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Málaga celebra su primera marcha del Orgullo en seis años

N.C:

Néstor Cenizo

Por primera vez desde 2013, Málaga ha celebrado una marcha del Orgullo LGTBI. Ha partido del ayuntamiento, junto al que ondeaban LGTB y una bandera trans, y ha culminado una hora después en la Plaza de la Constitución, donde se ha leído un manifiesto reivindicativo redactado por las asociaciones LGTBI de la ciudad. Había en el ambiente la sensación de que se trataba de un Orgullo único: por la conmemoración de los 50 años de los disturbios de Stonewall, pero también por el aumento de las actitudes intolerantes y la irrupción de Vox en el panorama político.

“Ser homosexual no es una enfermedad. Ser de Vox sí”, decía una pancarta. La llevaba Isidro Martínez, que advertía de que en el caso de los votantes del partido de Abascal, tiene cura. Otros carteles aludían a la encrucijada que supone la normalización de actitudes, expresiones y declaraciones políticas intolerantes con la diversidad sexual: “Por quienes de verdad saben lo que nos jugamos”. “Por quienes no tienen voz”. Javier Gavilán, un joven que venía de Fuengirola para participar en la marcha, cree que este el auge de un partido “con tantos prejuicios” es una amenaza “para el país”.

Mucho se ha avanzado en los últimos años, pero existe una sensación de que hay riesgo de retroceso. También, que sigue habiendo mucho que mejorar. Un ejemplo son las reivindicaciones del colectivo transexual. Isaac apunta que el cambio de nombre y de sexo sigue siendo muy difícil. “Tienes que pasar dos años hormonado, obtener un certificado médico… Sigue estando patologizado”.

“Es que se basan en el DSM-V, que sigue siendo patologizante”, apunta Benjamín, a su lado. “Cuando vas a algunos sitios no les entra en la cabeza que seas trans y puedas no ser heterosexual. A los dos testigos que yo llevé les preguntaron si yo había tenido novia… Y yo puedo ser hetero, homosexual o bisexual”. Benjamín añade que para él es un problema que le cambien el nombre en muchos organismos. “Tengo que ir con el BOE y enseñar la ley”, protesta. “Y que todavía tenga que venir un psicólogo a decir si eres trans o no…”.

Según Isaac, el trato sigue sin estar normalizado. Según varios chicos trans, parte del material de la Unidad de Atención a la Persona Transexual sigue reflejando su antiguo nombre patologizante: UTIG (Unidad de Trastorno de Identidad de Género). Varias personas aseguran a este medio que sigue esa es la presentación cuando desde la unidad se descuelga el teléfono.

Una marcha no secundada por todos

Junto al ayuntamiento, de donde ha partido la marcha, colgaban las dos banderas, que sin embargo no han sido desplegadas en el balcón junto a las enseñas nacional, autonómica y local.

La marcha del Orgullo dejó de celebrarse en Málaga en el año 2013 por desavenencias entre las asociaciones locales. Este año, Arco Iris y Familias por la Diversidad volvieron a convocarla bajo el lema “La marcha LGTBI vuelve a Málaga”.

“Ha habido mucha gente que nos ha pedido volver a organizar la marcha y que se visibilice. Creo que Vox ha tenido mucho que ver”, explica Gonzalo Serrano, portavoz de Arco Iris. “La gente ahora tiene más consciencia de que hace falta ser visible para que no nos coman el terreno ganado. Antes no era tan obvio, parecía que todo estaba conseguido”.

Carmen Ramírez, de Familias por la Diversidad, cree que hoy “más que nunca” hace falta estar en la calle. “No es festejo, es reivindicación”, opina. “Los trogloditas (no digo su nombre para no darles publicidad) están haciendo un discurso muy peligroso que hay que parar. Y tienen que pararlo los partidos democráticos no dando voz a ese partido racista, machista y homófobo”, espeta.

Han participado asociaciones y entidades no específicamente LGTBI, como UGT, CCOO, Amnistía Internacional, Cruz Roja, CGT, Ustea o SAT. También se vio a Dani Pérez (portavoz del PSOE) o Eduardo Zorrilla (portavoz de Adelante). Sin embargo, de las asociaciones locales LGTBI sólo Juntos por la Diversidad ha secundado la marcha. Tampoco se ha visto a representantes del PP o Ciudadanos.

Unas 500 personas han marchado desde el consistorio hasta la Plaza de la Constitución, donde a las ocho de la tarde estaba prevista la concentración promovida por el área de derechos sociales del ayuntamiento y la Agrupación de Desarrollo LGTBI de Málaga, que aglutina a las asociaciones locales. Ya en la plaza, el número de congregados ha crecido.

El periodista Iván Gelibter ha leído un manifiesto en el que ha alertado contra “la sombra de la ultraderecha en todo el mundo” que “intenta oscurecer nuestro sendero de baldosas amarillas”. “El abrigo y el terrible blanqueamiento que buena parte de la derecha conservadora y liberal ha permitido en nuestro país ha hecho regresar al debate asuntos que pensamos que habían sido superados”, ha advertido.

“Les molesta que nos manifestemos y quieren que volvamos a meternos en el armario”, lanza Carmen Ramírez: “Pero tienen que dejarnos amar a quien queramos, porque es lo más bonito que hay”.

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