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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Tú, putero, con pistola y con dinero

Paloma Lafuente

Hablemos claro, putero.

Tú y yo sabemos que el interés subyacente en todo este debate vuelve a ser, como ha sido siempre, un interés masculino. El interés de usar la pistola pagando dinero. Tú interés, putero.

Sibilinamente disfrutas presenciando el desvirtuado objetivo de la discusión: el derecho a decidir de las mujeres a vender su cuerpo. Pero sabes, putero, que no cuela. Que si nadie compra el producto el objeto de venta carece de fundamento. Que tiene que haber demanda para que haya oferta. Que si el 98 % de las personas que ejercen la prostitución son mujeres*, con toda seguridad, el mismo porcentaje de la demanda viene de los hombres. Puteros como tú, que queréis tener derecho a comprar. Porque ese es el objetivo real de todo este debate: el derecho de los hombres a comprar a las mujeres.

Y, precisamente por esto y mucho más, me tendrás enfrente junto con el resto de mujeres y hombres feministas que luchamos por erradicar la compra de seres humanos. Y que luchamos también contra la desigualdad y la explotación sexual. Porque la prostitución es la expresión máxima de la alianza entre el patriarcado dominante y el capitalismo depredador; una alianza criminal.

Y tú, putero, tu pistola y tu dinero nos insultáis a las abolicionistas con falacias sobre el puritanismo y la inflexibilidad. Pero tú sabes, putero, que en ningún momento hablamos de erradicar a las prostitutas, nosotras queremos abolir la prostitución. Hablamos de abolir la doble explotación: la económica y la sexual. Hablamos de no regular la violencia contra las mujeres, porque el 80 % de las mujeres en prostitución son víctimas de explotación sexual*. Hablamos de ofrecimiento de alternativas reales para que las mujeres puedan alejarse de la violencia que se ejerce sobre su cuerpo. Alternativas para poder alejarse de hombres como tú. Pero a ti, putero, con tu cuajo, tu pistola y tu dinero te encanta sumarte a predicar el discurso de la libertad de decidir y el de “escuchemos a las putas”, esas a las que luego pagarás para poder alardear de tu pistola y tu dinero.

Y va y te cae como un regalo del cielo la noticia de la creación de un sindicato de prostitutas. Y sonríes. Y las feministas nos enzarzamos en un debate al que se pegan como lapas los puteros que emergen de las cloacas de ambas orillas: la de la izquierda y la de la derecha. Y en un dos por uno, aprovechas la ocasión para azuzar el fuego de intentar enfrentar a las feministas. Porque, evidentemente, “el que hablen ellas” no llevaba implícito que tu cierres la boca.

Es curioso que cuándo más poder y más fuerza tiene el movimiento feminista, cuándo más se tambalean los cimientos del patriarcado, surjan “espontáneamente” debates que no estaban en los temas inmediatos de la agenda política del movimiento feminista. Y tú jaleas la discusión con tu pistola y tu dinero.

Pero siento decepcionarte. Nosotras no peleamos; nosotras debatimos, reflexionamos, discutimos y discrepamos, pero no peleamos. La violencia es cosa vuestra.

Y repites el mantra del derecho a organizarse. Pero a estas alturas quien ha querido saber ya sabe. Sabe como tú y como yo lo que la investigación realizada por un medio de comunicación** desvela: que algunas de las personas que promueven dicho sindicato tienen claros vínculos empresariales. Y eso, putero, es absolutamente contrario a los intereses de cualquier organización sindical.

Tú y yo hemos leído (igual en tu caso es mucho suponer) que la persona promotora de este sindicato tiene vínculos empresariales con una empresa que a su vez tiene otras dos empresas administradoras: una relacionada con la fontanería y otra con la informática, y que ambas facturan una millonada al año a pesar de que su actividad declarada no justifica semejante pastón en ingresos. Vamos, que hasta a ti y a mí nos llega por igual el tufo a proxenetismo y trata de blancas.

Pero a ti, putero, te da igual todo esto. Compras mujeres, compras cuerpos, compras mercancía humana como objeto de disfrute. El tuyo, claro. Tú, que cada vez que has utilizado la palabra puta a lo largo de tu vida lo has hecho cargándola de estigma, desprecio y degradación a una mujer. Tú, que con la reapertura del debate no pretendes otra cuestión que así siga siendo porque, en realidad, a ti te importamos una mierda las mujeres. Tú, putero voceras, que vienes de adalid de la libertad no pretendes ni dignificar ni visibilizar a las mujeres que ejercen la prostitución, pretendes empoderarte tú y tu masculinidad y que, además, te aplaudamos por tu contribución a mejorar los “derechos laborales”. Y no, putero, tú eres un hombre a izquierdas y derechas que quieres tener la libertad de comprar el cuerpo de una mujer para satisfacer tus deseos y seguir así demostrando y manteniendo tu situación de privilegio y de dominación sobre nosotras.

El macho que tú quieres demostrar que eres mata, cosifica, viola y considera que hay grados de personas: las que compran y las que pueden ser compradas. Y no quieres barreras, no quieres límites, no quieres esconderte. Porque los verdaderos hombres, los verdaderos machos, no se esconden. Y ya está bien de tanto estorbo y tanto remilgo a hacer públicamente una oda a tu virilidad.

Tú, putero, necesitas libertad para fanfarronear y seguir manteniendo esos privilegios masculinos que ahora se te tambalean. Libertad para desenfundar tu gran pistola cuando lo desees, libertad para poder comprar sujetos que se conviertan en objetos para ti. Necesitas despejado el camino para seguir demostrando quién manda aquí.

Escucha, putero, voy a descubrirte algo que igual aún no sabes: cuando una mujer, una compañera, una aliada que ejerce la prostitución folla contigo por dinero no está teniendo una relación libre; no tiene deseo, no tiene placer, no está trabajando. Esta siendo usada, cosificada, objetualizada. En la mayoría de los casos lo hace por necesidad de supervivencia. Ella está siendo violada por el disparo de tu pistola, ese disparo que te crees libre e impune de descargar porque lo has pagado con dinero.

Das asco, putero.

*Datos obtenidos de Médicos del Mundo y de la web del Gobierno de España.

**La información proviene de la investigación realizada y publicada por el periódico Diario16.

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