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La educación en campaña: de la retirada de competencias a la ratio de alumnado

Estudiante rodeado por varias columnas de libros

Daniel Cela

La educación no ha sido especial protagonista en la campaña electoral a la Junta de Andalucía, hasta que un anuncio sorprendente de Pablo Casado, líder del PP nacional, planteando retirar las competencias sobre educación a Andalucía (a todas las comunidades) para recentralizarlas, la ha puesto encima de la mesa. Lo más llamativo de la medida es que no aparece en el programa electoral del candidato popular, Juanma Moreno, y jamás ha formado parte del discurso del PP andaluz. “¡Ni una transferencia más! La educación tiene que ser competencia del Estado. ¿Qué pintan las autonomías si los niños solo pueden estudiar los ríos de su pueblo?”,dijo el líder popular durante un acto multitudinario en Granada. La formación naranja, que encabeza el candidato Juan Marín, no lleva en su programa la devolución de las competencias educativas al Ministerio, pero Vox sí.

Casado no sólo ha hecho una campaña paralela a la de Moreno, si no que también trasciende su programa político haciendo suyas algunas medidas que defiende el partido de ultraderecha Vox. La presidenta de la Junta y candidata socialista a la reelección, Susana Díaz, ha enmarcado la propuesta de Casado en el contexto de lucha de las derechas por el segundo puesto en estas elecciones, en el que los populares ya no sólo forcejean con Ciudadanos, sino con el partido ultraderechista. “La escuela pública no se toca”, ha repetido Díaz desde entonces. “Lo primero que quiere quitarnos la derecha es la educación. Quieren cerrar las escuelas rurales”, dijo hace dos días en un pueblo del interior rural de Jaén. Pero esto, en realidad, no ha generado un debate educativo, sino un pulso entre la derecha y la izquierda en torno el Estado de las Autonomías.

Bloques

Los programas de los partidos en liza en estas elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre han colocado sobre la mesa una serie de promesas nuevas en materia educativa, pero poco o nada innovadoras. Las propuestas de los partidos para mejorar el sistema escolar sirven para polarizar ese debate en dos bloques: las ideas que propone el PSOE y la coalición Podemos-IU (Adelante Andalucía) y las sugerencias de las dos formaciones conservadoras: PP y Ciudadanos.

Susana Díaz arrancó esta campaña con una propuesta estrella sobre educación que recuerda mucho a las medidas educativas que se implementaban hace diez años, antes de la crisis económica. Los expertos coinciden en que cualquier política que busque transformar estructuralmente el sistema educativo -véase la evaluación pedagógica- tarda al menos diez años en dar resultados. Con ese margen es difícil diseñar propuestas electorales de impacto, a no ser que haya dinero público disponible para suplir el gasto educativo de las familias.

Hace más de dos décadas la Consejería de Educación puso en marcha la gratuidad de libros de texto -hoy blindado en el Estatuto de autonomía-, la bonificación de comedores escolares, aulas matinales, actividades extraescolares y el transporte escolar. En una campaña electoral parecida a esta, se anunciaron los ordenadores gratuitos para el alumnado de Secundaria.

Reinstalados ya en el inicio de la recuperación económica, la candidata socialista ha vuelto a prometer la extensión de la gratuidad de libros de texto en el segundo ciclo de educación Infantil, de 3 a 6 años. “Los que no pueden pasarse los hermanos de un curso a otro porque se pintarrajean, los que pagáis las abuelas a vuestros nietos con la pensión”, dijo Díaz en un acto con personas mayores en San Roque (Cádiz).

En los últimos diez años muchas escuelas y maestros -motivados por la propia Consejería de Educación- han apostado por sustituir los libros de texto por “una enseñanza por proyectos autogestionados, menos costosos y más innovadores”. El Gobierno andaluz ha aplaudido y premiado estos planes de innovación, incluso los ha difundido entre sus escuelas para extender el modelo. Esos mismos profesores han criticado que se haya dado un paso atrás en cuanto han asomado las elecciones, retomando las promesas educativas del “todo gratis”. Díaz anunció la gratuidad de los manuales de Infantil al inicio de la campaña pero tardó diez días en cuantificar el presupuesto de esta medida: nueve millones de euros, ha dicho finalmente, tras las reiteradas preguntas de los periodistas.

PIB, profesores y alumnos

El PSOE y Adelante Andalucía se asemejan mucho en sus apuestas por la educación pública. Ambos defienden un incremento del gasto educativo hasta el 5% del PIB regional. Ambos firmaron este compromiso en un pacto sobre financiación autonómica, suscrito también por el PP en la recta final de la legislatura.

PP y Cs están más volcados en defender la “equiparación salarial” de todos los profesores de España, “de la pública y de la concertada”, y proponen que los maestros sean elegidos “por su calidad, no por su cercanía o la lengua que hablan”.

Los socialistas venden mucha gestión educativa propia, tras 36 años de Gobierno. Díaz ha prometido restituir las medidas que recortó durante la crisis, como los refuerzos educativos para la áreas de Matemáticas y Lengua y aumentar en 12.000 plazas más al profesorado andaluz.

La presidenta de la Junta repite en cada mitin que Andalucía está creciendo en número de maestros mientras la natalidad baja, aunque Podemos e IU le reprochan que ese dato es engañoso: el desequilibrio entre más docentes y menos niños no se ha traducido, en muchos casos, en una bajada de la ratio escolar, porque la Consejería ha redistribuido a los chavales y cerrado muchas unidades. El PSOE también aboga por una reforma de la Ley de Universidades, un plan para la retirada de amianto de muchas escuelas y un programa para la climatización de las aulas en verano.

Este último punto dio mucho que hablar el verano de 2017, antes de que finalizase el curso académico, cuando las temperaturas alcanzaron un récord máximo aún con los alumnos en clase. Podemos llevó al Parlamento una ley de climatización -rechazada entonces por el PSOE-, aunque ahora ambos partidos la llevan consigo en su programa. Adelante Andalucía propone becas-salario para los universitarios con menos ingresos, la creación de nuevos colegios y la reducción de la ratio a 20 alumnos por clase (ahora la legislación básica fija el mínimo en 25 y el máximo en 28 en Primaria).

Teresa Rodríguez también aboga por una reforma asamblearia “en pos de una escuela laica, pública y gratis”; establecer como objetivo la gratuidad de los estudios universitarios, priorizándola en los de Grado y la gratuidad del título de idioma B1. También plantean modificar la Ley de Educación de Andalucía (LEA) e incrementar un 16% las partidas de gastos y funcionamiento de los centros de infantil, primaria y secundaria.

Lo nacional se cuela en campaña

En el debate educativo de las elecciones andaluzas se han colado todos los temas nacionales, incluso el forcejeo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la oposición en torno a la derogación o reforma de la Lomce (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Los socialistas, en Madrid, abogan por avanzar hacia la universalización de la educación de 0 a 3 años, algo que defiende en Andalucía Susana Díaz, pero también el PP y Adelante Andalucía. Los populares piden más centros concertados de Bachillerato, más oferta de escuelas bilingües y la extensión total del aula matinal, el comedor y las actividades extraescolares.

La formación de Rivera plantea un plan de choque para mejorar los resultados académicos, un refuerzo para las competencias en Inglés, Matemáticas y Lectura, y potenciar el Bachillerato Internacional. Ciudadanos también defiende el Estatuto de la profesión docente -una medida que enmarca en un Pacto por la Educación-, un plan de fomento de la FP dual y un incremento del 50% de las guarderías para alumnos de 0 a 3 años.

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