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El maíz convencional gana terreno al transgénico en Aragón

Prácticamente dos tercios del maíz transgénico que se cultiva en España crece entre Aragón y Cataluña, especialmente en Huesca y Lleida.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

El cultivo del maíz convencional sigue ganando terreno al del transgénico en Aragón, según indica la “Transferencia de resultados de la red de ensayos de maíz y girasol en Aragón” que elabora el Gobierno autonómico con los datos de su red de estaciones agronómicas de Zuera, Ejea y Biota, que recogen cómo “comparativamente con otras campañas ha habido una disminución porcentual importante de siembra de maíz transgénico en Aragón”.

El uso de variedades vegetales con el ADN modificado en relación con el empleo de las convencionales registró en la última campaña “una caída importante” en relación con los datos que se registraban a partir de la temporada 2012-2013, señala el informe, que cifra en 35.000 hectáreas la superficie dedicada a los primeros en Huesca y Zaragoza, mientras que en Teruel su utilización es prácticamente residual.

Esta evolución se debe, entre otros motivos, al “aumento de las superficies de maíz de segunda siembra en la provincia de Huesca”. En estas, “la probabilidad de ataques tardíos es posible de manera más virulenta con las segundas generaciones de taladro”, la inocuidad ante el cual es la principal ventaja competitiva que ofrece el maíz genéticamente modificado. Y, sin embargo, “aún con esta situación en esta provincia sólo el 50 % de la superficie de segunda siembra son variedades transgénicas”.

La escasa incidencia de este insecto que devora las plantas en el campo aragonés es uno de los principales motivos de la decadencia del maíz transgénico en Aragón, donde al hecho de que “los daños producidos por la plaga de taladro en estos últimos nueve años no han sido relevantes en la mayoría de los casos”, aunque sí tuvieron cierta incidencia en el verano-otoño de 2018, se le suma otro factor: “las producciones de las variedades convencionales han sido tanto o más altas que sus variedades transgénicas”.

Los técnicos del Gobierno de Aragón llevan cinco años detectando indicios que apuntan a que los rendimientos del transgénico no suponen ninguna ventaja comparativa frente al de las variedades convencionales.

35.000 hectáreas declaradas, 47.000 sembradas

Aragón es, por detrás de Castilla y León, “la zona productora de maíz más importante de España con más de 82.000 ha de cultivo” que suponen “un 24 % de la superficie y producción de cultivo de la península” al alcanzar las 902.088 toneladas. El año pasado la superficie se redujo un 3,8%, en parte por la “competencia” de la cebada en las primeras siembras (las que se cosechan en primavera), aunque, al mismo tiempo, “la producción ha aumentado un 18 %, debido fundamentalmente a la mejora de las condiciones productivas” de esta campaña.

Algo más de la mitad de esas 82.000 hectáreas, concretamente 44.932, fueron sembradas con OMG (Organismos Modificados Genéticamente), lo que equivale “un 38 % de la superficie total de maíz transgénico dedicada al cultivo en España”, que fue de 115.246. Es una extensión netamente superior a la de sus inmediatos seguidores, que son Cataluña, con 38.752 hectáreas y un 32% del total, y Extremadura con 14.138 y un 12%.

Esos datos sobre el cultivo del maíz, cuya intensa producción en Aragón tiene a sus mejores clientes en los productores de piensos para una ganadería cada vez más industrializada, se basan en la compraventa de semillas y en los seguimientos del Ministerio de Agricultura, indica el estudio, que añade que, de acuerdo con las declaraciones de la PAC (Política Agraria Común), serían únicamente 35.384 hectáreas.

Esa extensión, que el estudio considera una “información más cercana y más acorde con la realidad” a pesar de que omite los miles de hectáreas no declaradas y dedicadas en la práctica a este cultivo en amplias áreas del sur de Huesca, rebaja la cuota del transgénico al 43,7% al restarle casi 10.000 hectáreas.

Huesca cultiva la cuarta parte del maíz transgénico de España

De acuerdo con estos últimos datos, la superficie dedicada al cultivo del maíz transgénico se habría reducido en más de 12.000 hectáreas en la comunidad de un año para otro, ya que la extensión declarada a efectos de subvenciones alcanzó las 47.417.

Esos datos no desvirtúan en el plano porcentual el peso de la provincia de Huesca como una de las principales productoras de maíz transgénico junto a la vecina de Lleida: las 27.373 hectáreas declaradas como dedicadas a su cultivo el año pasado, tras haber alcanzado un récord 36.967 en la campaña anterior, suponen casi la cuarta parte de las que los explotan con el cálculo en función del consumo de semillas.

La superficie declarada de maíz transgénico en la provincia de Zaragoza se redujo a 7.903 hectáreas en su quinta campaña consecutiva de reducción desde las 21.056 alcanzadas en 2013, mientras que en Teruel, que no ha alcanzado los 800 en lo que va de década, se quedó en 108.

Con todo, los agricultores zaragozanos siguen siendo, como viene ocurriendo en las últimas siete campañas, los más proclives a su uso, ya que en la última campaña lo sembraron en el 62% de la superficie, siete puntos por encima de los de Huesca y cerca de triplicar el 23% de Teruel.

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