Cemento y calor: Zaragoza pierde árboles en verano y crece la indignación vecinal
A pleno sol, sin una sombra a la vista y con temperaturas que rozan los 40 grados, Zaragoza ha amanecido estos días con un nuevo paisaje en el corazón de la ciudad: la Avenida César Augusto sin árboles.
En total, 23 melias han sido taladas por el Ayuntamiento con el argumento de que representaban un riesgo para la seguridad pública. La decisión ha encendido las redes, ha provocado protestas ecologistas y ha generado un profundo malestar vecinal.
“Ciudad de cemento”, “arboricidio”, “salvajada”, “delito contra la salud pública”, “un sinsentido” o “falta de dignidad” son algunas de las críticas y palabras que expresado los vecinos de Zaragoza a través de la red social X.
Con diferentes hilos y publicaciones, son varios usuarios los que comparten sus opiniones ante esta actuación y han reflexionado sobre las causas “reales” que hay detrás de esta tala.
“El Ayuntamiento dice que es una calle muy transitada. Y, como no le gustan los indigentes, esto hará que no puedan estar ahí sin una sombra”, comenta Inés Fernández, a la que se suma Juanjo Zapata para añadir “huele a aporofobia y bastante clasismo”.
Del mismo modo, otro perfil reconoce que “la actuación no tenía urgencia” y que “verano es el peor periodo para talar y plantar”. “Cargarse todos los árboles ahora por decreto no tiene ningún sentido”, agrega.
Un “arboricidio” para el movimiento ecologista
La Asociación Naturalista de Aragón, Ecologistas en Acción Zaragoza y Amigos de la Tierra denuncian la forma de proceder del consistorio con el modelo de urbanismo que “finalmente sacrificado el arbolado urbano en plena crisis climática” con el consiguiente aumento de temperaturas que afectan a la salud.
En este sentido, lamentan que se esté dejando sin árboles “buena parte” del centro histórico de Zaragoza, ya que “es la peor noticia para luchar contra el cambio climático y defender a los ciudadanos de las graves temperaturas”.
Respecto a la tala de estas 23 melias en concreto, comparten que esta especie cuenta con una copa al menos cinco veces superior a los que se van a reponer, los llamados árboles del amor.
Pero amor, según detallan, no es precisamente la actuación que han llevado a cabo. “No necesitamos árboles ornamentales, lo que necesitamos es sombra que baje un mínimo de 10 grados la temperatura del asfalto”, indican.
Tal y como manifiestan, la razón que se esgrime, son las obras que se hicieron con el tranvía, cuando otros expertos aducen que son los niveles de parking construido en los años 80 los que han provocado la falta de desarrollo de las raíces y, en consecuencia, el soporte de los árboles.
“En esta ciudad, en lugar de adaptar el urbanismo a las zonas arboladas, se hace al revés”, apuntan, además de recordar que son los mismos hechos que han llevado al Ayuntamiento a talar decenas de árboles enfrente del antiguo hotel Corona de Aragón y la pérdida de sombra en todo este eje viario de César Augusto.
Posible relación con las zonas de bajas emisiones
“Todo para ganancia de los parkings que se han construido en toda la zona y que ha tenido una extensión en la plaza Salamero, también vacía de arbolado significativo”, dicen.
Desde el movimiento ecologista, también sostienen que se da la circunstancia de que todas estas zonas son los límites a las de bajas emisiones que entrarán en funcionamiento a finales de 2025.
“En lugar de limitar el tráfico privado en la ciudad, se facilitan zonas de parking sacrificando todo el arbolado. Hemos manifestado repetidas veces que reconstruir el parking de Salamero era innecesario si teníamos el de César Augusto. Pero hay que dar beneficio a las empresas particulares”, valoran.
Con todas estas actuaciones, según reconocen, “Zaragoza no está demostrando ser un ejemplo para Europa en su acción frente al cambio climático” porque el arbolado cumple un papel clave para esta ciudad es “cada vez más arboricida y los árboles se reponen si cumplen un papel decorativo”.
Y esta misma idea es la que comparte Elisa González, vecina de la zona de Conde Aranda: “Mira, es un horror. Vas andando y no puedes más del sol. Y ya con bolsas del supermercado ni te digo. Yo no entiendo por qué han hecho esto ahora, que nos han dejado sin sombra alguna para pasar este verano. Horrible, desde luego que un desastre”.
Por su parte, Guillermo Franco señala que “es indignante” estar sin sombras, pero todavía lo es más que los talen en verano. “Lo hacen cuando más los necesitamos. Ahora no se va a poder pasar por aquí ni sentarte en las terrazas. Todas las sillas arden y no aguantas ni cinco minutos. Eso, o te da algo”, suma.
Desde Zaragoza en Común (ZeC) también denuncian de manera pública la actuación, ya que consideran que “se han transformado las marquesinas en un honor solar para humanos” y “las excusas para la tala son diversas” “La solución para moverse por la ciudad sin desfallecer, ninguna”, agrega en sus redes sociales la portavoz del grupo Elena Tomás.
La respuesta del Ayuntamiento
El consistorio asegura que la retirada fue urgente y necesaria tras el desplome de dos ejemplares aparentemente sanos. Sin embargo, un informe técnico elaborado por la consultora de medio ambiente Tecnigral concluyó que los árboles del tramo entre el Mercado Central y el Coso se encontraban en mal estado y recomendaban su retirada.
El mismo día que se recibió el informe, según explica el Ayuntamiento, se talaron los primeros. El resto cayeron en los días siguientes, aunque se repondrán después del periodo estival ya que las altas temperaturas impedirían la supervivencia de las plantaciones.
Con el objetivo de informar a los vecinos de las causas de esta tala, desde la institución se han colocado pegatinas con un código QR que enlaza al informe y a la nota de prensa correspondiente.
Más polémica verde
La tala de árboles en César Augusto se suma a otras decisiones controvertidas en la ciudad. A principios de año, la presión vecinal logró frenar parcialmente el proyecto de un colector en el Parque Bruil que hubiera supuesto la eliminación de medio centenar de árboles.
En estos momentos, vecinos del barrio llegaron a amenazar con encadenarse a los árboles del parque después de que las máquinas señalizaran árboles con cruces para después talarlos.
Como respuesta, se convocaron numerosas organizaciones vecinales para frenar la esta actuación en lo que se consideraba y considera uno de los pulmones de Zaragoza. Esta rápida respuesta consiguió que solo se acordara talar tres arces negundos de los más de 40 árboles señalizados, entre los que había cipreses y una higuera.
A pesar de todo ello, esta primavera ha comenzado la tala de 1.500 árboles en la ribera del Huerva, generando un nuevo foco de conflicto medioambiental.
Esta intervención, tal y como confirma el Ayuntamiento, forma parte de un plan de renaturalización del entorno fluvial que tiene como objetivo erradicar especies que amenazan el equilibrio del ecosistema local y sustituirlas por flora autóctona.
En este caso, la zona afectada comprende un tramo de 2,5 kilómetros entre el Puente Blasco del Cacho y la desembocadura del río Huerva, en el que más del 80% de la masa vegetal está colonizada por especies exóticas, principalmente el ailanto.
Asimismo, frente a los ejemplares talados, el consistorio prevé la plantación de 4.500 nuevas especies vegetales adaptadas al entorno, como arbustos, árboles y plantas trepadoras.
En definitiva, Zaragoza se enfrenta a un dilema creciente entre el desarrollo urbano y la protección del entorno natural. Y con un verano cada vez más extremo, el arbolado no es solo un elemento decorativo, sino una cuestión de supervivencia y salud.
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