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Sima de Villaluenga: viaje a las entrañas de la sierra gaditana

Sima de Villaluenga.

Mª Ángeles Robles

Villaluenga del Rosario puede presumir de ser uno de los pueblos más bonitos del Parque Natural Sierra de Grazalema, pero también de ser uno de los términos municipales en los que más cavidades rocosas existen. Los espeleólogos que llevan desde mediados del siglo XX explorando la zona han identificado alrededor de cien simas, cuevas y abrigos propiciados por la roca caliza que abunda en estas montañas.

También en este apacible municipio serrano, conocido mundialmente por la excelencia de sus quesos, se localizan tres de las simas más importantes de Andalucía, y, entre todas ellas, reina la sima de Villaluenga por su cercanía al pueblo y por ofrecer al visitante la posibilidad de contemplar su amplio cañón de entrada sin apenas esfuerzo.

La sima de Villaluega, reservada para espeleólogos

El acceso a las profundidades de esta cueva subterránea, que alcanza unos 237 metros de profundidad, está reservado únicamente a equipos de espeleólogos expertos, como explica Juan Manuel González Montero, que ha tenido la suerte y el atrevimiento de explorar esta emblemática cavidad.

Él pertenece al grupo de espeleología GIEX, ahora centrado en los trabajos que se están realizando en la cueva de la Motilla. Como vecino de vecino de Villaluenga y experto espeleólogo desde hace 45 años, Gómez Montero reconoce la atracción que produce esta cueva que sigue suponiendo un verdadero reto.

El grupo Montesinos de Jerez la exploró por primera vez 1954 y “faltó poco para que aquel hito acabara en tragedia”, como recogen los periódicos de la época y relata exhaustivamente la crónica del Marca que atesora González Montero como testimonio e hito de las incursiones en esta gruta subterránea.

El primer gran rescate

Los miembros del grupo pionero en el descenso a la sima de Villaluenga no contaban con los equipos ni con las herramientas disponibles hoy ni tuvieron en cuenta las lluvias que se avecinaban y que convirtieron a la cueva en una verdadera trampa. El equipo de rescate tuvo que montar un sistema de poleas en la boca de la sima para poder sacar a los exploradores atrapados a la superficie.

De los peligros que encierra la sima de Villaluenga sabe mucho también Antonio Benítez, que, además de ser el único guardia municipal de pueblo, se conoce al dedillo el entorno y ha explorado muchas de las cuevas y abrigos que jalonan este municipio. Para él, esta sima tiene un atractivo especial pero también advierte de que es una de las más peligrosas.

Benítez ha participado junto a los bomberos de Ubrique en numerosos simulacros de rescate de personas que se realizan en esta sima, en la que se dan algunas de las condiciones más extremas con las que los equipos de salvamento se pueden encontrar.

La de Villaluenga sigue siendo una “sima activa”. Esto significa que sigue funcionado como sumidero de las aguas de lluvia que caen copiosamente en una zona, la sierra de Grazalema, conocida por ser la de mayor índice pluviométrico de España.

Las aguas que circulan por el estrecho y profundo valle que conforma la Manga de Villaluenga encuentra su salida natural en esta sima. Por eso, hasta los especialistas “deben andarse con cuidado para entrar en ella según qué época del año”, advierte Juan Manuel González Montero.

El visitante que se acerca a esta zona a través de un cómodo camino de madera podrá observar una gran hendidura rodeada en la roca que conduce al acceso principal de un enrevesado laberinto de pozos, salas, sifones, ríos y cascadas. La más completa oscuridad reina en este mundo subterráneo aún sin explorar completamente.

El trabajo del grupo Alta Ruta de Jerez en la sima de Villaluenga

Juan Manuel González Montero destaca el magnífico trabajo que está realizando el grupo de montaña Alta Ruta de Jerez, que “ya ha penetrado alrededor de 3.700 metros en la gruta y ha encontrado varias vías alternativas para sortear algunos de los principales obstáculos”.

La sima de Villaluenga, como ocurre en otras cuevas, es un entorno muy sensible que merece la pena preservar. Como explica González Montero, se ha comprobado que las aguas que se concentran en la sima de Villaluenga ven la luz en algunos manantiales de la cercana población de Ubrique, a más de siete kilómetros de distancia, aunque todavía no se conoce el recorrido exacto que realizan estos acuíferos estratégicos para el abastecimiento de la sierra hasta salir a la superficie.

Cómo afrontar el sendero hasta la sima

Para comenzar el sendero de la sima de Villaluenga es recomendable dejar el coche en algunas de las zonas de aparcamientos habilitadas en la parte baja del pueblo. El inicio del camino se encuentra al otro lado de la carretera. En el panel explicativo situado al final del recorrido podremos observar un interesante croquis que nos ayudará a comprender mejor la complejidad del interior de la cueva.

El otoño es una buena época para visitar esta puerta a un mundo subterráneo desconocido porque la vegetación que rodea la hendidura abierta en la roca que da paso a la entrada de la sima muestra la mezcla de ocres y verdes propios de la estación, y también porque las temperaturas suaves convertirán el recorrido en un agradable paseo.

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