas y corregidas las mismas en todos los casos que se ha acreditado, tanto en las superficies como en las indemnizaciones“, expresa este documento municipal.

Este mes de octubre finalizaba el plazo para presentar alegaciones a la propuesta de dividir en cuatro fases la urbanización, tal y como revela el equipo redactor de la memoria concluyendo que “tras la experiencia de la información al público, la contestación de las alegaciones y las decenas de reuniones mantenidas por la alcaldía y los técnicos redactores con los propietarios, se hace necesario dar una respuesta administrativa a la principal preocupación de la gran inversión que ha de hacerse en unos momentos en los que el mercado inmobiliario es prácticamente inexistente. Afectando ello especialmente a la gran mayoría de los pequeños propietarios, cuya única posibilidad era el acuerdo con las empresas promotoras, hoy día prácticamente desaparecidas, por lo que se hace imprescindible aplazar el desarrollo de las zonas donde mayoritariamente se emplazan las mismas, no siendo el caso de las grandes y medianas propiedades, que, o bien por su capacidad económica, o por estar en propiedad de entidades bancarias, sí tienen las posibilidades de acometer el desarrollo y ejecución del planeamiento, más cercanas a la playa, formada muy mayoritariamente por grandes y medianas propiedades.”

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