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Agarrarse al aire

Agarrarse al aire

Por Fredrik Schenholm

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Un pie sobre la cuerda y el otro en tierra firme. La mirada fija sobre un punto. Volcamos el peso en el pie que se encuentra sobre la cuerda y nos impulsamos, nos levantamos firmemente. Estas fueron escuetamente las instrucciones que recibí la primera vez que me disponía a practicar funambulismo. A pesar de que las seguí al pie de la letra, en ningún momento dí la impresión de ser capaz de encontrar el equilibrio por mí mismo. Solo pude ver, desde la impotencia, como mi pie se balanceaba de atrás a adelante, una y otra vez, hasta que perdí definitivamente el equilibrio y caí. “O lo haces, o no lo haces.

Tienes que ir decidido y estar seguro que vas a conseguirlo“, me comentaba con contundencia Christian, mi mentor. Evidentemente, me ofusqué conmigo mismo, parecía una misión imposible. Lo intenté una y otra vez con el mismo resultado. Las horas pasaron. Pero, de repente, me encontré suspendido en el aire sobre la cuerda. La verdad es que no durante demasiado tiempo. No más de un par de segundos, pero sabía que me encontraba en el camino correcto.    

Sobre el vacío en Chamonix

Ese mismo día, después de unas cuantas copas, los alpinistas noruegos, Christian Schou y Eiliv Ruud, se me acercaron con la brillante idea de colocar una cuerda sobre una grieta. Y claro está, no hay mejor lugar en todos los Alpes para hacerlo que en Chamonix. Sin embargo, desde un primer momento sabía que ¡yo no iba a participar en esa locura! La mañana siguiente tomamos el funicular hasta la Aiguille du Midi, en Chamonix. El teleférico nos transportó más de 2.700 metros en vertical hasta el Macizo del Mont Blanc, justo hasta el punto más elevado del Valle Blanco, glaciar que se encuentra a más de 3.700 metros sobre el nivel del mar. 

Tanto Christian como Eiliv habían pasado mucho tiempo en el Parque Nacional de Yosemite en California, Estados unidos. El parque es conocido por sus inmensas paredes de granito, como El Capitan y el Half Dome, y su simbolismo y semejanza a La Meca para los escaladores. Aquí fue donde esta pareja se enganchó al funambulismo. De hecho, esta disciplina tiene su origen en este parque. Los pioneros de este deporte emplazaban cuerdas entre árboles en el campo 4, para posteriormente intentar caminar sobre ellas.

Para algunos escaladores, esta actividad pronto cobró más importancia que la propia escalada, y algunos llegaron incluso a colocar las cuerdas a alturas considerables del suelo. Después de un buen día de escalada, una deliciosa comida y un par de King Cobra’s (la cerveza local), acabar el día haciendo funambulismo es bastante apetecible.   

De vuelta al Valle Blanco, no fue sencillo encontrar un lugar adecuado donde emplazar la cuerda. En lo que a nosotros respecta, esto no había sido nunca intentado con anterioridad. Después de inspeccionar y analizar todas las posibilidades, finalmente encontramos el lugar idóneo. Una grieta de 23 metros de profundidad y cortes limpios de más de 12 metros de anchura que ofrecía la oportunidad de montar anclajes aceptables. Los anclajes de seguridad en uno de los extremos consistían en seis Abalakovs (agujeros en el hielo hechos con tornillos de hielo por los que se pasa la cuerda), y en el otro extremo, cuatro skis de los de tipo fat, bien enterrados en la nieve…  

Después de más de dos horas de preparativos, me introduje rapelando en la grieta a la espera de que Christian y Eiliv dieran el primer paso sobre la cuerda. Todos los grupos de turistas que pasaban esquiando se detenían y miraban asombrados intentando descifrar que demonios estábamos haciendo. Mientras, los guías franceses pedían a sus clientes que continuasen con la marcha. Era el momento de la verdad. Daba la impresión de que todo el mundo quería estar allí para presenciar lo que iba a acontecer. Hacer funambulismo en las alturas es un deporte espectacular que exige mucha dedicación, esfuerzo y motivación. Eiliv fue el primero en cruzar la grieta. De hecho, esta era la primera vez que caminaba sobre una cuerda a semejante altura. 

“Caminar sobre la cuerda floja es un tipo de meditación. Se necesita máxima concentración para mantener el equilibrio y poder caminar sobre su delgada línea”. Si colocas la cuerda a medio metro del suelo, nadie se va a impresionar. La verdad es que con un par de días de entrenamiento, no es algo tan difícil de lograr. Sin embargo, si colocas la cuerda a cinco metros del suelo, la gente empezará a estar impresionada. Cuando haces funambulismo en las montañas a más de 25 metros de altura con respecto al suelo, lo quieras o no, acabas pensando en la altura, el frío y el viento. Es decir, funambulismo pasa a ser un deporte extremo, de riesgo. En la mayoría de los deportes de riesgo, llevas a cabo una acción explosiva durante un corto periodo de tiempo, por ejemplo un Salto Base. Pero cuando nos referimos a funambulismo, la concentración debe ser del 100% mientras caminas sobre la cuerda, desde el principio hasta el final. Mantener la concentración y el equilibrio mientras tienes bajo tus pies helados casi 100 metros de caída y el viento te golpea con fuerza no es una tarea sencilla. Puede llevarte tan sólo entre uno o dos minutos cruzar el vacío… ¿Extremo? ¡Sin lugar a dudas!

The Lost Arrow

El monte Everest y el K2 atraen a los alpinistas, Yosemite y The Lost Arrow Spire hacen lo propio con los funambulistas. Una mañana de octubre recibí una tempranera llamada de Christian: “Quiero cruzar ‘The Lost Arrow’, Eiliv viene conmigo. ¿Te apuntas?”. Una semana más tarde nos hallábamos sentados en el campo 4 bebiendo cerveza. Nos quedamos impresionados al ver como la pared Falls se eleva más de 900 metros sobre nosotros. En lo más alto, como si quisiera nivelar el borde de la pared, se erige The Lost Arrow Spire, donde todo comenzó… No existe un lugar mejor sobre la tierra para hacer funambulismo. 

Rapelamos desde la cima de esta inmensa pared. The Lost Arrow es una majestuosa aguja de más de 90 metros que ofrece dos largos con seguros para escalar. Eiliv, guía de la UIAGM, fue de primero durante ambos largos. Una vez arriba, Eiliv y Christian se pasaron dos días montando todo el sistema para cruzar sobre la cuerda con seguridad. El primero que cruzó sobre la cuerda floja en este lugar fue Darrin Carter, uno de los más grandes pioneros, allá por los años ochenta. No hacía falta ser un genio para intuir que tanto Eiliv como Christian estaban deseosos de poder hacer funambulismo aquí. Pero como suele pasar con estas cosas, tuvimos que posponerlo todo debido a la climatología. Lo cierto es que, en Yosemite, el otoño no es la estación más estable en cuanto a meteorología se refiere. Durante todo el día, las nubes se elevaban sobre el valle mientras el aire frío descendía sobre el valle y se calentaba azotado por los rayos de sol. Disfrutamos de pocas ventanas de buen tiempo, pero las pocas que tuvimos las supimos aprovechar al máximo. Se caían una y otra vez, dejando al descubierto la dificultad de la hazaña, pero también la dedicación que esta pareja profesaba por este deporte. ¡Más de 900 metros de caída libre! Ambos habían hecho funambulismo en numerosas ocasiones, a 20 e incluso 40 metros de altura, pero lo que intentaban en esta ocasión era una historia completamente distinta. Todo se basaba en encontrar la concentración y el equilibrio. Motivarse uno mismo es posiblemente la parte más complicada.

Llevaban ya dos días intentando cruzar sobre la cinta, el tiempo corría en su contra y la climatología no ayudaba en lo más mínimo. Por un momento dio la impresión que volveríamos con las manos vacías. La frustración comenzaba a hacer brecha en la moral de los dos alpinistas noruegos, al igual que el cansancio, que ya se empezaba a hacer notar. De repente, Eiliv se levantó, puso un pie sobre la cinta, y luego el otro. Su concentración y determinación parecían perfectas. Avanzó 5 metros, 10 metros, y alcanzó los 15 metros, el punto exacto donde se había caído en el que hasta ese momento había sido su más fructífero intento. Se detuvo allí durante un buen rato. Había perdido la concentración, pero la recuperó de nuevo. Prosiguió con paso firme, y finalmente salto sobre suelo firme en el otro extremo. ¡Lo había logrado! Gritábamos como locos, ¡qué subidón! Eiliv se encontraba desde ese momento dentro del puñado de personas que forman ese selecto grupo que puede presumir de haber cruzado la clásica Lost Arrow sobre una cuerda floja. Casi 17 metros de longitud a más de 850 metros sobre el suelo.  

Funambulismo en Kjerag

Christian necesitaba entrenar más sobre altura, así que dos años después viajamos a Kjerag, en Noruega. Este enclave, de los más turísticos de Noruega, es también conocido a nivel mundial como un lugar ideal para realizar Saltos Base. Las paredes de granito se elevan más de 1.000 metros con una verticalidad salvaje desde el propio mar hasta el cielo. Christian había visto el lugar en fotos, pero estaba seguro que era posible montar una cuerda floja allí. Y tenía razón. Cuando llegamos al lugar indicado nos dimos cuenta que era el lugar perfecto para instalar una cinta de 12 metros de longitud a una altura de casi 950 metros. Como es habitual en Noruega, el tiempo se convirtió en nuestro mayor enemigo. Así que una vez montado todo el sistema comenzó la espera. Afortunadamente, el viento cesó y la lluvia amainó. Sin perder ni un minuto, Christian fue el primero en intentarlo. Dos años de entrenamiento, y ni una pizca de duda, le llevaron en un solo intento a cruzar la cuerda sin detenerse ni un solo instante. Nuevamente, no pudimos controlar el éxtasis y la emoción y todos saltamos de alegría tras este nuevo éxito.    

Los dos noruegos han caminado ya sobre la cuerda floja en los lugares más impresionantes del planeta, y realmente es algo indescriptible verles realizar estas proezas. 

El funambulismo es un deporte que cualquiera puede practicar, con un sistema fácil de montar, divertido de hacer y siempre una nueva fuente de motivación que nos llevará un poco más allá. Eiliv y Christian no han acabado aún. Todavía les quedan miles de lugares donde montar la cuerda. Lo cierto es que me pica la curiosidad por saber cual será su próximo destino. Lo que si sé es que estaré allí para poder captar el momento.

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