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La guerra por el control de Abengoa se recrudece en la recta final de la negociación para salvar la compañía

Sede central de Abengoa, en una fotografía de archivo.

Consuelo Durán

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El último trimestre se presenta decisivo para que Abengoa evite otro año –y ya serían dos– en agonía, y mucho pasa por lo que ocurra en la junta de accionistas prevista este 30 de septiembre, en primera convocatoria, o el 1 de octubre, en segunda. En esta cita, los accionistas agrupados en torno a la plataforma Abengoashare, con el control de un 21% de los votos, pretenden forzar el cese de la actual cúpula, la misma que hace casi un año impusieron, pero por la que luego se sintieron traicionados cuando pasaran a apoyar el frustrado plan de rescate de 2020 que había ideado Gonzalo Urquijo.

No está en el orden del día, cuyo único punto es aprobar las cuentas de 2019, esas que Abengoa presentó con tanto retraso y las consiguientes sanciones, pero los minoritarios amenazan con votar en contra de las mismas y, además, pedirán el cese del presidente del consejo de administración, Juan López–Bravo, con la intención de imponer a su candidato, Clemente Fernández, expresidente del grupo Amper. El registrador mercantil de Sevilla ya tumbó por falta de documentación su intención de haber incluido este complemento en la agenda, pero se agarran a que la Ley de Sociedades de Capital permite votar ceses y nombramientos pese a que no se hayan metido en el orden del día.

En manos de un administrador concursal desde comienzos de año, EY Abogados, encargado por tanto de presidir y ordenar la junta de accionistas, el desarrollo de la jornada genera incertidumbres en torno a su desenlace, mientras los minoritarios cuentan votos para volver a hacer una demostración de fuerza y tener un papel decisivo en cualquier plan de viabilidad para una multinacional con deudas de más de 6.000 millones de euros, y que en la última década ha logrado dos rescates financieros, si bien ninguno se le ha resistido como este.

Para Abengoashare, hacerse con el control de la matriz supone acceder a Abenewco1, la filial que en realidad concentra los activos de la compañía, después de sus anteriores administradores se los fueran traspasando, con el consiguiente levantamiento en armas de los minoritarios después de que les costara cuantiosas pérdidas en su inversión. Ocurre esto, además, cuando sobre Abenewco1 hay una oferta de compra por parte de Terramar, fondo estadounidense especializado en hacerse con empresas en bancarrota, que ultima un acuerdo con los acreedores de la firma –principalmente KKR y Banco Santander– vinculado a un rescate por parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que debería pasar luego por el Consejo de Ministros.

El objetivo de un consejo de administración de consenso

La SEPI está dispuesta a poner casi 250 millones de euros para la operación, pero urge que haya paz social como garantía, que es lo que más lejos se atisba en estos momentos. Por eso este acuerdo, en el que Terramar se comprometería a no trocear la compañía y a mantener los en torno a 2.000 empleos y los centros de trabajo que tiene en España, permanece en el aire a la espera de que cómo queda el consejo de administración. Entre otras cosas, porque ni a Terramar ni a los acreedores les genera confianza un consejo de administración controlado exclusivamente por los minoritarios, ni estos se fían de las intenciones del fondo estadounidense, que temen que sea un liquidador. Es más, desde Abengoashare mantienen contactos para la entrada de otros inversores y configurar así una operación que entienden más garantista para sus intereses y los de la empresa fundada en Sevilla hace 80 años.

La dificultad pasa, pues, por configurar un consejo de administración que satisfaga a todas las partes, lo que fuentes de la negociación ven “muy poco probable” que ocurra esta semana si bien las conversaciones continuarán “hasta el último momento”. De hecho, en Abengoashare están tan seguros de poder meter a Clemente Fernández como presidente del consejo de administración –secundado por Alfonso Murat y Joaquín Martínez Sieso– que ya barajan otra junta de accionistas extraordinaria antes de que termine el año para, esa vez sí, aprobar las cuentas de 2019, e incluso las de 2020, que en esta ocasión estarían en tiempo y forma.

Los trabajadores piden sumarse a la solución

“Desde los comités de empresa queremos sumarnos a la solución”, han apuntado representantes de los trabajadores desde las distintas empresas. En un comunicado apuntan que los trabajadores son “la pieza imprescindible para el ensamblaje y cierre de acuerdo definitivo que permita a Abengoa salir de la penosa situación actual”.

La plantilla, que desde hace meses protagoniza distintas movilizaciones exigiendo una salida para la multinacional, urgen “un acuerdo definitivo entre todas las partes que ponga fin y deje atrás la etapa vivida hasta esta fecha, con el único interés de que la empresa se ponga en marcha, empiece a crecer y se garantice el mantenimiento de miles de familias que dependen de ella, así como las pymes y autónomos”. El escrito lo firman los comités de empresa Abengoa Agua S.A, Abengoa Energía S.A, Abenewco1, Inabensa Torrecuellar y Plataforma ASE Solucar.

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