El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Si de algo nos gusta hablar en Podemos es del Cambio. Otros lo han tomado tras nosotros, le han puesto apellidos: el cambio tranquilo, el cambio sensato. El cambio que no se nota, pero queda bien en un cartel. “Qué modernos somos”, deben pensar al adoptar una palabra tan magnífica y usarla de adorno en vez de de guía. No entendieron nada entonces y no entienden nada ahora al llamar a nuestra evolución “crisis”.
En Vistalegre adoptamos una estructura de elecciones, la famosa “máquina de guerra electoral” y pasadas éstas, con un resultado muy positivo, la renovamos. Cambio. Echenique, nuestro nuevo Secretario de Organización, nos invita a “atarnos los cordones” porque si bien, la investidura no está asegurada -más aún sabiendo que el posible apoyo de Podemos no pasará sólo por el equipo de negociación, sino también por una consulta ciudadana a las bases- tenemos que continuar construyendo ese instrumento de participación ciudadana que debemos ser.
La sociedad actual cambia a toda velocidad y las instituciones de Estado, dadas sus características e inercias, tienden al anquilosamiento, siguen ancladas en estructuras que no permiten cambios lo suficientemente ágiles para adaptarse a las necesidades de la ciudadanía. Si hasta las pasadas elecciones centrábamos el cambio más inmediato en las instituciones, ahora debemos ser conscientes de que el nacimiento de los cambios debe radicar en dinámicas generales que también organicen los partidos e impidan que éstos se petrifiquen.
Es por ello que la sociedad debe centrar esfuerzos en fomentar herramientas dinámicas y de entre ellas destaca, cómo no, Podemos, el partido nacido por y para el Cambio, la herramienta de la gente para dirigir el rumbo de éste.
El nuevo enfoque que Echenique nos propone cambia el paradigma que nos identificaba como la mayor fuerza política en impacto mediático a la fuerza política con mayor calado social. La más presente en la vida cotidiana de las personas que, como nosotras, deciden ser los actores de los cambios en la sociedad y no meros espectadores. Desde el simpatizante en redes sociales al militante más acérrimo, todos los papeles están abiertos a nuevas incorporaciones dentro de un ambiente, que no estructura, de mediación y diálogo, de confianza y participación. Un ambiente que en las líneas de partido se traduzca en la descentralización en la toma de decisiones organizativas, la adaptación al terreno (especialmente en el mundo rural que se abre a un nuevo sistema productivo y de convivencia), la transparencia y, lo más importante, el compañerismo y la feminización de un espacio que ha de ser, también, de cuidados. El cambio nos afectará a todos y, por suerte, contamos con unos círculos que se adaptan a la nueva situación capitaneando éste y aceptando nuevos roles que transciendan del de difusores a autores de las políticas.
La única innovación verdadera es la que se mantiene viva y activa a lo largo del tiempo, el único cambio posible es el constante y Echenique nos pide que nos atemos los cordones porque la carrera no ha hecho sino empezar. Ataos las alpargatas.