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Marisol González: ''No hay ni disposición ni voluntad de reconocer jurídicamente a las víctimas del franquismo''

Marisol González es la delegada de AGE en Cantabria, y familiar de algunas víctimas del franquismo

Celia Álvarez

Las víctimas del franquismo se sienten olvidadas. A pesar de que ya han pasado 44 años desde que terminó la dictadura, las heridas que se abrieron en aquella época todavía no han cicatrizado. Ellos lo vivieron en sus propias carnes, pero ¿sabemos los demás lo que supuso realmente la dictadura en nuestro país? ¿Nos han informado sobre lo que ocurrió en España durante esos años? ¿Conocemos la historia reciente de nuestro país?

Marisol González, delegada de la asociación de memoria histórica 'Archivo, guerra y exilio' (AGE) participa esta semana en las actividades de la Librería La Libre de Santander con una ponencia bajo el título 'Franquismo e impunidad'. El acto está dentro del ciclo 'Noviembre por la memoria', organizado por la Asamblea contra el Racismo y la Discriminación. Esta asociación nació en 1997 para recuperar los archivos de la Guerra Civil y de la Posguerra que estaban en riesgo de desaparecer.

Esta activista se dedica, de forma exclusiva, a la asociación AGE. Sin embargo, no es solo su responsabilidad en dicha asociación la que le incita a luchar contra el oscuro pasado de nuestro país. Ella es viuda de un guerrillero y nuera de un prisionero del campo de concentración de Mauthausen.

Su suegro, Donato de Cos Gutiérrez, fue teniente de alcalde por el PSOE en Puentenansa durante la República. En 1937 tuvo que huir a Francia, pero volvió a España por Cataluña, donde combatió en la Batalla del Ebro. Dos años después, y tras ser prisionero en Dunkerque, fue encarcelado en Mauthausen. Mientras tanto, la familia de Donato -su mujer y sus seis hijos- sufrió la represión franquista en España, concretamente en un corral de vacas, en el que se les encerró durante meses tras haberles despojado de todos sus bienes.

Marisol insiste en que en aquella época ''no se perseguían delitos, sino ideas'', ya que ''uno de mis cuñados fue encarcelado varias veces por acusaciones falsas''. Además, resalta que ''desapareció sin que la familia supiera qué había sido de él''. ''El caso era que un rojo no podía estar libre'', sentencia indignada.

Una vida como guerrillero

En cuanto a su marido, Jesús de Cos Borbolla (1924), al que conoció en el año 85 y quien le hizo ver lo que realmente había sido el franquismo en España, fue objeto de una redada cuando estaba cumpliendo el servicio militar en Ferrol. Allí le interrogaron, puesto que previamente había sido enlace de la guerrilla en los Picos de Europa, y le dieron una paliza que casi acaba con su vida, por lo que decidió huir de nuevo a Cantabria en un tren de mercancías.

En ese momento, Jesús ''pasó a ser un desertor cuyo destino era la cárcel'', por lo que ''tuvo que ir al monte, donde subsistió gracias al apoyo de la población'', asegura su mujer. Sin embargo, la vida en el monte ni siquiera era vida. Así, Jesús siguió los pasos que ya había dado su padre décadas antes y fue a Francia, donde permaneció hasta 1979.

''Las víctimas siguen abandonadas''

La asociación 'Archivo, guerra y exilio' ha ido ampliando sus objetivos porque consideran que ''el abanico de crímenes franquistas es inmenso''. ''Hubo ejecuciones extrajudiciales en las que sacaban a los presos de la cárcel, les pegaban un tiro y les dejaban tirados en la cuneta'', explica la representante de AGE en Cantabria. Además, incide en que no se trata de casos aislados, sino que ''ha sido un plan sistemático en toda España''.

En AGE consideran que ''los problemas que tenemos en relación a Franco vienen porque el régimen nunca ha sido condenado en el Congreso, sino que continúan siendo legales sus acciones''. Por ello, demandan entre otras cosas la anulación de las sentencias represivas franquistas, ya que ''no tenían ninguna garantía jurídica, sino que, en vez de juicios, eran una farsa'', dice Marisol tajante. ''Nosotros creemos que se trata de crímenes de lesa humanidad, que no prescriben'', explica.

La asociación plantea proposiciones no de ley en el Parlamento todos los años, pero ''no se consigue nada porque no hay ni disposición ni voluntad de reconocer jurídicamente a las víctimas'', asegura Marisol.

No obstante, la delegada de AGE afirma que, a pesar de que ''se han dado pasos pequeños y muy lentos'', no van a perder la esperanza de que ''algún día haya justicia para las víctimas''. ''A veces me dicen que para qué luchamos si los implicados están muertos, pero algunos ejecutores, como Billy El Niño, siguen vivos'', mientras ''las víctimas siguen abandonadas'', sostiene.

''La juventud no conoce sus orígenes''

Marisol se muestra desencantada respecto al conocimiento que tiene la juventud en relación a la dictadura que acechó España durante cuatro décadas. ''La juventud está perdida. No conoce ni sus orígenes ni la historia reciente de España, y un país que no conoce su historia, está condenado a repetirla'', critica Marisol con firmeza. De hecho, considera que ''Vox es un heredero directo de los planteamientos franquistas, pero la gente no lo identifica como tal porque no conoce la historia''.

Según su experiencia en las charlas que imparte la asociación en los institutos de Cantabria, Marisol cree que el tema del franquismo se trata como un ''tabú'' ante el que los centros educativos ponen ''prevención e incluso algunas reticencias''. ''Este tema tiene deficiencias porque existe el complejo de abrir heridas, pero se trata de conocer la historia. En todo caso, esas heridas se cerrarían'', sentencia.

Considera que ''la juventud sí tiene interés'' por lo que vivió España durante la dictadura. ''Los alumnos aguantan charlas de más de una hora boquiabiertos'', afirma. Sin embargo, cree que los institutos ''tienen miedo'' a que las familias ''se quejen por adoctrinamiento''. Sin embargo, reitera que el objetivo de dichas charlas ''no es influenciarles, sino abrir el debate y que lo hablen con sus familias''.

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