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Susana Díaz y Juan Espadas miden sus fuerzas con la recogida de avales en las primarias del PSOE de Andalucía

Susana Díaz, este lunes en una agrupación socialista de Puerta de Segura.

Daniel Cela

24 de mayo de 2021 21:04 h

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Susana Díaz y Juan Espadas van a proclamar este martes su candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía con la presentación de los avales de sus compañeros, el primer termómetro que mide las fuerzas entre la secretaria general de los socialistas andaluces y el alcalde de Sevilla en las primarias del 13 de junio.

Los estatutos del partido han restado peso a este trámite –al reducir el número de firmas exigida al 2% del censo (unas 900)–, pero ambas candidaturas admiten haber recogido más firmas de las estrictamente necesarias. Bien para mapear el sentir de toda la militancia socialista y adivinar sus posibilidades de ganar a tres semanas vista; bien por si hubiera que lanzar un “golpe de efecto hoy mismo”, a saber, presumir de un aluvión de avales que haga desistir al rival antes de llegar a las urnas. “No habrá guerra de avales si el otro no quiere, pero el efecto simbólico y psicológico de la recogida de firmas es evidente, aquí nadie se relaja”, dice uno de los responsables de campaña de Espadas.

La recogida de avales en el PSOE–A solía marcar un punto de inflexión en las primarias: en 2013 descabalgó a los competidores de Susana Díaz, el hoy ministro Luis Planas, y el ex alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, incapaces de reunir las firmas suficientes de militantes para proclamar sus candidaturas. No hubo contienda ni votación en urna, y la sevillana se erigió de manera directa en cartel electoral a la presidencia de la Junta de Andalucía, tras presentarse con 22.880 firmas, la mitad del censo de entonces. En 2017, Díaz repitió la estrategia –tratar de aplastar a su rival bajo una montaña de avales–, pero Pedro Sánchez sorprendió con un volumen de firmas muy aproximado que dejó atónitos a los socialistas: no sólo había partido, es que además se podía perder. Y se perdió.

Este martes, en la sede del PSOE andaluz de la sevillana calle de San Vicente, los cuatro precandidatos a la Junta de Andalucía tienen que presentar los avales necesarios para proclamar provisionalmente su candidatura. Díaz y Espadas pasarán el corte sin problemas; al profesor Luis Ángel Hierro todavía le faltaban medio centenar este lunes, y el médico Manuel Pérez tiene pocos visos de continuar.

Los nuevos estatutos del partido, aprobados en el 29 Congreso, redujeron a la mínima expresión este trámite para igualar las oportunidades de los aspirantes con ascendencia en el aparato y los que venían directamente de abajo. Fue una de las reglas que trajo consigo el nombramiento de Pedro Sánchez, “el candidato de las bases”, que alteró el reglamento interno para desinflar el poder de influencia del aparato. Las primarias andaluzas van a estrenar este esquema, con tan paradójica coyuntura, que los dos grandes aspirantes pertenecen a sendos aparatos: Díaz lidera el aparato andaluz, y Espadas es vicesecretario general del PSOE de Sevilla, y es el elegido por Ferraz para finiquitar para siempre el susanismo.

El censo de estas primarias se ha cerrado en 46.577 socialistas, 818 menos que en el último proceso interno: 42.432 militantes, 1.275 afiliados directos y 2.870 de Juventudes, según avanzó El País. Los estatutos exigen un mínimo del 2% de avales del censo y un máximo del 4%, esto es, 931 como mínimo y 3.724 como máximo. Con estos números, Planas habría pasado el corte en 2013 –entonces aseguró haber reunido 4.500 firmas, cuando se necesitaban 6.860 (el 15%)–, probablemente también el ex alcalde de Jun –hoy próximo a Sánchez en la Moncloa– y las primarias se habrían resuelto en las urnas. Ahora, si Luis Ángel Hierro logra el mínimo de firmas necesarias, habrá tres candidatos el 13J, y si ninguno obtiene más del 50% de los votos, se resolverá en segunda vuelta el 20 de junio.

Los avales ya no son una avanzadilla de la victoria final, pero ni Díaz ni Espadas menosprecian la importancia de esta parte del proceso interno. “Es el principal elemento de pulsión que tenemos y es una base de datos importantísima”, dicen ambas corrientes. Los dos son veteranos y hacen números lo más ajustados posibles para garantizarse la victoria. Susana Díaz viene de las Juventudes Socialistas, fue secretaria de Organización del PSOE de Sevilla y siempre le acompaña el título oficioso de ser “la que mejor cuenta avales” [al menos hasta el congreso en el que buscó firmas para Carme Chacón, pero vio ganar a Alfredo Pérez Rubalcaba]. Díaz proviene de una cultura de partido en la que se “perseguía al militante” para captar su apoyo a una candidatura, a veces, a cambio de un puesto en la ejecutiva o en el Gobierno andaluz.

Este relato de partido con tintes sicilianos solían usarlo los adversarios políticos del PSOE, pero ahora es la propia secretaria general andaluza quien reproduce el mismo marco mental en su propia campaña, defendiendo la meritocracia “contra el amiguismo”, “la militancia contra el aparato de Madrid”, y subrayando, a las claras que no tiene “ni BOE ni BOJA”, es decir, que no puede ofrecer empleo a cambio de avales. Una hipótesis envenenada para Espadas, que sí tiene poder institucional –la Alcaldía de Sevilla– y cuenta con el beneplácito del presidente del Gobierno.

El reglamento desinfló el poder de los avales para significar que así se limitaba la influencia del aparato. Porque en 2017, Susana Díaz contaba con todo el respaldo de los barones y de la vieja guardia del PSOE, frente a Pedro Sánchez, pero finalmente obtuvo menos votos que avales (59.041 papeletas frente a 60.231 firmas para ser candidata), justo lo contrario que su rival. Este desajuste trasladó la idea de que la sevillana había comprometido el apoyo de muchos militantes que, a la hora de la verdad y en urna secreta, optaron por respaldar a Sánchez. “Por respeto al nuevo reglamento, que quiso acabar con eso, nosotros no entraremos en la guerra de avales”, dice la portavoz de la campaña de Díaz, María Márquez. Pero ninguna de las dos candidaturas se resiste a sugerir o deslizar que tienen “muchos más avales de los que van a presentar”. “Tenemos para presentar tres o cuatro candidatos”, bromea uno de los apoyos de Díaz.

El regidor de Sevilla dice haber interiorizado “otra cultura de hacer primarias”. Espadas ha dado orden de no presionar para lograr los avales, y detenerse cuando se haya llegado al 4% que garantiza la proclamación con holgura, en caso de que se dupliquen firmas o haya algún problema técnico. “Sin hacer una campaña intensa de recogida de avales, estamos recibiendo mucho apoyo ilusionado. Nuestro objetivo es tener más votos, no más avales. No venimos a dar empujones”, dice uno de los ex dirigentes del PSOE que respalda al regidor hispalense.

La campaña no empieza oficialmente hasta el próximo domingo, aunque Díaz y Espadas llevan días recorriendo Andalucía y protagonizando actos en diversas agrupaciones. Los 45.757 militantes se reparten de manera desigual por las ocho provincias, siendo Sevilla la que más inscritos cuenta (8.929), seguido de Málaga (5.958), Jaén (5.880), Granada (5.817), Cádiz (4.615), Almería (4.239), Huelva (3.501) y Córdoba (3.493). Además, votan los afiliados directos vía internet y la agrupación de las Juventudes Socialistas.

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