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Las izquierdas pactan in extremis una candidatura conjunta para las elecciones de Andalucía

El ministro Alberto Garzón se hace un selfie junto a Yolanda Díaz frente a la portada de la Feria de Sevilla, ante Mar Gónzalez de Equo, Inma Nieto y Toni Valero de IU, y Esperanza Gómez de Más País.

Daniel Cela

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Las seis formaciones de izquierdas que llevaban meses negociando una candidatura conjunta para las elecciones andaluzas del 19 de junio -IU, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde- han llegado a un acuerdo político esta noche para desatascar, in extremis, una nueva coalición que llevará el nombre 'Por Andalucía', y evitará que haya una división de tres papeletas a la izquierda del PSOE.

La nueva confluencia, que cuenta con el aval de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, estará encabezada por la portavoz de Unidas Podemos y veterana diputada de IU, Inmaculada Nieto, candidata a la Presidencia de la Junta. Ha sido un pacto de última hora entre las direcciones de Podemos e IU lo que ha desbloqueado la candidatura conjunta.

La formación morada se ha resistido con uñas y dientes a renunciar a su candidato para encabezar la confluencia, pero a las 23.51 horas difundió el documento del acuerdo con IU y un breve comunicado: “Podemos ha cedido la candidatura a la presidencia, que quedará en manos de Inma Nieto, para favorecer una coalición entre los partidos y poder mejorar la vida de los andaluces y andaluzas”.

La noticia se difundió de inmediato, sin embargo, minutos después IU aseguró que “Podemos no había llegado a tiempo para registrar su nombre en la coalición ante la Junta Electoral Andaluza”, ubicada en la segunda planta del Parlamento, donde llevaba esperando toda la tarde su representante jurídico. Dos funcionarias llevaban allí desde las ocho de la mañana aguardando la fumata roja de las izquierdas.

Fuentes parlamentarias confirman que la coalición que se ha registrado a tiempo, antes de que expirase el plazo límite [23.59 horas], sólo incluye a cuatro de las seis formaciones de izquierdas: IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, las que inicialmente estaban de acuerdo en la marca y el nombre de la candidata.

Se abre ahora un lío jurídico difícil de desentrañar. Hay un acuerdo político firmado entre Podemos e IU, que permitirá a los morados ser candidatos de la coalición, “pero no formar parte de los órganos de dirección”, según fuentes consultadas. El documento registrado ante la Junta Electoral, de una veintena de páginas, contiene el reglamento de esta alianza de partidos, con el reparto de funciones, pero sin la firma de Podemos hay muchas dudas jurídicas de que los morados puedan hacer valer el compromiso que han plasmado en su acuerdo escrito con IU, en caso de disputa interna.

A la una de la mañana, el desconcierto sobre lo que acababa de ocurrir era total, el cabreo mayúsculo, y las versiones de unos y otros diferían por completo. Podemos defiende que sí llegaron a tiempo y que había enviado su firma electrónica a IU.

De la ruptura al pacto

Las últimas 24 horas recogen la crónica del fracaso político estrepitoso de las izquierdas andaluzas -divididas, enfrentadas, desfondadas-, pero en los últimos minutos ha cambiado todo: los órdagos se revelaron faroles y, próximos a la hora límite, Podemos regresó a la foto de unidad junto al resto de partidos de izquierdas.

El pulso final lo han librado Podemos e IU, poniendo en riesgo su propia alianza en Unidas Podemos, miembro del Gobierno de España. Los morados se resistían a renunciar a su candidato como cabeza de cartel de la confluencia: el diputado en el Congreso por Cádiz y guardia civil de profesión, Juan Antonio Delgado; pero IU tenía el consenso del resto de fuerzas -excepto Alianza Verde- para que fuera Inma Nieto (Algeciras, Cádiz, 51 años).

El cartel electoral, la correlación de fuerzas entre IU, Podemos y Más País en los puestos de salida de las candidaturas provinciales, el reparto de los recursos económicos -parlamentarios, extraparlamentarios y los gastos de campaña-, e incluso el reparto de puestos institucionales -la Mesa del Parlamento, las portavocías, los órganos de extracción parlamentaria- han sido las trincheras del último acuerdo para desatascar la gran coalición de izquierdas, llamada a sumar en un bloque progresista que dispute el Gobierno andaluz al PP de Juan Manuel Moreno, apoyado previsiblemente en el Vox de Macarena Olona.

Listas provinciales

No había discrepancias notables en los principios ideológicos, en el programa electoral o en la estrategia política y de campaña -nada de esto aparecía en el acuerdo suscrito in extremis-, sino en los sillones, el reparto de poder y el dinero a repartirse. Todo esto ha quedado estipulado, negro sobre blanco, en el documento pactado por Podemos e IU al filo de la medianoche:

Para la elaboración de las listas electorales se seguirá un modelo cremallera y de paridad de género. Podemos será cabeza de cartel en cuatro provincias con más garantías de sacar diputados -Cádiz, Granada, Córdoba y Huelva-; IU encabezará las listas de Málaga, Jaén y Almería; y la primera por Sevilla será la líder de Más País, Esperanza Gómez, seguida de un diputado de Podemos y otra de IU.

IU se queda con la portavocía del grupo parlamentario y Podemos tendrá la portavocía adjunta y la secretaría de grupo. También se reparten la actividad parlamentaria. Las preguntas al presidente de la Junta rotarán, una vez cada uno. El debate del Estado de la comunidad, que se celebra una vez al año, lo hará un miembro de Podemos, y el debate de Presupuestos, también anual, un dirigente de IU. Las presidencias de las “eventuales comisiones” se reparten entre ambos, dando prioridad a la formación morada.

Reparto del dinero

Los recursos parlamentarios y extra parlamentarios se dividirán al 60% para Podemos y el 40% para IU, y ambos se repartirán la contratación del equipo técnico y de asesores en la misma proporción. Los gastos de campaña y posterior subvención electoral serán al 50%. También han decidido qué partido ocupará un sillón en cada uno de los órganos de extracción parlamentaria: IU en el Consejo Audiovisual; Podemos en la Mesa del Parlamento y en el Senado; e IU en la Cámara de Cuentas.

El esfuerzo por reunificar a todas las formaciones a la izquierda del PSOE andaluz ha dado frutos, aunque agridulces, después de muchos meses largos de negociación: habrá dos papeletas a la izquierda del socialismo: la vieja confluencia -Adelante Andalucía, un proyecto andalucista y pseudosoberanista liderado por Teresa Rodríguez; y la nueva confluencia: Por Andalucía, que lleva la transversalidad “más allá del rinconcito reservado a la izquierda del PSOE”.

La alianza andaluza de seis formaciones viene respaldada directamente por la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que el jueves posó junto a todos sus integrantes en la Feria de Sevilla, y les instó a sumar “proyectos diferentes para seguir ensanchando nuestro país”. “Lo que me gustaría es que Andalucía no se coloque de espaldas al signo de los tiempos, mire hacia adelante y hacia la suma”, añadió, implicándose por primera vez en esta empresa, a las puertas de la campaña electoral.

La reunificación de Más País y Podemos

La coalición que sale de aquí pretende ser una avanzadilla del “frente amplio” que Yolanda Díaz quiere convertir en proyecto de país. Andalucía, la región más poblada con 8,5 millones de habitantes, abre así un nuevo ciclo político en el arco de las fuerzas progresistas en España. Es el primer territorio que ve materializarse en una misma papeleta la reconciliación (al menos estratégica) entre los herederos de Pablo Iglesias (Podemos) y los de Íñigo Errejón (Más País), con Izquierda Unida ejerciendo de puente.

La formación morada es miembro del Gobierno de España, pero en la negociación andaluza -consciente de que era un diálogo en diferido con Yolanda Díaz- ha evidenciado que sus fuerzas están muy mermadas. Podemos carece de representación parlamentaria -los seis diputados de Unidas Podemos son de IU, y el resto de los suyos se fueron con Teresa Rodríguez, expulsada por “tránsfuga”. Tampoco ostenta alcaldías de peso, no tiene la implantación territorial de IU -64 alcaldías y alrededor de mil concejales-, no tiene representación institucional relevante en la comunidad más poblada de España, como tampoco los tiene en Cataluña, y su peso es irrelevante en Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla y León.

Los morados parecían fuera de la órbita de la confluencia andaluza sólo dos horas antes del acuerdo, pero se han integrado, diluido o fundido en un proyecto más horizontal, “porque la alternativa era avanzar solos sin el empuje y la base social que tuvieron antaño”, dice uno de sus dirigentes. En el seno de la ejecutiva regional, que encabeza Martina Velarde, ha habido un tenso debate interno y un “vértigo” profundo a quedarse fuera.

Un espacio electoral reducido

En 2018, las opciones a la izquierda del PSOE andaluz pasaban por una sola papeleta -Adelante Andalucía- que logró el 16,18% del escrutinio: 17 diputados y 584.040 votos. La proyección que maneja la nueva confluencia no pasa del 7 o el 8% del escrutinio en este momento, según fuentes de la negociación, pero confían en doblar los números durante la campaña. Los sondeos, sin embargo, sitúan al PP de Moreno al borde de la mayoría absoluta, con un resultado que superaría a todos los partidos de izquierdas juntos.

Los dirigentes de los seis partidos llevaban negociando a escondidas o de forma telemática desde el pasado enero, pero han sido los últimos minutos del plazo legal los que han desatascado el asunto. Podemos e IU se han intercambiado propuestas de última hora para que unos y otros renunciasen a sus respectivos candidatos a cambio de más escaños asegurados en la Cámara.

La dirección nacional morada ha pilotado la negociación -con más presentismo en la recta final- para imponer a Delgado, a quienes sus compañeros valoran como “una buena persona”, pero “un paracaidista de Madrid a Andalucía”. La ejecutiva andaluza estaba reunida en Sevilla esta tarde, con la mediación directa de la secretaria de Organización estatal, Lilith Vestrynge. La resistencia a ceder el cabeza de cartel ha sido numantina.

En paralelo a la negociación con el resto de fuerzas de izquierdas, Podemos aceleró sus primarias y terminó presentando a su aspirante -elegido sin rival interno- y bendecido personalmente por la secretaria general, la ministra Ione Belarra, que visitó Sevilla expresamente para dejar clara la posición de Podemos.

Pero enfrente, había cuatro partidos que ya habían alcanzado un principio de acuerdo, y que se inclinaban por elegir candidata a una mujer, “más acorde con el signo de los tiempos”. No fructificó la propuesta de una independiente de peso, la secretaria general de CCOO, Nuria López, que declinó la propuesta aferrándose al compromiso con su sindicato. El nombre final es el de Inma Nieto, veterana dirigente de IU, que en la recta final de legislatura fue la portavoz del grupo Unidas Podemos. Sin embargo, hasta el 16 de mayo no se cerrarán las listas definitivas por las ocho provincias.

La imagen exterior de esta guerra civil de las izquierdas radiada a los cuatro vientos -como todas las de la izquierda- obligaba a hacerse una pregunta obvia: ¿Qué más da si logran o no logran la candidatura única? ¿Cuánto va a durar esa unidad si minutos antes de conseguirla la bronca interna y el resuello por quedarse con más o menos cuota de poder y sillones en el Parlamento era total? La confluencia nace bajo la sombra del escepticismo y la incertidumbre, dejando a una amplia base social “exhausta, cabreada o decepcionada”, según los apelativos recabados este viernes por miembros de los partidos que han seguido la negociación desde la barrera.

La primera confluencia -Adelante Andalucía- se estrenó con más ilusión y menos fuego cruzado en las elecciones de 2018, pero acabó dinamitada desde dentro por sus socios fundadores tras ver cómo se conformaba el primer Gobierno andaluz de derechas tras 37 años de hegemonía socialista.

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