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- Encantada de saludarle, presidente.
Esas fueron las únicas cuatro palabras que, con voz palpitante de la emoción, fueron capaces de salir de mi boca cuando José (Pepe) Mújica me cogió la mano para devolverme el saludo.
Escuchar al expresidente de la República Oriental de Uruguay siempre es un placer. Aprender de su sabiduría y de una dignidad intacta a pesar de lo vivido, no es para menos que sentirse orgullosa de compartir minutos con él.
A pocas personas líderes mundiales se les debería tolerar el referirse en público a la libertad, una voluntad cada vez más ultrajada, reprimida y agraviada por esos mismxs líderes. Cuando el presidente Mújica habla de libertad lo hace en términos de única herramienta para vivir, sujeta al tiempo necesario para poder ejercerla. Sólo alguien encerrado en calabozos durante 13 años, torturado sin tregua, es capaz de hablar así de la libertad.
Con su voz melosa y anciana recorre la historia de las relaciones entre Uruguay y España, la relación entre ambos pueblos. La historia de un pueblo acogedor, como fue el primero. De personas exiliadas, que sufrían, que lloraban y dejaban atrás miseria y hogar, como fue el segundo. La solidaridad entre los pueblos como única bandera a la que adorar.
Ser capaz de soportar en el mismo espacio a la herencia de quiénes apoyaba y aplaudían a aquellxs que le apagaban esa luz del calabozo para que no pudiera leer, cultivar mente y corazón y, así, demostrar que la dignidad es lujo de unxs pocxs.
El presidente Mújica tiene grandes frases en su hemeroteca personal, de esas que sólo son capaces de salir de la boca de alguien tan sabio. Sabiduría de la que sólo corresponde a humildes como Pepe Mújica, que es capaz de nombrar en un mismo discurso a Antonio Machado o Galeano y sentenciar la obligatoriedad de una República como único modelo de estado garante de la libertad e igualdad entre su ciudadanía. Para mí, de todas las grandes que ha dicho, la mejor frase que he escuchado del presidente Mújica es esa que dice poco y lo dice todo “somos republicanxs, porque nos quedó incrustado que nadie es más que nadie”.
Con esa frase en los bolsillos de mi memoria sólo me resta agradecerle, y hacerlo como a él verdaderamente le gusta que le llamen quiénes considera estamos en el mismo lado de la lucha -¡cuánto honor!-… GRACIAS, COMPAÑERO MÚJICA.