‘Colombina’: así sonaba el pop del siglo XV
Fahmi Alqhai ya le había puesto el ojo hacía 25 años, pero hay proyectos que necesitan su tiempo. El violagambista, director del Festival de Música Antigua de Sevilla (FemaS), sabía sin embargo que tarde o temprano acabaría grabando junto a su grupo, Accademia del Piacere, el Cancionero de la Colombina de Sevilla, uno de los grandes monumentos sonoros del Renacimiento español, conservado durante cinco siglos en la Biblioteca del mismo nombre de la catedral hispalense. Ahora, gracias a una beca Leonardo del BBVA y al Ayuntamiento de Sevilla, ha podido sacar adelante la grabación bajo el título Colombina. Music for the the Dukes of Medina Sidonia.
Preservado gracias al celo bibliófilo del hijo de Cristóbal Colón, Hernando, que lo adquirió en 1534, fue manuscrito muy probablemente en la opulenta capilla del Duque de Medina Sidonia, y es testimonio aquella ciudad que fue capital comercial europea y estaba a punto de convertirse en la puerta de América.
“El cancionero es la foto de un periodo, el origen de la identidad española justo antes del descubrimiento de América, cuando nuestra cultura va a impregnarse de las influencias de ultramar”, explica el músico. 95 piezas que conforman el corpus más antiguo del repertorio español, de las cuales Alqhai ha seleccionado quince, con la firma de compositores “de muy alto nivel, que tocan todos los palos”, añade. El compositor predominante es Juan de Triana, aunque también contiene composiciones de otros autores de renombre como Johannes Cornago, Johannes de Urrede y Johannes Ockeghem.
'Hits' de palacio
Según Alqhai, nos encontramos ante verdaderos hits del momento, los grandes éxitos del pop del siglo XV, ideados al gusto de los duques de Medina Sidonia y de sus invitados, aunque hoy parezcan un tanto alejados del oído del melómano contemporáneo. “Se podría definir como un pre-Renacimiento. Nuestro oído está acostumbrado a la música tonal, a un Vivaldi, por ejemplo. Pero esta no es una música dura para nada, fue creada para el deleite de pequeñas reuniones, no para las grandes ceremonias ni yéndose a lo complicado de la composición. Era una música para el entretenimiento de palacio, por así decirlo. Piezas cortitas, sin demasiada búsqueda de trascendencia, que como músico te permiten un amplio margen de recreación”.
De hecho, este detalle ha hecho particularmente atractivo el proceso de Colombina. Music for the the Dukes of Medina Sidonia. “Un reto especialmente estimulante”, así lo define Alqhai, para quien “no se trataba solamente de tocar notas escritas, sino de imaginarte una música de la que tenemos solo un esqueleto, con muy poca carne. Muchas canciones son estróficas, repiten una melodía sencilla con un contrapunto también muy sencillo, y tienes que desarrollar lo demás. Esto es algo que sorprende a mucha gente, porque en efecto las partituras, generalmente, no suelen estar para toquetearlas mucho: no lo haces con la 5ª de Mahler ni con La pasión de Johann Sebastian Bach, que están muy escritas. Pero aquí la música está muy definida, tienes que ser más creativo. Y, por supuesto, tienes que conocer cómo afrontaban ellos esta música”.
“Otra cuestión es el sonido original”, prosigue Alqhai. “Nadie sabe cómo sonaba esto, es una entelequia. Por eso teníamos que ser conscientes de que tocamos para un público del siglo XXI, y a partir de ahí intentar sacar algo potente”.
Jugar con el riesgo
Y potentes suenan, desde luego, temas como el tierno Qué bonito niño chiquito, el sereno y reconfortante Ave Maris Stella o la épica polifónica de Postludium entre otros paisajes musicales. La grabación se realizó en el Convento de San Pedro de Alcántara del Colegio Mayor La Luz, una pequeña joya arquitectónica de la ciudad de Sevilla desconocida para el público general y que guarda las condiciones acústicas y de sonoridad adecuadas. Una vez registradas estas jornadas, el trabajo de edición, mezcla y masterización se llevó a cabo en los estudios Sputnik de Jordi Gil con Félix Vázquez y Rami Alqhai a la cabeza de las ediciones.
El inequívoco atractivo del álbum ha hecho que sellos de la importancia de Sony Classical y Deutsche Harmonia Mundi se hayan involucrado respectivamente en su distribución internacional y producción. El resultado, ya disponible en las plataformas digitales de streaming, guarda una sorpresa para los amantes del formato físico: una de las ediciones del disco contiene tanto el concierto íntegro grabado en la Sala Turina de Sevilla el pasado mes de diciembre como un documental sobre el proyecto.
Sobre el hecho de que estas composiciones hayan sido tan poco divulgadas a lo largo de los años, el músico apunta que “no es un repertorio desconocido, solo se ha usado poco. Tenemos todo el rato en las salas de conciertos a Vivaldi, Haendel y Bach, pero un repertorio como este ni aparece. Jordi Savall grabó la Colombina a finales de los 80, pero en general a los grupos les causa temor embarcarse en una música como esta”.
Savall, uno de los maestros de Alqhai, aparece una vez más como “un grandísimo referente, siempre tiene buenas ideas, pero creo que la música ha cambiado mucho desde los años 90, sabemos mucho más de la música antigua que hace 30 años, y en este sentido hemos jugado con cierta ventaja. Creo que hemos afrontado el material desde una visión algo más arriesgada, pero pasa con todo lo que hacemos: jugamos con el riesgo y con el límite, que es donde están las cosas más enriquecedoras”.
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