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Siete partidos y siete hombres confrontando minuto a minuto

El debate 'a siete' ignora la ausencia de Rodríguez (Podemos) y se centra en la corrupción

Olga Granado

Era la primera vez que la Radio Televisión de Andalucía (RTVA) programaba un debate a siete para dar respuesta a un nuevo escenario político en el que el Parlamento de Andalucía podría terminar con hasta cinco formaciones con escaño. Con sólo un minuto por intervención este martes en Canal Sur TV, los principales partidos que concurren a las elecciones autonómicas de Andalucía del 22 de marzo, han dado lugar a mucha réplica. Pero, poco debate, la verdad. La presencia de nuevos protagonistas -en este caso se unían los representantes de Podemos, Ciudadanos, UPyD y PA- ha permitido abandonar, a ratos, los lugares comunes dándole más dinamismo a la cita de la jornada previa en la misma cadena pública con el debate a tres entre los candidatos a la presidencia del PP-A, PSOE-A e IU.

Tenían 90 minutos a repartir entre siete -todos hombres por cierto- por lo que se ha impuesto la obligación de hacer un esfuerzo de concisión, ya que había demasiados temas sobre la mesa: paro, corrupción, transparencia, propuestas en materia de políticas sociales, vivienda… En general, han podido dar bastantes pinceladas de sus ideas en una convocatoria en la que -siendo rigurosos- nadie ha ganado ni perdido, pero sí han dejado mejor o peor impresión.

Como era de esperar, gran parte del debate se ha centrado en los reproches entre los representantes del PSOE-A y el del PP-A, partidos que han mandado a sus respectivos portavoces parlamentarios, Mario Jiménez y Carlos Rojas. El primero, también número 1 por Huelva, ha recurrido a los mismos argumentos que usara la candidata a la presidencia del PSOE-A, Susana Díaz, en el debate a tres. Y por ello ha gastado muchos minutos en disparar contra el PP-A, y ha vuelto a referirse a cuestiones de las que presume el PSOE-A y con las que llevan meses queriendo acorralar a los populares: que tienen imputados en sus listas para los comicios, que no aceptan el reto de la presidenta de publicar sus declaraciones de la renta y las de sus cónyuges y que no están dispuestos tampoco a que la Cámara de Cuentas de Andalucía fiscalice su contabilidad.

Por su parte, Carlos Rojas le he replicado recurriendo mucho a la corrupción -el caso ERE ha salido en varias ocasiones- para contraatacarle y a la ineficacia de las políticas del PSOE-A que han llevado a que después de más de 30 años de gobiernos con este partido, la comunidad autónoma esté permanentemente una media de 10 puntos por encima de la tasa de paro del país.

Otro de los asuntos que ha permitido una mayor confrontación ha sido que Mario Jiménez sacara a relucir la propuesta de la oficina contra el fraude que su partido lleva en el programa electoral. Han arremetido contra la idea el candidato a la presidencia por UPyD, Martín de la Herrán, ofreciéndole las ocho sedes de su partido para controlar la corrupción, y el del PA, Antonio Ruiz, quien ha criticado que se apueste por la creación de un nuevo órgano para colocar a “enchufados”.

Precisamente, cuando se ha hablado del tema de la transparencia, Juan Marín, candidato a la presidencia por Ciudadanos, ha mencionado las “líneas rojas” de su partido, como que no llevan imputados en sus listas porque no lo permiten sus estatutos, retando a los demás a hacer lo mismo. Lo cierto es que muchos partidos lo tienen recogido en sus estatutos o códigos éticos, pese a que luego no lo apliquen.

El golpe de efecto de Martín de la Herrán

También cuando se hablaba de transparencia, Martín de la Herrán ha optado por un golpe de efecto. Ha repartido entre sus contertulios cartulinas con la nota que el organismo Transparencia Internacional pone a cada partido y donde el suyo saca la calificación más alta (9). Con ello quería defender el compromiso de su formación con este tema y el suyo propio en cuestiones como no pretender enriquecerse con la política: “Cuando sea diputado renunciaré a mi sueldo”.

Por cierto que este candidato ha sido muy duro cuando se ha hablado de sanidad. Ha mencionado a la gente que muere en las salas de espera en Andalucía en una comunidad autónoma que “ha aplicado recortes en educación y sanidad y no en la administración paralela”. Frente a ello ha expuesto el programa electoral de su partido, que incluye la sanidad universal y gratuita “también para los inmigrantes, no sólo por una cuestión humanitaria, sino también para protegernos de que nos puedan traer infecciones”, ha llegado a decir.

Por su parte, el candidato de IU a la presidencia, Antonio Maíllo, que era el único que hacía doblete porque ya había estado el lunes en el debate a tres y ha prometido “estar en todos a los que sea invitado”, se ha visto mucho más cómodo que la jornada previa, quizá porque esta vez estaban todos los participantes sentados. Ha insistido en marcar distancias con el PSOE-A y en remarcar que las cosas han empeorado desde que la coalición de izquierdas no está en el Gobierno de Andalucía. Ha puesto el caso del blindaje de los consejeros del PSOE-A y el PP-A en la Cámara de Cuentas, pactado por las dos formaciones en vísperas de la disolución del Parlamento de Andalucía, para tenerlos en el mandato hasta 2017. Cierto también que este reproche se lo han hecho también a los partidos mayoritarios el resto de participantes.

Mientras, el candidato a la presidencia por el PA, Antonio Ruiz, ha hecho mucho hincapié en los recortes que la Junta de Andalucía quiere “ocultar”, con obras de chares paralizadas, privatizaciones de servicios hospitalarios -ha exhibido el BOJA- o los despidos de agentes locales de promoción de empleo o monitores escolares, entre otros. Ha sido éste el único que ha aludido a la ausencia en este foro de la candidata a la presidencia por Podemos, Teresa Rodríguez, que había decidido no estar porque tenía un mitin ya programado en Jaén y cuya presencia habría evitado que fuera totalmente masculina la convocatoria.

En su lugar ha estado el número 2 por Cádiz de Podemos, Jesús Rodríguez, quien ha ido muy por libre y evitando entrar en disputa. Salvo cuando Antonio Ruiz le ha reprochado el modelo de financiación que están proponiendo varias voces en su partido, nadie le ha increpado directamente en un debate en el que ha habido confrontación entre el PSOE-A y el PP-A sobre todo, pero también de éstos con IU, o entre UPyD y el PA o de todos contra el de Ciudadanos. Pero nadie ha parecido reparar en el candidato de Podemos, que ha aprovechado para lanzar las propuestas de su partido en cada minuto que le correspondía sin atacar a nadie.

Finalmente, el debate ha terminado con 30 segundos para cada uno de los siete en el que podían pedir el voto. Cada uno lo ha hecho, con la lección muy bien aprendida, a excepción de Mario Jiménez, que ha preferido leer lo que traía preparado para esa conclusión.

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