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Entrevista Rulo, cantante y compositor

“Debajo de la cazadora de cuero de un rockero siempre ha habido un corazón frágil”

El músico y compositor Raúl Gutiérrez, conocido popularmente como Rulo.

Blanca Sáinz

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Sus comienzos en la música fueron de la mano de 'Suizidio', un grupo de punk que montó a los 14 años. Luego, con La Fuga, logró situar a Cantabria en el mapa del rock nacional, y desde 2011 con Rulo y La Contrabanda ha encontrado de sobra dónde está su lugar. Él es Raúl Gutiérrez (Reinosa, 1979), aunque todos le conocen como Rulo, el artista campurriano que supo emprender un camino en solitario en el punto más álgido de la formación con la que se dio a conocer. Desde ese momento, ha convivido con críticas y alabanzas, pero resulta indudable admitir que se ha convertido en uno de los cantantes más reconocidos del panorama español con éxitos como 'La cabecita loca', o 'Verano del 95'. Ahora, tras los altibajos propios de convivir con una pandemia, el músico y compositor arrancará una gira que le llevará a recorrer todo el país “al menos una vez y media”, y la mejor de las sonrisas se torna en su rostro al acordarse de los conciertos “de antes”, algo que confía en que volverá. Reflexivo, maduro e intenso, Rulo vuelve a los escenarios con nuevas enseñanzas y un pronóstico seguro: “Vamos a disfrutar muchísimo”.

Está comenzando a preparar el nuevo disco a la vez que ensaya para la gira y ultima un libro. ¿La pandemia le ha motivado para trabajar? 

Es que no puedo parar. He empezado a componer ya para el disco, pero estoy en la primera fase aún, y grabar será el año que viene. El libro lo publicaré en noviembre, estoy volcadísimo en eso y le dedico tiempo todos los días porque va a ser el tercero que publique, pero en este formato será la primera vez, porque serán relatos cortos con tintes poéticos. Y la verdad es que estoy superemocionado con el proyecto. Y bueno, motivado no he estado siempre. Pasé un bache en el que no me salía ninguna canción, no quería tocar, no quería escribir… Pero me pasó en febrero cuando no sabía ni si iba a haber gira, y es que soy una persona que siempre piensa en años vista, así que no saber qué voy a hacer en dos meses me supuso un bache, fue frenar en seco. Y ahora la tortilla se ha dado la vuelta y tengo más de 30 conciertos además de los proyectos en marcha… De la gira me enteré en marzo y a partir de ahí ya me salía todo, pero la pandemia ha sido una montaña rusa.

Le atribuyen una frase contundentemente romántica: “Del amor solo he aprendido que duele cuando se va y que es imposible vivir sin ello”. ¿Los rockeros ya hablan del amor libremente? ¿Han ido cambiando con la sociedad? 

Es que yo ya no voy de rockero, me considero un músico inquieto, y eso te lo dan un poco los años…. Se ve en las canciones de los primeros discos de La Fuga: somos del norte y encima jóvenes, así que hablar de sentimientos costaba más. Pero a medida que vas cumpliendo años dejas de tener miedo a hablar de ello, y no solo en las canciones sino también en las entrevistas o con tu círculo de amigos. A pesar de todo el amor sigue moviendo el mundo, me niego a creer que solo lo mueve el dinero o los poderes ocultos de las teorías de la conspiración. El amor y el tema creativo son mi motor, y ahora que la pandemia lo ha hecho temblar todo, creo que el amor ha salvado más que nunca. Pero si con 20 años quería hacer una balada, solo me permitía hacer una en el disco, pero ahora si quiero hacer dos, las hago. El rock hasta hace no mucho estaba asociado más al “ey, nena”, y yo descubrí con Los Suaves que también se podía hablar de sentimientos, que no todo eran coches y chicas. Para mí ni la música es eso, ni lo es el rock. Prefiero mostrarme como soy, y no es que antes no lo fuese, pero como era más joven iba un poco mas con esa fama de durillo por la vida, pero en el fondo debajo de la cazadora de cuero de un rockero, siempre ha habido un corazón frágil.

¿Cree que es algo normal ir perdiendo 'dureza' con los años? 

Pues ahora me dicen que si hago rock de autor, que no lo he escuchado en la vida... [risas]. No sé, no llevo ni la bandera del rock, porque si la llevara, como hacíamos con La Fuga, me tendría que ceñir a lo que estoy vendiendo. Entonces he preferido no llevar banderas, y eso me permite hacer un blues, una canción arrancherada… Pero me he dado cuenta de que los grupos suelen llevar un corsé muy definido, y cuando algún miembro se va, se pasa a permitir más licencias porque solo depende de él, y no de ponerlo en común con tres personas más. Te ves libre. Pero, pese a eso, yo no me fui de la banda por un tema artístico, aunque amigos de toda la vida siempre me dijeron que sí que creían que yo me sentía encorsetado porque al final hacíamos nueve canciones a toda hostia y una balada. Siempre lo mismo. Y como compositor no hay nada más desmotivador que hacer lo mismo. Por eso hago un libro de fotos, luego otro de poesía… Me meto en percales para estar estimulado. Creo que si yo solo fuese un músico que toco, me daría más igual, pero es que soy el que compone, y para el compositor la gasolina es hacer discos diferentes… Y a eso hay que sumarle que la edad aplaca un poco el fuego que tienes dentro y que te vuelves más reposado.

Entonces, ¿siente que ahora experimenta más?

Los viajes influyen. He ido 12 veces a México, y sería antinatural que si a mí me sale el 'Vals del adiós' porque he oído mucha música mexicana, no me atreviese a hacerlo cuando es lo que me apetece. El público más talibán y más hooligan siempre te va a decir que hagas lo mismo todo el rato, pero es que soy tan egoísta que no hago canciones ni para mi discográfica, ni para mi público, las hago primeramente por mí... [risas]. Luego, si gustan, genial, pero si hiciera un disco que no me gustase, no lo haría, que bastante me cuesta conseguir diez canciones… Pero me he dado cuenta de que en solitario la gente experimenta más, y a la inversa es imposible: nunca he encontrado a nadie que haya dejado su grupo de rock de juventud y se haya puesto a tocar metal. Pero en esto incluyo hasta la apariencia, porque aunque la gente te asimile de una manera, tienes que hacer lo que quieras. Yo no me corto el pelo porque no me apetece, pero si me apeteciese me daría igual que la gente me dijese que no puedo cortármelo porque es una seña de identidad. Hay que ser uno mismo, no lo que quiera el público de ti, porque ni siquiera vas a poder complacer a todo el mundo, ya que ni siquiera todos piensan igual.

¿Alguna vez ha pensado que de tanto escribir se iba a quedar vacío? Se supone que cuando uno tiene una vida más estable, se va quedando sin historias que contar...

Vida estable no tienes nunca. El otro día leí a Manuel Jabois, periodista y amigo, que decía algo así como que en pareja no se está estable, que se está más estable soltero. Él lo decía mucho más bonito, pero me sentí identificado porque sí que creo que con el ritmo de vida que llevamos nunca te puedes dar por estable, porque la vida es para arriba y para abajo emocionalmente. Cuando tienes una pareja hay vida y hay amor, guerra y todo a la vez, eso es lo bonito de las relaciones también, que te hacen sentir vivo. De hecho, cuando una relación ya no te hace sentir vivo, es cuando hay que marcharse. Pero tengo esa sensación de vacío cuando termino un disco, o imagino que también la tenga cuando acabe este libro. Me quedo tan vacío que pienso en lo que voy a contar en el siguiente y no me sale, pero después de unos meses de nada, vuelven las canciones y los textos. Aún así, sí que he tenido la sensación de tener 14 discos y de decir: ¿luego qué? Pero todo sale porque siempre estamos muy activos, muy vivos, viajando y viviendo emociones muy intensas, y también tienes un bagaje personal de 40 años en el que puedes tirar de archivo emocional. Pasó con 'Verano del 95', que habla de la infancia y la juventud, y pasó con canciones como 'Como la luna', que me di cuenta cuando la escribí de que no era para mí, que era algo que le estaba pasando a un miembro de la banda. Siempre salen cosas…

No sé si la pandemia, o esta moda de los reencuentros, podrá hacer que se una con sus excompañeros de La Fuga para recordar viejos tiempos… 

Sí, parece que vuelven todos los grupos últimamente, y ojalá sirva para limar asperezas. Pero eso es imposible para mí, no nos llevamos nada bien y han seguido con el nombre del grupo. Si no lo hubiesen hecho igual sí que podríamos haber hecho algún concierto de aniversario, pero no ha sido así. Es muy difícil porque además hace tiempo decidí que solo me iba a subir al escenario con gente con la que después puedo tomar una copa… Tendrían que pasar muchas cosas muy sorprendentes, así que lo veo imposible, aunque no me guste la palabra.

Criarte en un pueblo como Reinosa te hace convivir con más armonía con gente diferente, en sitios más grandes es más sencillo que solo te acabes juntando con gente como tú

¿Hay canciones que tenga tachadas por considerar que ya no son apropiadas o que no le representan?

Un día me puse a repasar y, en general, no. Por decir alguna, quizá diría 'Pierdo verticalidad', que es muy adolescente y habla de ir borracho por las aceras, así que no me veo reflejado en eso ya, aunque de antes era mi día a día. Desde hace un tiempo me emborracho menos, y si me emborracho vuelvo a casa con dignidad... [risas]. Así que esa por ejemplo ya no me refleja, pero haciendo el ejercicio tampoco hay muchas canciones del pasado que hayan envejecido mal en el sentido de que no las sienta mías al cantarlas.

¿Los artistas deben ser ajenos a la política?

A mí me parece que cada uno tiene que hacer lo que quiera. Cuando hablamos de los artistas, a veces no somos conscientes de que cada uno tiene una personalidad aunque seamos un colectivo. Yo lo respeto cuando alguien se pronuncia, y me gustaría que se respetase más en general. En Estados Unidos los artistas hacen incluso campaña, y luego pasan las elecciones y a nadie le pasa factura porque hayan apoyado a uno u otro, y aquí si te pronuncias te hacen la cruz. Pero ahora pedir moderación parece hasta loco, y yo que soy una persona empática, no tengo nada que hacer. Nadie me motiva lo suficiente en este momento como para ir a votar, lo veo todo muy extremo… Los políticos han echado leña a una hoguera que no había, han hecho un poquito por crisparnos, estamos muy polarizados, y necesitamos lo contrario. Tengo amigos muy variopintos, con todo tipo de ideales políticos y religiosos, y eso creo que me lo ha dado criarme en un pueblo como Reinosa, donde en el bar te juntabas con el párroco, con el trabajador de la fábrica, con el policía… Y todos convivíamos en una armonía de la hostia. Pero en una comunidad pequeña es más fácil. En sitios más grandes creo que es más sencillo que solo te acabes juntando con gente como tú.

Siempre lleva con orgullo el ser cántabro. ¿Se siente patriota de su tierra?

Me define ser ciudadano de mi tierra y del mundo, algo que es totalmente compatible. Tengo un amigo de Bilbao que dice que los más nacionalistas somos los de Cantabria, que somos muy pesados [risas], pero creo que no es excluyente. Los cántabros somos muy de aquí, tenemos ese sentimiento de pertenencia y al ser una comunidad muy pequeña estamos todo el día con la palabra en la boca porque queremos darla a valer. Me ha pasado de ir a tocar a sitios del sur y que llamen a Cantabria Santander, que piensen que está en Castilla y León… Y a veces necesitamos decirlo hasta para ubicarla. Me gusta la gente que es muy de su tierra para defender su folclore, sus tradiciones, y que tenga mucho apego pero que a la vez sea muy de todo, que vaya a otros lugares y lo sepa valorar y saborear, que no solo sea la suya. No me gustan los nacionalismos excluyentes, porque me siento ciudadano del mundo. 

Kutxi Romero siempre me dice que somos unos desequilibrados intentando buscar el equilibrio que nunca vamos a encontrar

¿Algún día volverá a Reinosa a vivir?

Pues realmente vivo entre Madrid y Santander, aunque un poco más en Madrid. Antes era entre Reinosa y Madrid, pero ahora mi hija vive en Santander y me ha tocado venir más aquí. Me paso el día viajando y con la lengua fuera, pero la verdad es que no me da tiempo a echar de menos Cantabria, ni a echarla de más porque vengo cada 10 días… Igual que Madrid. Sé que es la única manera de tener lo mejor de cada sitio. Aún así, echo mucho de menos Reinosa. Kutxi Romero, de Marea, siempre me dice que somos unos desequilibrados intentando buscar el equilibrio que nunca vamos a encontrar, y así me siento, pero al menos tengo mi ración de Cantábrico cada poco tiempo, y mi ración de Madrid, donde tengo un círculo de familia y amigos increíble.

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