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Factoría Echegaray: una aventura teatral en Málaga

La Factoría Echegaray

Sergio Rubio

Este miércoles la Asociación de Artes Escénicas de Andalucía se reúne con los responsables de la Factoría Echegaray, una aventura teatral que empezó hace un año y medio y que espera consolidarse con el apoyo de la ARESAN.

Porque para hablar de la factoría hay que remontarse a finales de noviembre de 2015, cuando el pleno del Ayuntamiento de Málaga aprobaba por unanimidad una moción que daba voz a la profesión teatral malagueña a través del colectivo TEMA y que se fusionaba a una iniciativa previa de producción propia de los teatros municipales.

De este modo nacía Factoría Echegaray con el objetivo de consolidarse como un centro de producción de espectáculos propios. El teatro Echegaray, situado en pleno centro histórico, sería el epicentro del ambicioso proyecto.

Muy pronto, en Febrero de 2016, se abrió la primera convocatoria de proyectos sin importar su procedencia, y a finales de mayo, un comité integrado por profesionales de todo el país seleccionó cinco de ellos.

La condición sine qua non era que los montajes de estos proyectos se realizarían con intérpretes malagueños, residentes o con especial vinculación a la ciudad cumpliendo así con uno de los principales objetivos estratégicos de los teatros municipales: la promoción del tejido escénico local.

Balance de proyectos

En una ciudad como Málaga que ha despuntado estos últimos años en el panorama cultural nacional, una iniciativa que fomenta la profesión teatral en el ámbito municipal parece coherente.  Y en ese contexto se enmarca Factoría Echegaray.

A modo de incubadora, Factoría Echegaray ha estrenado cuatro proyectos (Los Puercos, Rama, El Proceso, La Presa), se han comenzado los ensayos de un quinto espectáculo (Monogamia) y programado hasta final de 2017 cuatro obras más. Hasta el momento cumple con lo prometido y da cabida a más de una veintena de artistas locales.

Todas las propuestas han sido muy diferentes entre sí, al igual que las experiencias de los profesionales que han participado en ellas. Factoría Echegaray es una apuesta difícil a la que la celeridad de su arranque ha puesto a prueba su engranaje interno. Hablamos de levantar nueve proyectos en un año, que suman más de cien funciones con diferentes equipos artísticos, estilos, etc.

Según los propios artistas que han pasado por Factoría “todo es mejorable” y es cierto que muchos de los problemas que encontraron las primeras producciones se han solucionado en posteriores montajes. También han existido dificultades tanto en la promoción como en la comunicación interna con los propios creadores. Dificultades subsanables en cuanto pueda crearse un equipo de producción con completa autonomía, explican desde la Factoría.

En busca del público

Aunque la respuesta del público va en crescendo, aún le queda recorrido antes de consolidarse con el público malagueño. Tarea no sólo institucional sino creativa. La inclusión de dramaturgos, músicos y técnicos en el proyecto como parte del tejido local es imprescindible.

En un proyecto cultural tan ambicioso, un año es un periodo de tiempo pequeño. Por eso quizá hay que recordar cuando se pagaba al público por ir a las salas en un festival de cine que veinte años después ese mismo festival es un referente nacional. Iniciativas como Factoría Echegaray necesitan del cuidado y el mimo desde los despachos y de los actuantes de la cultura. Y puede que el respaldo de ARESAN la Factoría pueda despegar.

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