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Lo tuve que releer hasta en tres ocasiones y seguí sin entender qué era exactamente lo que quería decir. Quizá su pensamiento fuera tan simple que con esa misma simpleza expresaba que él era ciudadano y político y que el resto de los hombres y mujeres que han pasado por ese parlamento, simplemente, no eran ciudadanos.
Entonces a mi mente vinieron nombres de hombres y mujeres que han ocupado diferentes cargos en esas Cortes y que durante un periodo de su vida ejercieron como políticos desde el respeto, la prudencia, el compromiso con Aragón, la democracia, la libertad y el diálogo. Solo voy a dar algunos de esos nombres: Santiago Marraco, Hipólito Gómez de las Roces, Chesús Bernal, José Antonio Labordeta, Nieves Ibeas….
Ocupar un cargo público y político precisa de la mayor de las prudencias, de una gran humanidad, del más alto compromiso ético y personal y sobre todo de un conocimiento y respeto hacia tu historia y hacia aquellos que te han precedido y que en parte la han construido. De no ser así, al final de la política tiranizada por los abusos y la corrupción, pasaremos a la política tiranizada por el populismo y la demagogia.