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¿Hablamos de deducciones o de marco mental?

Cartel publicitario del PP andaluz sobre la deducción fiscal por gastos educativos de la Ley de Tributos Cedidos

Lucrecia Hevia

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“Los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia de ello, conforman las metas que nos proponemos, los planos que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que cuenta como el resultado bueno o malo de nuestras acciones”.

Eso dice Lakoff, el autor del afamado libro de comunicación política “No pienses en un elefante”. Nuestro modo de ver el mundo se ve tintado, como es lógico, de la realidad que nos rodea. Es más, en tiempos de Redes Sociales en los que vivimos, la realidad se torna mucho más sesgada porque el algoritmo de turno nos da lo que queremos ver, leer o escuchar (qué fascinante que pueda hacer eso un algoritmo). Aspectos, asuntos y opiniones que casen con las nuestras. Y así, nuestra realidad queda aún más limitada.

Es una pena porque los espacios de debate se minimizan, y también los puntos de encuentro. En general, todos deberíamos pasear más por nuestras ciudades más allá de nuestro barrio, hablar con más gente que no sean solo nuestros amigos de siempre, e intentar percibir qué pasa a nuestro alrededor para romper nuestro “marco mental”. En el caso de los políticos y políticas que dirigen el país, esta tarea debería ser imprescindible. Vengas de donde vengas, hay que hacer un esfuerzo para superar tu realidad inmediata.

Cuando no se hace, pasan cosas como la campaña que ha lanzado el PP sobre diferentes deducciones fiscales para familias en Andalucía. El paquete de deducciones es amplio y hay cosas interesantes en él. Sin embargo, en la campaña planteada el Partido Popular “vende” esto: “Un matrimonio con un rendimiento de 80.000 y que apunta en septiembre a su hijo a una academia de inglés y de informática, abona 90 euros al mes por curso. Se deduce 104 euros”. Si cumple este perfil, enhorabuena porque la campaña está dirigida a usted.

Cuando las necesidades las marcamos en función solo de lo que nos rodea nos podemos llevar la sorpresa de que nuestro entorno no es la sociedad completa. A no ser que el objetivo sea lograr imponer un marco mental

Pero si no, igual es que lo que se está lanzando al aire en este tipo de propaganda política es un marco mental concreto: matrimonio, 80.000 euros de ingresos anuales, academia privada.

Matrimonio. Sin querer ser reduccionista, las familias andaluzas no las conforman solo matrimonios. Parejas de hecho, parejas sin oficializar, familias monoparentales, tutores de niños y niñas que no tienen padres o madres. Lo de matrimonio se ha quedado pelín corto. No implica gravedad pero proyecta una realidad específica.

80.000 euros anuales. Solo el 2,8 por ciento de las familias en Andalucía tienen ingresos entre los 80.000 y los 100.000 euros anuales (sí, es el dato correcto). Y ya lo sé, la deducción no es solo para ellos. Pero me pasa como con el cheque bebé en su momento. Igual deberíamos hacerlo progresivo. Más para el que menos. Porque hasta el propio portavoz del PP en el parlamento andaluz ha reconocido que “las familias con menos recursos no se pueden permitir llevar a sus hijos e hijas a academias privadas”. Y me pregunto si a las familias que se pueden gastar 810 euros al año en una academia les supone un punto de inflexión en su decisión una deducción de 100 euros.

Academia privada. Nada que objetar a las academias privadas de lo que sea, fuente de conocimientos variopintos. Pero ¿de verdad queremos hacer reposar la excelencia educativa de Andalucía en las academias privadas? ¿Por qué no reforzamos el idioma y la informática en los centros escolares públicos?  Y otro apunte, no hablamos solo de academias. Salvo que cambie vía enmienda, como explicamos en este medio, también beneficia a las familias que matriculen a sus hijos en un centro escolar privado, que cuentan con enseñanza de inglés o de informática. Si ya puedes abonar la factura de un centro privado ¿te hace falta que desgrave?

Entonces la medida concreta no es para todos. Y la propuesta para darla a conocer es una manera de lanzar un marco mental específico, hecho legítimamente con el entorno más cercano a los miembros del gobierno, pero que deja fuera una realidad que está ahí. A esa realidad de “los otros” se le podría preguntar qué le hace falta. Qué le urge. Qué necesita. Porque cuando las necesidades las marcamos en función solo de lo que nos rodea nos podemos llevar la sorpresa de que nuestro entorno no es la sociedad completa. A no ser que el objetivo sea lograr imponer un marco mental en el que todos creamos que cobrar 80.000 euros al año y heredar más de un millón de euros por cabeza es lo normal.

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