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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Luces y sombras navideñas para los animales

Los Magos de Oriente llegan a Madrid en avión para evitar sufrimiento a los tradicionales camellos. Foto: Ayuntamiento de Madrid

Concha López

El respeto hacia los animales avanza con paso firme en España. Queda mucho por hacer y, quizá por eso mismo, los avances son tan llamativos como el inmovilismo de quienes se niegan a evolucionar. Las cabalgatas de los Reyes Magos de este recién estrenado 2016, primeras para muchos equipos municipales llegados con nuevos aires y novedosos compromisos, han sido buena muestra de ello. Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, A Coruña o Cádiz son ejemplos de ciudades donde sus majestades han llegado, en la mayoría de los casos por primera vez, haciendo gala del verdadero comportamiento que se presupone a quien trae un mensaje de amor y esperanza.

El año pasado por estas fechas toda España pudo comprobar cómo llegaron a Tenerife, procedentes de Lanzarote, varios dromedarios atados y hacinados. De forma parecida, encerradas y apiladas en cajas de fruta, fueron devueltas a Palencia las famosas ocas entrenadas por José Miguel Espinosa, Miguelín, unas condiciones debidamente denunciadas por PACMA por vulnerar una ya demasiado laxa legislación en materia de protección animal.

Este año las ocas no desfilaron en Madrid, aunque sí lo hicieron en Palencia. En la capital, el equipo de Manuela Carmena decidió prescindir de ellas alegando, precisamente, las denuncias de asociaciones animalistas. Su propietario dice que están entrenadas para eso, que se divierten, y que él se dedica a ello por amor a los animales. Pero no tenemos ninguna duda de que desfilar ante decenas de miles de personas en mitad del estruendo propio de una cabalgata de Reyes no forma parte de las habilidades naturales de una oca, y solo por eso respaldamos la decisión del equipo municipal de Madrid. “No queremos que haya animales”, explica Maral Kekejian, directora artística de la cabalgata, “no es su contexto, lo único que hacen es sufrir”. 

En Valencia la concejalía encargada de organizar la cabalgata, en manos de Compromís, también decidió sustituir los animales reales por personas disfrazadas para preservar el bienestar animal, y en A Coruña la lucha de la Asociación Animalista Libera! ha sido escuchada por el equipo municipal de Xulio Ferreiro. El activista Rubén Pérez, que integró las listas electorales de En Marea, anunció días atrás la ausencia de animales en la cabalgata de la ciudad.

Zaragoza impulsa desde el pasado mes de agosto la Red de Municipios por el Bienestar Animal y, con Pedro Santisteve al frente, la ciudad ha prescindido de los animales en la cabalgata y de los burros que paseaban a los niños en la plaza del Pilar. Esos burros, sometidos a horas y horas de trabajo sin descanso, habían sido objeto de numerosas denuncias, y por fin han sido sustituidos por ponis mecánicos que hacen las delicias de los más pequeños. También Cádiz, que se declaró ciudad amiga de los animales en una sesión plenaria, ha prescindido de los animales en su cabalgata.

Incluso los menos convencidos de la necesidad de respetar a los animales se ven arrastrados por la ola de la época. Es el caso del alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, que se declaró partidario de prescindir de animales vivos en las celebraciones navideñas para evitar “discusiones” con las asociaciones animalistas.

Poco a poco esas ciudades van señalando el camino en unas festividades concebidas para celebrar el amor fraternal y que con demasiada asiduidad se asientan en el sufrimiento de muchos. Los mataderos no dan abasto para acabar con todas las vidas que son convertidas en carne para saciar los paladares de quienes también se llenan la boca hablando de amor al prójimo. Crías separadas de sus madres nada más nacer son hacinadas y asesinadas para dar gusto a quienes hablan con ternura a sus hijos mientras mastican cuerpos que apenas vieron la luz.

Animales utilizados como meras máquinas reproductoras son exprimidos para llenar los escaparates de bellos cachorros que, en un porcentaje cercano al 40%, engrosarán las insoportables cifras de abandono de animales en España. Mientras, los refugios y albergues siguen saturados intentando buscar una oportunidad a los que aún tienen opción de encontrarla.

No sabemos cuántos animales mueren por efecto directo o indirecto de la maldita manía de celebrar con pirotecnia cualquier acontecimiento que se precie; por supuesto, también la Nochebuena o el Fin de Año. De muchos no sabemos ni su nombre, la mayoría son silvestres o callejeros, pero unos pocos son cada año tristes embajadores de sus congéneres. Es el caso de Pancho, un yorkshire que murió de un infarto en su casa de Rincón de la Victoria (Málaga). En Ciudad Real, en el patio de una casa donde habitualmente le daban comida, apareció pocos días después una gata con la boca destrozada, al parecer por un petardo. Los avisos de perros perdidos y atrpellados tras salir corriendo aterrorizados son continuos, como también las denuncias por lesiones provocadas al intentar refugiarse del estruendo. Aunque no sufra daños irremediables, la mayoría padece ataques de pánico que ninguna persona de bien que los haya vivido junto a ellos desearía para nadie.

Atendiendo a los colectivos animalistas, pero también a las asociaciones y familias de personas autistas, que sufren y se alteran enormemente con esos ruidos, el Ayuntamiento de Cádiz ha sustituido los fuegos de fin de cabalgata por globos luminosos.

Es incoherente celebrar de forma cruel unas fiestas supuestamente basadas en el amor. No cabe el amor donde hay maltrato, y no tiene sentido celebrar el amor infinito por la humanidad explotando a quienes merecen respeto por el mero hecho de poblar este mundo. Son nuestros compañeros de planeta y merecen consideración y protección. Su destino es el nuestro, y nuestra forma de tratarlos nos define como humanos. Por eso nuestra petición a los Reyes Magos ha sido seguir avanzando en la erradicación de todas las formas de maltrato animal. Y hay un rey o una reina en cada uno de nosotros.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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