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El problema de la despoblación: cuando el primer bebé del año nace el día 2

Sergio Giménez, primer bebé nacido en Aragón en 2017

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —
  • Teruel, en la “Laponia mediterránea”, cuenta con una densidad de población de 9,38 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las más bajas de España

Lo que en otros territorios puede parecer anecdótico, en provincias como Teruel, en el vagón de cola demográfico del Estado, es síntoma de una realidad acuciante. Así, mientras que el primer bebé del año en Madrid llegaba con el sonido de las campanadas, o en Zaragoza lo hacía 28 minutos después, en Teruel han tenido que esperar más de 31 horas para que se produzca la feliz noticia.

Según los últimos datos estadísticos registrados por el Gobierno de Aragón, la provincia de Teruel cerró el 2015 con 138.932 habitantes, lo que supone una densidad de población de 9,38 hab/km2: es lo que se conoce como un desierto demográfico. La provincia de Huesca, donde el primer bebé del 2017 nació el día 1 a las 15:10, cuenta con una densidad de 14,26 hab/km2, mientras que en Zaragoza la relación es de 55,34.

En las tres provincias aragonesas el natalicio se produjo en el hospital de la capital, lo que también es una señal de la situación de las comarcas, algunas de ellas muy por debajo de los 10 hab/km2 que se toman como referencia para hablar de desierto demográfico.

Teruel se incluye en lo que algunos denominan la ‘Laponia mediterránea’, un área con graves problemas de despoblación formada por provincias de Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja o el interior de la Comunidad Valenciana, entre otras.

Juan Carlos Escuder, presidente de la Comisión de la CEOE Teruel para la despoblación, ha hecho de este problema su causa. El empresario opina que “con unos mil nacimientos al año en la provincia, este primer bebé lo mismo podría haber llegado hoy que mañana o pasado”.

“Hay que seguir trabajando contra la despoblación, no solo desde un punto de vista económico, sino de cambio de mentalidad en las administraciones centrales para que adquieran mayor sensibilidad hacia las zonas rurales”, señala Escuder. Y pone un ejemplo reciente: “Es una sinrazón de Estado que en el mismo país haya una ciudad donde se tiene que cortar el tráfico por la contaminación mientras que hay comarcas en el interior que se mueren por falta de población”.

En Soria tenían aún más motivo de preocupación: a la hora de redactar este artículo todavía no había indicios de que se hubiera producido ningún natalicio en la provincia.

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