Trescientos profesionales de la docencia y el mundo del libro firman el 'Manifiesto a favor de la Educación Literaria que necesitamos'

“La educación literaria se orienta a desarrollar competencias personales y sociales, que estructuran conocimientos, emociones y experiencias para generar autonomía para ser, para convivir. No pretende formar remedos de filólogos de nueve años ni de historiadores de la literatura de 15”. Esta es una de las declaraciones contenidas en el Manifiesto a favor de la Educación Literaria que necesitamos que un grupo de docentes, lectores y profesionales del mundo del libro están promoviendo como reacción a lo que consideran un modelo pedagógico caduco, basado en el aprendizaje memorístico. Es también una reacción a un reciente informe de la Real Academia de la Lengua en el que se defiende una enseñanza no basada en el desarrollo de competencias, sino “tal y como lo aprendieron, de manera reproductiva, gramatical, historicista y memorística”, afirman los 300 firmantes del manifiesto, parte de los cuales son cántabros.

“La educación literaria no es lo mismo que la historia de la literatura ni que la memorización de textos ni que la filología -se afirma en el documento-. Es la experiencia, la vivencia de situaciones, ambientes y diálogos en torno a textos emitidos con voluntad de belleza y recepcionados con deseo de descubrimiento, que hacen posible interpretar sentidos de la vida de manera compartida. Los textos orales, la narración oral y la lectura de viva voz, ofrecen un soporte adecuado para desarrollar la imaginación y para una educación literaria competencial, tanto en la recepción como en la expresión”. 

El manifiesto surgió durante las pasadas navidades y está promovido por Luis Arizaleta, Antonio Rodríguez, Iluminada Jiménez Olivencia, Alejandro Pedregosa, Piluca Labaien, Emilio Roca, Miguel Ángel Mendo, y Seve Calleja, docentes en su mayoría, con la pretensión de “aunar nuestras voces para reivindicar y respaldar una didáctica comunicativa de la Lengua y la Literatura muy cuestionada por personas y medios opuestos al cambio que la Lomloe (Ley Orgánica de Educación) ha hecho ineludible”.

El documento lleva recogidas por el momento 300 firmas procedentes de los más variados ámbitos profesionales -maestros, bibliotecarios, escritores, editores, filólogos, entre otros- y geográficos, abarcando todo el país. En cuanto a los firmantes de Cantabria se encuentran docentes y promotores de publicaciones como la revista Peonza.

El detonante fue la presentación del informe de la Real Academia de la Lengua Española, de noviembre de 2023, sobre la educación en este ámbito. Los promotores reaccionan con su manifiesto ante el diagnóstico y recomendaciones de un informe, que escapa a las competencias de la RAE, “cuyos estatutos no incluyen la educación entre sus misiones”, y basado en “apreciaciones de carácter ideológico e ignorante de lo que significa educar en competencias -ha explicado a elDiario.es uno de los promotores-. Un informe dañino para el desempeño de las profesoras y los profesores más implicados en la innovación metodológica de la docencia y comprometidos con una actualización pedagógica que nuestro país esquiva desde hace décadas”.

El manifiesto reivindica la competencia comunicativa, la educación literaria, la enseñanza-aprendizaje de la escritura y la lectura, y el concepto de comprensión lectora desde un punto de vista que aprecia la lengua y la literatura orales, valora la imaginación como una facultad del pensamiento; llama al aprendizaje por descubrimiento, promueve la creatividad y el diálogo en las aulas; apela a la inclusión y “rechaza modelos educativos que reproducen la falta de equidad”.

Reacciona, en definitiva, ante las “resistencias entre aquellas personas que no aceptan la necesidad de una orientación actualizada, a través de unos nuevos marcos curriculares, ya que quieren que se enseñe este ámbito de conocimiento tal y como lo aprendieron, de manera reproductiva, gramatical, historicista y memorística”.