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Málaga baja la persiana por la Covid: “La consigna es aguantar el tirón”

Un negocio en la Alameda Principal

Néstor Cenizo

Málaga —

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A simple vista, nada podía hacer sospechar este martes que las terrazas de Málaga, bien pobladas un mediodía de sol y 24 grados, tendrían que bajar la persiana apenas unas horas después. Málaga, una ciudad de servicios, volcada en la última década en el turismo y la hostelería, echa el cierre. Tras Almería, es la segunda capital de provincia andaluza en cerrar toda actividad no esencial en esta ola de la pandemia. A las 18.00 de la tarde de este martes, las cafeterías y restaurantes, los comercios, los cines o los gimnasios cerrarán hasta nueva orden, que no llegará hasta que la incidencia baje de los 1.000 casos positivos de coronavirus por cada 100.000 habitantes a 14 días. También lo han hecho otras grandes ciudades andaluzas como Marbella o Jerez.

Mientras sirve una cerveza tras una barra precintada, Francis García resume cómo se siente: “Mal, mal, mal”. Salió del ERTE hace apenas un mes. Panroma, la cafetería en la que trabaja, está a la espalda del edificio que alberga la gerencia de Urbanismo. Al no estar en el centro, su clientela no son los turistas, sino empleados de la zona. Y ahora que empezaba a remontar, tendrá que cerrar por tiempo indefinido, con un mínimo de 14 días, si no más.

A este hombre le atenaza la incertidumbre. “Si dentro de dos semanas bajamos de los 1000 casos, y abrimos, ¿quién nos dice que no volveremos a subir y a tener que cerrar? Y cuando volvamos abrir, ¿volverá la gente?”, se pregunta. “Esto es un sinvivir. Llevo dos noches sin dormir. Este mes he cobrado y he podido pagar. Pero tengo tres hijas, a mi mujer ahora le han cortado el trabajo y tengo que pagar la hipoteca”, lamenta. Aún no ha cobrado una parte correspondiente al ERTE anterior y teme que ahora se repitan los problemas.

Javier Frutos, presidente de MAHOS (la patronal de hostelería de la ciudad de Málaga) asegura que la situación es crítica y que en el sector hay “indignación” por la falta de ayudas directas después de un año en el que han debido limitar aforos y horarios. “El cierre total es la puntilla”, dice Frutos. MAHOS está ofreciendo apoyo a sus asociados para abrir una vía judicial contra las administraciones.

Según la asociación, el cierre de negocios de hostelería de la ciudad rondaba el 40% hace apenas un par de semanas. “Pero con estas medidas serán más. Todos van a cerrar ahora y no sabemos si podrán volver a abrir”, advierte Frutos, que asegura que la facturación global en 2020 fue un 35% de la del año anterior, y que en enero apenas ha llegado al 20%. Los gastos, a excepción del coste laboral cuando se han aplicado ERTEs, “son los mismos” y medidas como la posible modificación de la tasa de ocupación de la vía pública o una reducción de la tasa de basuras se estudian para 2021. El Ayuntamiento de Málaga también ha aprobado conceder ayudas directas a la hostelería y el comercio minorista, por un total de cinco millones de euros.

“En las tiendas pequeñas apenas entra gente y hay un control”

Aunque este martes podían verse colas en las mercerías, el cierre afecta de lleno al pequeño comercio minorista. En la Alameda Principal, María Victoria y Conchi Torés colocan un bolso en el escaparate de un comercio histórico, Bolsos Antonio. Han resistido a las interminables obras del Metro y vaticinan que también superarán esta crisis, pero advierten del efecto sobre la cadena de producción: “Los proveedores lo entienden, pero Hacienda o la luz… con ellos no se retrasan los pagos”, dicen. En los últimos años han ido reduciendo el número de empleados hasta quedar solo los familiares. Ahora tienen clara la consigna: “Aguantar el tirón”.

Gemma de Torres tiene una pequeña zapatería en el centro, y acaba de retrasar un pedido a un fabricante de Alicante. “No puedo anularlo, es una empresa pequeña y si anulo un pedido de miles de euros se lo comen con patatas. Todos dependemos de todos”, comenta. Su mayor temor es que las restricciones persistan en primavera, su mejor época, y explica que este año no ha ganado nada. En su opinión, el cierre del pequeño comercio es injusto y solo servirá para que trabajadores ociosos se reúnan en otros lugares: “Llevo cinco clientes esta mañana. En las tiendas pequeñas apenas entra gente y hay un control”, dice. “Estas medidas en 14 días no van a bajar mucho la incidencia. ¿Llegaremos a 700? ¿Y si luego sube, qué pasa?”, se pregunta, antes de pedir un confinamiento generalizado.

Enrique Gil, presidente de la Federación de Comercio de Málaga (FECOMA), es “pesimista”. Las previsiones de consumo son negativas y ya han cerrado unos 2.000 comercios de los 28.000 que había en la provincia, según sus cifras. “Esto puede ser la puntilla para otro 15%”, advierte. Como MAHOS, FECOMA se queja de la falta de ayudas. La nueva línea de financiación exige estar al día de los pagos con la Seguridad Social. Algo “imposible de cumplir” a día de hoy, según Gil, que también pide la condonación de las tasas municipales, “no el retraso”.

Y como los hosteleros, los comerciantes se dicen estigmatizados: “No hay dato objetivo que demuestre que en el pequeño y mediano comercio se producen los contagios. Sería positivo que los políticos supieran dónde ocurren los contagios”. La Junta de Andalucía no se ha reunido con ellos en el último año, denuncia.

Dos semanas bordeando el cierre

Durante las últimas semanas, Málaga había evitado el cierre in extremis. El pasado jueves, cuando la Junta debía decidir qué nuevos municipios cerraban la actividad no esencial en la madrugada del viernes, se produjo una reducción drástica e inexplicada de los contagios en toda la comunidad, que registró ese día la mitad de los casos notificados el jueves anterior. El consejero advirtió esa misma mañana que podía ser un “diente de sierra”, y fuentes de su departamento negaron a este periódico que se produjera alguna incidencia con la notificación de los casos. Esto permitió que la tasa de Málaga ciudad bajara a los 891 casos por 100.000 habitantes y que la actividad comercial y hostelera se mantuviera (con restricciones) durante el fin de semana.

Este lunes, cuando las medidas debían revisarse de nuevo, la tasa había escalado a 1008, por encima del límite. Este martes ha vuelto a reducirse hasta los 994,9 tras sumarse 284 contagios. El martes es el día de la semana que se notifican menos contagios, porque no incorporan positivos detectados en los centros de salud, cerrados el fin de semana.

“Si seguimos 14 días con una cifra de contagios de unos 200 al día llegaremos a una cifra de incidencias acumuladas justo por debajo de 500. ¡¡Hagámoslo!!”, animó el alcalde Francisco de la Torre, que también hizo cuentas lamentando lo que pudo ser y no fue: “Si en la ciudad de Málaga se hubieran producido siete contagios menos en cada uno de los últimos 14 días no hubiéramos llegado a 1.000 contagios acumulados. ¡¡Con una cifra de 400 diarios la suma de 5.600 contagios acumulados hubiera supuesto menos de 1.000 por 100.000 habitantes!!”.

El alcalde lleva varias semanas comentando a diario las tasas de incidencia, animando a los ciudadanos a “cumplir con el deber” para que la ciudad no llegase a la tasa de 1000, consciente del grave problema económico que supone el cierre total. La oposición le exige ahora medidas directas que palíen la crisis. Adelante Málaga pide ayudas “directas e inmediatas”. Según Paqui Macías, portavoz del grupo municipal, las ayudas aprobadas no llegarían al 5% de los negocios afectados. Daniel Pérez, portavoz del PSOE, pidió a la Junta de Andalucía que utilice el superávit para conceder ayudas directas: “Si cae la economía de la ciudad de Málaga, cae la de Andalucía”.

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