Se ha aprobado el primer paso para que salga adelante la Ley de amnistía. Suspiros de España toda y de Cataluña en particular. ¿Así que ya está? ¿Se nos abre un futuro de ríos de leche y miel? Ahora, en un suspiro, aprobamos los Presupuestos, lo de Koldo se queda en nada y nos plantamos tan ricamente en el final de la legislatura, allá en 2027. Miren qué sonrisa. ¿De verdad nuestro pequeño mundo es así de fantástico, estrellitas zumbando felices a nuestro alrededor? Quietos parados, hagan el favor, que los veo muy optimistas. Por varias razones. Por supuesto que ha caído un muro que parecía inexpugnable, y este Ojo, como otros muchos españoles, malos españoles, sin duda alguna, creen que la medida facilitará la convivencia, que buena falta nos hace. Así que podemos abrir una botella de cava, echarnos un traguito y disfrutar un ratito, sólo un ratito, de esta evidente victoria. Arriba, abajo, al centro, y para adentro: brindamos por ella.
Pero decimos que hay que agarrarse porque vienen curvas. Y muy pronunciadas, en cuesta abajo y con hielo. Lo mejor, pues, es estar preparados y actuar en consecuencia, con decisiones previas si fuera posible. Primera medida ante el primer peligro: que los listísimos asesores del ministro Bolaños, la corte de Waterloo y todos los que han intervenido en ese texto tan alambicado, ya lo hemos advertido en más ocasiones, sean muy conscientes de que en la contraparte, supongamos que el Tribunal Supremo del muy áspero beato Manuel Marchena, el señor le incluya pronto en el santoral, que pedestal ya tiene, bien grande y de rico mármol, hay otros tantos finísimos juristas, asesorados además por los Cien mil Hijos de San Luis, tratando de que a cada finta de los rojos se responda con la entrada adecuada, hachazo incluido si fuera necesario para cortar el avance del enemigo, como bien nos enseñaron a los futboleros aquellos grandes y muy recios Arteche, Benito, Migueli o Goikoetxea.
El regate de recurrir a la legislación europea sobre el terrorismo servirá en una segunda fase, creen los más expertos juristas, pero será difícil que el Supremo suelte la presa. Y Puigdemont lo sabe. Por eso hay que valorar el acuerdo logrado, porque el líder de Junts es muy consciente de que nada está garantizado, por la sencilla razón de que nadie, ni el Gobierno de Sánchez, como es obvio, puede asegurar la conducta de éste o aquel juez por muchos papeles que firme. No hay inmunidad y la cosa más parece una rifa en la que te puede tocar el premio o el castigo. Así que habrá que esperar y ver, que ahora entramos en los mil vericuetos de la Administración de Justicia, entre ellos la presentación de cuestiones prejudiciales ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, así como una ristra de martingalas secretas que sin duda se esconden en la letra pequeña de todos los códigos conocidos, incluido el de Hammurabi. Sumen al proceso las mañas obstruccionistas del PP en el Senado y otras mil artes de los marrulleros mayores del reino. Meses. Nos quedan meses.
Saben muy bien en el Gobierno que ése es su auténtico enemigo, el mundo de la judicatura y la Fiscalía, porque el partido de Núñez Feijóo anda un tanto apesadumbrado, cabizbajo y meditabundo, que los hados no les sonríen. En Europa les hacen aquel caso, o sea, más bien poco, una vía de escaso recorrido, véase el ridículo con la Comisión de Venecia, y sus manifestaciones públicas de pancartas y griterío, otrora tan vigorizantes, han dejado de ser multitudinarias, como el sábado pudimos confirmar. Tan escuchimizada fue su concurrencia, que ninguno de los periódicos que con tanto ardor guerrero habían jaleado la convocatoria se atrevió a llevar a primera página del domingo las magras merendolas de los patriotas más patriotas del mundo. Globo pinchado. No saben por dónde tirar, empujados por la ola trumpista de Isabel Díaz Ayuso o sus socios de Vox hacia la virulencia de la extrema derecha, pero ante la evidencia demoscópica, conocida hasta por los más lerdos, de que en el centro político hay muchos, muchísimos votos. Pocos réditos le va a dar oponerse de nuevo a la renovación del Consejo del Poder Judicial, la vergüenza del sucio tahúr, o insistir en esas tácticas repugnantes de la agresión verbal extendida a todos los rincones. Y sin armas de destrucción masivas, ¿qué y quién es Núñez?
El segundo muro es el llamado 'caso Koldo'. Ahí sí se va a lucir el PP, con camiones de estiércol en cada puerta que encuentre, ayudados hasta la extenuación por la prensa y televisiones adictas, incluidos los digitales de capital desconocido, además del buen manejo que siempre hacen de las terroríficas redes sociales. Mucho dinero en danza para unos y para otros. Repetirán, una vez más, aquella táctica bien engrasada tras la infamia conspiranoica del 11M, de la que se cumplen ahora 20 años. Portadas virulentas en sus medios con acusaciones de lodazal, mentira tras mentira, y pregunta consiguiente del PP en el Congreso sobre dicha bazofia. Hasta 400 veces repitió entonces el PP la ignominia. Hay una variante: el PP lanza la infamia y los medios a la orden la multiplican ad infinitum. Allí se foguearon, ahora se nos muestran más profesionalizados y, por tanto, más canallas.
Precisamente por eso, porque la mancha de aceite es imprevisible por su tamaño y facilidad de extensión, tenga el PSOE bien amarradas las cosas, porque cualquier desvergüenza que hayan cometido alguno de sus miembros, del partido o del Gobierno, puede costarles muy cara. Investiguen internamente sin descanso y hasta el fondo, revisen cuentas y adjudicaciones, y corten de raíz cualquier atisbo de corrupción. Las ramificaciones incontroladas pueden dar un disgusto en cualquier momento y con cualquier hebra perdida. Lo dijimos la semana pasada y lo repetimos: siempre es mejor dar la cara y enseñar los papeles, por delante y por detrás. Midan bien si el mutismo sobre alguna de las basuras hasta ahora esparcidas a todo trapo, Air Europa y Globalia, por citar sólo un caso, es lo más conveniente. Aquilaten con mucha, mucha precisión, los silencios.
Claro que entramos de lleno en la discusión a primera sangre de los Presupuestos, y los partidos de la coalición querrán sacarles los higadillos a Sánchez y Montero. Pero ya se sabe: contra el vicio de pedir, la virtud de no dar. No sería un drama la prórroga de los Presupuestos, y Junts, Esquerra, PNV, Bildu, Sumar y Podemos están al cabo de la calle, como usted y como yo, así que han de andarse con cuidado en sus cartas a los Reyes Magos. Querrá Junts demostrar a sus huestes, pero también a Esquerra, que son ellos los que mejor saben sacar leche de la vaca. De esa virulencia en la forma y en el fondo va a vivir Puigdemont al menos hasta las próximas elecciones catalanas, cercanas en el tiempo, pero todavía sin fecha. Pero ninguna de esas fuerzas debe olvidar que a todas les interesa que el Gobierno de coalición siga su curso, porque son conscientes de que nada les garantiza que en unas presuntas elecciones anticipadas los números vayan a mejorar sus actuales resultados. Ninguna de ellas. Repasen la lista y seguro que estarán de acuerdo, con la única duda de los partidos vascos, que cualquiera sabe qué pasará tras sus inminentes elecciones autonómicas.
Podríamos entonces, quizá sea sólo un sueño, tener una legislatura en la que el Gobierno pueda desarrollar las políticas sociales que ahora saca con calzador. Una cierta tranquilidad daría pie, además, a una imprescindible reforma de la Administración que haga posible que esas medidas sociales alcancen de verdad a los interesados, desesperados en ocasiones porque esa ley que se aprobó para cualquier tipo de ayuda tarda meses, incluso algún año, y eso si al final llega al bolsillo de los necesitados. No hay nada que enfade más al respetable que una administración inoperante. Ahí deberíamos ver a Sumar y Podemos emplearse a fondo, denunciando los fallos y trabajando a tope en tapar esos agujeros, su auténtica razón de ser y de su presencia en el Gobierno.
Sólo un apunte para el Día de la Mujer. ¡Qué desgracia ésta del mundo progresista de ir siempre divididos cuando el enemigo es uno y rocoso! Las vergüenzas del PP, solos o en sus deplorables alianzas con Vox, ese vídeo de Valencia cantando el Viva España, esa reina del vermú pidiendo un día para el hombre, debían espolear a todos los sectores a plantar cara a la fiera del machismo unidos y sin fisuras. Pues no, tú por allí y yo por acá. Deplorable.
Adenda. La derecha gana en Portugal por la mínima ante la fuerte bajada de los socialistas. Enorme subida de Chega, el partido de ultraderecha. ¿Qué vientos de popa aprovechan con éxito manifiesto Trump, Le Pen, Meloni, Díaz Ayuso o André Ventura? Muchos son votos de clase obrera y de colectivos machacados por las clamorosas injusticias sociales. ¿En qué punto del camino se perdió la izquierda ante esa ciudadanía? ¿Por qué ese distanciamiento? Se necesita autocrítica, mucha autocrítica, para recuperar el terreno perdido antes de que sea demasiado tarde. Urgente rectificar, urgente trabajar a destajo.
18