Las librerías renacen en Huelva
Nadie lo habría dicho hace dos años. En 2016, cuando Huelva hacía balance de los libros que se pueden comprar en sus librerías oficiales con motivo del Día de las Librerías que organiza la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), se ponía sobre la mesa un dato que, al menos, invitaba a la reflexión: según datos del Mapa de Librerías, elaborado por el Gremio de Libreros de Madrid en colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura, Huelva había perdido un 50 % de librerías, y había pasado, en toda la provincia, de las 51 que tenía en 2013 a 27.
No se sabe exactamente si fue causa/efecto, pero los libreros onubenses parece que tomaron nota de aquellos pesimistas datos, y la capital creció en 2017 casi un 100 % en número de librerías, entendiéndose como tales las que se dedican en exclusiva a vender libros de todo tipo, sin estar incluidas en la estructura, por ejemplo, de un centro comercial que se dedique a otras actividades.
A los nombres clásicos que ya existían, ‘Belba’, ‘Siglo XXI’, ‘Saltés’ y ‘Guillermo’, se han unido ‘La dama culta’, ‘Dorian’ y ‘Odiel’. Que haya siete librerías especializadas en una ciudad de 140.000 habitantes supone una media de una por cada 20.000 personas de la ciudad. No es una media muy alta, pero sí supone un crecimiento exponencial que parece dar algo de oxígeno a un sector que lucha contra la competencia tanto del vecino como de internet.
Una cita con la diversidad
Eso sí, tener libros en una estantería con el precio puesto ya no basta para sostener un negocio consistente en vender cultura en papel. De todo el exponente de nuevas libreras, el diario.es/andalucia visita ‘La dama culta’. Su propietario, Manuel Jesús Soriano, tiene claro que la diversidad es lo que vale, “por lo que no sólo hay libros a la venta, sino también se organizan presentaciones, recitales, conciertos de jazz y hasta sesiones de monólogos, todo lo que haya que hacer para atraer a la gente y fomentar la cultura”.
Algunas de sus actividades se realizan en familia. Otras se queda gente de pie por la demanda que tiene, pero este profesional con 12 años de experiencia en el sector, que ahora está afrontando su aventura en solitario, tiene claro que cuando suena el despertador cada día hay que inventar algo nuevo para que el libro se baje de la estantería y termine en casa del lector.
Su librería ocupa un local de 50 metros cuadrados, y nada más entrar da hasta corte aceptar su invitación, pero pide que nos sentemos cómodamente en los sillones que presiden la sala, cojamos un libro y disfrutemos de su lectura. Es una de las claves, porque “cuando se compra un libro por internet sólo vemos su resumen de sinopsis, y hay veces que cuando lo compramos nos decepciona, de modo que el librero, no el vendedor de libros, es una figura imprescindible para tener en casa buena literatura”.
De hecho, “en internet no podemos decirle al vendedor que queremos varios libros de estilos concretos, sentarnos con él y echar un rato hasta tener el que queremos; eso sólo se puede conseguir en librerías físicas, las de siempre”.
Con esa premisa, Soriano muestra tanto las estanterías de saldos, como las de los best sellers o -algo impensable hace años- una sección en la que se pueden encontrar libros escritos por onubenses, entre ellos los del propio librero, que tiene la ventaja de recomendar hasta sus propios libros cuando el visitante busca un estilo concreto,
“Es como acunar la cultura”
En este ambiente de nuevos locales dedicados en exclusiva a la venta de libros, la escritora adamantina Fátima Javier, autora, entre otros, de ‘Los que miran distinto’ (Pábilo Editorial), cree que “es ilusionante que crezcan los lugares que acogen libros”, explicando gráficamente que, el hecho de que nazca una librería equivale a “sentir que se puede acunar la cultura, como las cosas que nacen, como lo que se crea para quedarse”.
Ella ha sido una de las autoras que ha presentado su libro en el sillón de ‘La dama culta’, y ella, como otros muchos autores, puede pasear ahora por una ciudad donde ver una librería ya no es una excepción, sino una ilusionante realidad.
