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Paro, precariedad y vivienda: ¿Por qué Cantabria tiene la tasa de emancipación juvenil más baja de España?

Un cartel indicando que se alquila piso.

Blanca Sáinz

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El informe del Observatorio de Emancipación de Cantabria del segundo semestre de 2020 es claro: solo el 12,2% de la población joven de la comunidad autónoma está emancipada, lo que supone la tasa más baja de España, donde la media está en el 15,4%. Las causas, como explica Kiara Brambilla, portavoz del Consejo de la Juventud, son “multifactoriales”, aunque hay uno que destaca especialmente: las condiciones laborales.

“Sin unas buenas condiciones nadie se puede permitir el acceso a un alquiler o a una compra, y menos aún con las condiciones tan exageradas que ponen para poder hacerlo. Lo que más preocupa a los jóvenes en este momento es subsistir”, relata Brambilla. Y es que el coronavirus también ha tenido consecuencias sobre la situación laboral de los menores de 35 años, tal y como argumenta la socióloga María Flamarique, quien participó en la realización del informe. Se ha decidido “pausar” la emancipación a la espera de tener mejores perspectivas.

No obstante, el aumento de la temporalidad en los trabajos (un 54,7% en la autonomía frente a un 52,1% en el país) y la precariedad general que sufre el país, no son los motivos que han llevado a Cantabria a colocarse como la última de la fila: “Destaca la sobrecualificación en los empleos, que en la comunidad es del 64,6%, mientras que la media nacional es del 41,8%. Esto quiere decir que hay muchísima competitividad y que en Cantabria hay mucha menos oferta para personas preparadas, así que a veces los puestos de trabajo los acaban asumiendo personas con mayor formación que la que se requiere”, explica Flamarique.

Por su parte, la portavoz del Consejo añade que el 54,7% de estos cántabros tiene contratos temporales, lo que sumado a la “excesiva” parcialidad, coloca a los jóvenes en una situación “imposible” para independizarse: “Si el salario neto son 960 euros y la renta media son 600, se nos está pidiendo que elijamos entre vivir fuera de casa o tener dinero para comer”, asevera Brambilla.

Asimismo, otra de las características que potencia el complicado acceso a la vivienda es “la problemática de los pisos turísticos”: “Hay muchísimos alquileres en los que solo te dejan vivir de septiembre a junio, porque en los meses de verano sacan más rédito económico... ¿Cómo se va a querer ir alguien a vivir fuera así?”, añade la portavoz. Sin embargo, y como apunta la socióloga, sí que existe cierto patrón de atracción de los más jóvenes hacia las ciudades, aunque eso también responde a una explicación: “Las ciudades concentran las oportunidades laborales, y los menores de 35 años buscan ese equilibrio entre trabajo y vivienda”, revela.

Como posibles soluciones, Kiara Brambilla considera que, al tratarse de un problema estructural, requiere de soluciones a corto, medio y largo plazo: “Lo primero es regular el mercado de los alquileres, y después ya vendrían las ayudas como la de los 250 euros anunciadas por el Gobierno de España. De nada sirve una ayuda si solo va a servir para subir el alquiler”, sentencia.

Por otro lado, algo especialmente llamativo es la evolución en las pautas culturales, ya que, mientras hace unos años eran las mujeres las que se emancipaban antes, ahora los hombres comienzan a acercarse a ese porcentaje: “Tradicionalmente ha sido así porque, según la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos, lo habitual es que una mujer joven tengan una pareja varón y de más edad, lo que termina haciendo que haya más mujeres emancipadas que hombres jóvenes, pero eso ya está cambiando”, insiste Flamarique.

Para terminar, la representante del Consejo de la Juventud de Cantabria destaca a los colectivos vulnerables dentro de la propia juventud, algo que continúa estando “muy invisibilizado”: “Al final, el colectivo LGTBIQ+, las mujeres, las personas racializadas... tienen un montón de problemas para acceder a la vivienda cuando les ven en las entrevistas o cuando leen su nombre. Ser joven y emanciparse es muy complicado, pero hay que recordar que hay personas jóvenes que todavía lo tienen más difícil”, concluye.

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