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Hasta ahora al Partido Socialista le bastaba con ocuparse de su confrontación política con la derecha; el espacio de la izquierda era suyo, sin que ni el PCE ni IU lograran nunca amenazar esa hegemonía. Ahora, con Podemos, las cosas han cambiado, y se ven al borde de perderla. El PSOE tiene ahora dos frentes: el frente político y el frente partidista.
Podemos ha trazado una clara estrategia: lo primordial es la confrontación política con la derecha y la construcción de una nueva política frente a los sirvientes del neoliberalismo. Esto se traduce en una doble acción: de un lado, competencia, dura e incluso agria, entre los dos partidos por los votos, y, de otro, la disputa a la derecha de la mayoría electoral.
Dado que de ambos frentes, el primero tiene carácter secundario, Podemos ha adoptado el principio de que, en caso de que Podemos y PSOE obtengan la mayoría parlamentaria, deben apoyarse mutuamente dando prioridad en la formación del gobierno al partido más votado. Así lo pusieron en práctica tras las elecciones del 20D y así anuncian que se comportarán tras el 26J.
Por lo demás, las propias encuestas confirman que la preferencia mayoritaria de la ciudadanía es un gobierno de Podemos y los socialistas. Por esa misma razón, las encuestas hacen responsable al PSOE de que no hubiera gobierno tras el 20D. Todo muy claro.
¿Por qué no sigue el PSOE esta misma estrategia en su confrontación partidista con Podemos?
Hay dos posibles razones: 1) El PSOE da prioridad absoluta a tener la hegemonía en la izquierda. Es decir, ellos prefieren marcar la mayor distancia posible con Podemos antes que ganar al PP. Se considerarán victoriosos si sacan más votos que Podemos. Para el PSOE lo primordial es la hegemonía en la izquierda: convertirse en un partido minoritario de la izquierda sería la antesala de la muerte. Por eso la pugna en estas elecciones con Podemos tiene un tono agónico, porque se trata de ser o no ser.
2) El PSOE, durante las seis legislaturas desde la transición (4 de González y 2 de Zapatero), se ha transformado en un partido neoliberal. De ahí la sintonía actual con C´s. Ha girado de un modo silencioso pero sin pausa hacia posiciones de derecha al tiempo que sus líderes, con Felipe González a la cabeza, ocupaban consejos de administración y prebendas sin cuento: se han hecho ricos y se comportan como tales. Ellos han abandonado el espacio tradicional de la izquierda que un día ocuparon. Se han quedado en fuera de juego.
Si estas razones se corresponden con la realidad, hay que prever que el PSOE se dedicará a una guerra sin cuartel contra Podemos, en la que todo valdrá, desde Venezuela hasta Irán. Deberán cuidar de no hacer mucho el ridículo, no vaya a ser que confundan, como hizo Pedro Sánchez en el DEB4TE, los consejos de administración de las grandes empresas con la “beca” de Errejón.
Desde otro punto de vista, se podría argumentar que el PSOE hoy es un partido desnortado, donde cohabitan opiniones y sensibilidades muy diversas. El ala dura neoliberal la representaría Susana Díaz, apadrinada por Felipe González y la vieja guardia antes citada. No está claro el papel de la dirección actual con Pedro Sánchez y su equipo, pero es previsible que sigan el dictado del viejo aparato atrincherado en el bastión andaluz.
Frente a esta corriente conservadora en el PSOE, hay otras sensibilidades, como la que expresan algunos líderes de Cataluña o Valencia, quienes, como buena parte de los electores, defienden que el pacto ha de producirse con partidos con los que se comparte una afinidad ideológica.
Dependiendo de qué sensibilidad se imponga en el PSOE, habrá un gobierno de coalición con el PP o con Podemos.
Yo creo que hoy tienen las de ganar los viejos, para confirmar que el PSOE no es un viejo partido de las clases populares españolas, sino un partido viejo y decrépito, que apenas merece ya alguna confianza de sus antiguos votantes. En cierto modo, cuando Pedro Sánchez se reclama del centro político, siendo que el PSOE siempre se ha proclamado de izquierdas, está confirmando esta transmutación del partido, donde la “s” de socialista queda reducida a un mero “flatus vocis”.
Dejo algunas preguntas para los socialistas: ¿Perder momentáneamente la primera posición en la izquierda es tan trágico? Lo trágico sería perder toda posibilidad de recuperarla a corto o medio plazo. ¿Por qué el PSOE no se pone a diseñar una estrategia para recuperar la primera plaza si es que la pierde el 26J? De ese modo ganaríamos todos: los electores tendríamos dos alternativas ganadoras en la izquierda y no necesitaríamos recurrir al PP (o C´s) para castigar las barbaridades de un gobierno, como ocurrió en los dos últimos años de Zapatero. Los socialistas deben saber que, cuando Podemos ha asaltado (así lo dicen algunos líderes del PSOE) la fortaleza socialdemócrata, al llegar a su interior la han encontrado semivacía y abandonada: al preguntar a los empleados, les han contestado que sus jefes se hallaban reunidos en consejos de administración. No ha habido asalto, sino abandono de la fortaleza.
Como casi siempre la respuesta está en el viento.
*José Solana Dueso, participante de GAO (Gentes de Apoyo y Opinión)
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